Rubén Weinsteiner para EL PAíS
Uno de los cortes más visibles entre la Web 1.0 y la Web 2.0, tiene que ver con el corrimiento del paradigma que popularizó en los 90, Andy Grove de Intel, según el cual “solo los paranoicos sobreviven”, a favor de otro que plantea que solo los pronoicos tienen éxito.
En la Web 2.0 y mucho más en la 3.0, el concepto de pronoia, está adquiriendo un status epistemológico, que intenta conceptualizar que es más fácil prosperar, si se establecen relaciones de complementariedad, generosidad y colaboración reciprocas. El Darwinismo 3.0 instala el otro lado de la paranoia en el debate, la idea que los otros no están para destruirnos, sino para hacer cosas que nos pueden servir y ayudar a potenciar nuestros desarrollos.
La adaptación al mundo 3.0 está representada por la generosidad, la confianza en que el otro puede articular con nosotros y la especialización en nichos cada vez más y mejor definidos para construir complementariedades. La posibilidad de comunicarse con millones de personas en tiempo real, y el aumento exponencial de los flujos de información, imponen la segmentación profesional y la especialización.
La Web social no está para hacer amistades, como se plantea desde algunas revistas de sala de espera de médicos. Yo no espero de los amigos de Facebook que vengan a mi casa para mi cumpleaños, ni que me ofrezcan el auto cuando el mío entra al taller. Espero interacción, cambiar información, que me digan que hacen, que saben, que ideas tienen y ver en que podemos sinergizar y articular para construir valor económico, cultural, espiritual etc.
Más que cuantos amigos o seguidores, importa quienes son los amigos, como interactuamos y cuanto valor creamos, cuanto más compartimos más poder tenemos
La revolución industrial impulsó a través de la división del trabajo, la especialización y la complementariedad, de manera vertical. La revolución comunicacional horizontalizó la especialización, cada vez más específica y competitiva, y la construcción y organización de nuevos formatos de cadenas de valor.
Las cadenas de valor se entrecruzan y el que organiza la cadena A puede ser un engranaje importante en la cadena B y uno menor en la C.
La interpretación 1.0 más que de Darwin, del Darwinismo apunta a que la supervivencia se sostiene en la paranoia, esta fundamentación específica del discurso, sigue vigente en la interacción social en el mundo real. La interpretación 3.0, apunta a que quizás los paranoicos sobrevivan, pero los pronoicos alcanzarán el éxito.
En la Web 3.0 vemos que lo que es bueno para nosotros también puede ser bueno para los otros, ya no hay suma cero, como en el poker, donde lo que gana uno lo perdió otro. Pero esto no nace con la Web 3.0, la matriz funcional ya funciona y se verifica como eficaz en el mundo real también.
En Gran Bretaña la sangre se dona, y el que dona se siente bien por haber donado. Nunca falta sangre y la calidad de la sangre es alta, porque la donan las personas más sanas. En EE.UU. pasa lo contrario, se le paga a la gente para que done sangre, y de este hecho se derivan dos grandes problemas: la calidad de la sangre es mala porque la donan por plata gente con mala alimentación, vida desordenada y que sufre enfermedades, y por el otro lado nunca hay suficiente sangre.
En la Web 3.0 los paranoicos no solo no la pasan bien, sino que además no son exitosos, porque el capital
relacional, bien estratégico fundamental en la Web social, no se sostiene siendo paranoicos, sino modificando el paradigma de la competencia y la paranoia por el de la complementariedad y la pronoia.
Rubén Weinsteiner
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