El baile de Cristina en la Casa Rosada al mismo instante en que la policía tucumana apaleaba a víctimas de saqueos también alteró los ánimos entre las organizaciones sociales kirchneristas, que tampoco ocultan su temor por más saqueos la semana próxima.
“Sabemos que hay sectores agitando el caos, pero el problema es que no tenemos con quien hablar. Y eso es lo más grave”, confió el referente de una de esas organizaciones, que suelen colorear la plaza de Mayo.
Se trata de los espacios que La Cámpora intentó unificar el año pasado en Unidos y Organizados y, como contó , fracasó estrepitosamente.
Además de ser incapaces de aglutinar a sus referentes, las repetidas ausencias de Cristina Kirchner les restaron capacidad de interlocución a Eduardo “Wado” De Pedro y Andrés Larroque.
Uno de los más preocupados por la revuelta policial es Emilio Pérsico, líder del Movimiento Evita. “Los sectores populares no estamos siendo parte del Gobierno”, se lo escuchó decir en varias reuniones de La Corriente, el espacio de dirigentes y organizaciones K integrado entre otros por Agustín Rossi, Carlos Tomada y Jorge Taiana.
La falta de interlocución les impide advertir sobre posibles saqueos la semana próxima. Aunque el gobierno ya está tomando recaudos, la logística y la inteligencia es clave en estos casos.
“Se están organizando saqueos en las localidades cercanas a la ruta 9, como San Pedro. La Corriente Clasista y Combativa planea rodear supermercados en el conurbano. Lo sabemos, pero no hay nadie en la Casa Rosada capaz de escucharnos”, explicó otro referente social activo en cada manifestación del Gobierno.
Una de las estrategias para desalentar los saqueos es prometer asistencia a sectores marginados tentados a participar. Para eso, es necesario un contacto fluido con el Gobierno.
Estas organizaciones supieron tener diálogo directo con Néstor Kirchner, quien participaba de muchos de sus actos. Con la Casa Rosada, el contacto fue siempre el secretario presidencial Oscar Parrilli.
Parrilli no tuvo una semana fácil. Organizó el acto de plaza de mayo del martes, en medio de los saqueos de todo el país. Y el gobernador de Chaco contó que terminó a las puteadas en su despacho por haber dicho que había funcionado mal el Tango 02.
La impotencia entre las organizaciones K creció cuando vieron al camporista y secretario de Justicia Julián Álvarez limitar las causas del conflicto a conspiradores de la oposición.
“Ellos jamás estuvieron del otro lado y no saben que cuando hay demandas pendientes, con 100 personas se puede empezar un caos interminable”, se indignan.
“Sabemos que hay sectores agitando el caos, pero el problema es que no tenemos con quien hablar. Y eso es lo más grave”, confió el referente de una de esas organizaciones, que suelen colorear la plaza de Mayo.
Se trata de los espacios que La Cámpora intentó unificar el año pasado en Unidos y Organizados y, como contó , fracasó estrepitosamente.
Además de ser incapaces de aglutinar a sus referentes, las repetidas ausencias de Cristina Kirchner les restaron capacidad de interlocución a Eduardo “Wado” De Pedro y Andrés Larroque.
Uno de los más preocupados por la revuelta policial es Emilio Pérsico, líder del Movimiento Evita. “Los sectores populares no estamos siendo parte del Gobierno”, se lo escuchó decir en varias reuniones de La Corriente, el espacio de dirigentes y organizaciones K integrado entre otros por Agustín Rossi, Carlos Tomada y Jorge Taiana.
La falta de interlocución les impide advertir sobre posibles saqueos la semana próxima. Aunque el gobierno ya está tomando recaudos, la logística y la inteligencia es clave en estos casos.
“Se están organizando saqueos en las localidades cercanas a la ruta 9, como San Pedro. La Corriente Clasista y Combativa planea rodear supermercados en el conurbano. Lo sabemos, pero no hay nadie en la Casa Rosada capaz de escucharnos”, explicó otro referente social activo en cada manifestación del Gobierno.
Una de las estrategias para desalentar los saqueos es prometer asistencia a sectores marginados tentados a participar. Para eso, es necesario un contacto fluido con el Gobierno.
Estas organizaciones supieron tener diálogo directo con Néstor Kirchner, quien participaba de muchos de sus actos. Con la Casa Rosada, el contacto fue siempre el secretario presidencial Oscar Parrilli.
Parrilli no tuvo una semana fácil. Organizó el acto de plaza de mayo del martes, en medio de los saqueos de todo el país. Y el gobernador de Chaco contó que terminó a las puteadas en su despacho por haber dicho que había funcionado mal el Tango 02.
La impotencia entre las organizaciones K creció cuando vieron al camporista y secretario de Justicia Julián Álvarez limitar las causas del conflicto a conspiradores de la oposición.
“Ellos jamás estuvieron del otro lado y no saben que cuando hay demandas pendientes, con 100 personas se puede empezar un caos interminable”, se indignan.
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