En un intento por “marcarle la cancha” a los postulantes que abundan en el massismo, y al propio Sergio Massa, el diputado Alberto Roberti se despachó con unas declaraciones altisonantes respecto de los deberes del líder del Frente Renovador a la hora de seleccionar candidatos para llegar a la Gobernación en 2015. “Massa no lo puede resolver a dedo, lo que sería un error histórico porque él es precandidato a presidente y tiene que abrazar a todos”, dijo, luego de anotar a su esposa, la diputada provincial Mónica López, en la carrera que ya tiene incorporados a Darío Giustozzi, a Gustavo Posse y a Joaquín De la Torre.
“Nosotros estamos en Unión Popular dentro del Frente Renovador y somos partido cabecera del Frente Renovador y su presidenta es Mónica López y ella es una de las dirigentes que junto con otros tiene intenciones de disputar las alas de la gobernación”, dijo, en declaraciones que publica Política del Sur.
Los dichos de Roberti no cayeron bien en el seno del Frente Renovador. Un massista de primera hora no se anduvo con vueltas para calificar la actitud del tándem López-Roberti: “Están en la cola, primero tienen que demostrar estabilidad dentro de este espacio”, dijo a INFOCIELO, aludiendo a su reciente incorporación al armado. Además, recordó los malos términos en los que se produjeron las fugas del matrimonio, primero del denarvaísmo y de la malograda idea de “confluir” con el sciolismo.
Las referencias en ese sentido abundan. Hace una semana, en una dura carta abierta dirigida a Daniel Scioli, Roberti, vicepresidente del bloque Frente Renovador en Diputados, acusó al Gobernador de “esconderse como todos los veranos en el Virreinato de Mar del Plata”, además de achacarle “no ser bonaerense y no querer a la provincia”.
La franca oposición de Roberti para con Scioli, por no decir su encono casi personal, incluye en su derrotero una denuncia penal contra el Gobernador a raíz del “estado bochornoso” de la Autopista La Plata Buenos Aires, que, aunque es de larga data, lejos está de ser eterno.
En 2012, cuando la estrella de De Narváez, su primer “socio” político, se extinguía, Roberti, junto a su esposa Mónica López, deshojaba la margarita entre el ex motonauta y el intendente de Tigre, Sergio Massa, y aseguraba que con Scioli la idea era “confluir”.
“Scioli necesita de todo el peronismo para llegar a la presidencia de la Nación. Tiene posibilidades, los números reflejan que es una persona bien vista por la sociedad; de manera tal que necesita de todo el peronismo”, evaluaba por entonces la dupla avellanedense.
Tampoco fue demasiado grato con su ex socio político, Francisco De Narváez, de cuya mano llegó a la Cámara Baja en 2011. “en lo que hace a la provincia, el liderazgo de De Narváez es nuestro faro de penetración ante la sociedad”, decía, recién asumido e imbuido por un romanticismo que lo acercaba a la poesía.
Pocos meses después, ya anidado en la matriz massista, achacaba al Colorado una posición ambivalente en su función legislativa: “Cuando hay que votar, diputados en teoría opositores como De Narváez se escapan a los programas de televisión” disparaba.
“Nosotros estamos en Unión Popular dentro del Frente Renovador y somos partido cabecera del Frente Renovador y su presidenta es Mónica López y ella es una de las dirigentes que junto con otros tiene intenciones de disputar las alas de la gobernación”, dijo, en declaraciones que publica Política del Sur.
Los dichos de Roberti no cayeron bien en el seno del Frente Renovador. Un massista de primera hora no se anduvo con vueltas para calificar la actitud del tándem López-Roberti: “Están en la cola, primero tienen que demostrar estabilidad dentro de este espacio”, dijo a INFOCIELO, aludiendo a su reciente incorporación al armado. Además, recordó los malos términos en los que se produjeron las fugas del matrimonio, primero del denarvaísmo y de la malograda idea de “confluir” con el sciolismo.
Las referencias en ese sentido abundan. Hace una semana, en una dura carta abierta dirigida a Daniel Scioli, Roberti, vicepresidente del bloque Frente Renovador en Diputados, acusó al Gobernador de “esconderse como todos los veranos en el Virreinato de Mar del Plata”, además de achacarle “no ser bonaerense y no querer a la provincia”.
La franca oposición de Roberti para con Scioli, por no decir su encono casi personal, incluye en su derrotero una denuncia penal contra el Gobernador a raíz del “estado bochornoso” de la Autopista La Plata Buenos Aires, que, aunque es de larga data, lejos está de ser eterno.
En 2012, cuando la estrella de De Narváez, su primer “socio” político, se extinguía, Roberti, junto a su esposa Mónica López, deshojaba la margarita entre el ex motonauta y el intendente de Tigre, Sergio Massa, y aseguraba que con Scioli la idea era “confluir”.
“Scioli necesita de todo el peronismo para llegar a la presidencia de la Nación. Tiene posibilidades, los números reflejan que es una persona bien vista por la sociedad; de manera tal que necesita de todo el peronismo”, evaluaba por entonces la dupla avellanedense.
Tampoco fue demasiado grato con su ex socio político, Francisco De Narváez, de cuya mano llegó a la Cámara Baja en 2011. “en lo que hace a la provincia, el liderazgo de De Narváez es nuestro faro de penetración ante la sociedad”, decía, recién asumido e imbuido por un romanticismo que lo acercaba a la poesía.
Pocos meses después, ya anidado en la matriz massista, achacaba al Colorado una posición ambivalente en su función legislativa: “Cuando hay que votar, diputados en teoría opositores como De Narváez se escapan a los programas de televisión” disparaba.
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