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domingo, febrero 21, 2016
Twitter: Guía del tweet imperfecto
Leemos en http://benditosocialmedia.com
miguelangeltoribio
Creo que a esta alturas de la vida todos sabemos como publicar un buen tuit, los factores a tener en cuenta, que incluir y lo que no.
Ahora bien, ¿sabes por qué unos tweets funcionan, y otros no?
Exacto. Aquellos que no consiguen retuits, favoritos, respuestas, es porque algo se está haciendo mal.
¿Qué puede estar fallando?
¿El contenido es malo? ¿aburre a las ovejas?
Parece que no hay una respuesta clara, por eso me animé a escribir este post.
Hoy quiero mostrarte las pautas a seguir para publicar el tweet imperfecto. Si, has leído bien. Imperfecto.
Te voy a dar una serie de consejos que debes evitar a toda costa, si quieres que tu cuenta de Twitter se consolide poco a poco y puedas hacerte un huequecito en esta red social.
Allá vamos.
Faltas de ortografía
Creo que es lo peor que puedes encontrarte en un tuit, puedo entender que se nos pasen las tildes, alguna coma, pero faltas de ortografía, de esas que hacen daño a la vista, como por ejemplo esta:
Las faltas de ortografía es un síntoma de dejadez y falta de atención, sobretodo si se tratan de personajes públicos, puesto que muchos de ellos cuentan (o podrían contar) con los servicios de un Community Manager que les evitara pasar por este mal trago.
Si quieres hacer antibranding y dañar tu imagen como profesional, las faltas de ortografía ayudan mucho.
No usar hastags.
El hastag es como una palabra o frases con palabras claves. Si a la hora de escribir un post, incluyes palabras clave en tu artículo, en Twitter debes hacer exactamente lo mismo.
Si no incluyes hastags, probablemente tu tweet se pierda entre la inmensidad que se envían cada segundo. Además, si quieres formar parte de una conversación, es importante utilizar uno o varios hastags para que puedas tomar parte de esa conversación y otros usuarios puedan interactuar contigo.
En esta imagen te muestro como no redactar un tuit, en mi caso promocionando un post. Podría haber incluido la keyword Facebook como hastag, e incluso añadir alguno más, como #socialmedia o #marketingdigital.
No incluir imágenes.
Según un estudiado realizado por Buffer, los tuits que incluyen imágenes reciben un 150% más de retuits. Sólo por el mero hecho de recurrir a un elemento atractivo (como puede ser una foto), las posibilidades de interacción aumentan en gran medida.
Imagina que estás pasando revisando los tweets de las últimas dos horas, si te fijas, aquellos que captan más tu atención son los que llevan una imagen.
Un tuit sin imágenes es aburrido, monótono y pasa desapercibido.
Del mismo modo que te comentaba en mi último post sobre Instagram, no hay que abusar de los hastag. Incluir 3 por tuit como máximo.
No incluir enlace acortado.
Cuando publicas un tweet tienes que ajustarte a 140 caracteres. Ni uno más. Si incluyes una url sin acortar, puedes agotar todo ese espacio, y estarías dejando de utilizar mucha información importante, como puede ser un titular con gancho, hastags, emojis.
Además, cuando utilizas un acortador de url, obtienes una analítica bastante interesante sobre el número de clicks en en ese enlace, en otros que ya compartiste, donde se compartieron, día y hora.
Yo soy muy fan de bit.ly, pero hay también otras opciones bastante buenas, con resultados muy similares.
No optimizar el tamaño de tus tuits.
Si lo que buscas es interacción en tu cuenta tienes que asegurarte que tus tweets no sean demasiado largos y así evitas que otros tuiteros tengan que editarlos antes de volver a publicarlos. Según un estudio reciente, entre 70 y 100 caracteres es la extensión óptima.
No usar emojis.
Los emojis son una pieza clave en tu estrategia de contenido, incluso en Twitter. Los tuits que incluyes emojis reciben un 60% más de retuits. No obstante, ese pequeño dibujo añade un toque de color (como diría Llongueras) a un texto de 14o caracteres, humaniza tu marca y resalta tu contenido, lo hace visualmente más atractivo, evitando que pase desapercibido entre miles de tweets.
Tuitear a lo loco.
Si sólo tienes unos minutos al día para enviar un tuit, asegúrate que antes has leído, analizado y contrastado ese tweet. Mejor dedicar algo de tu tiempo durante el fin de semana para programar tuits (si durante la semana no tienes tiempo) y que antes hayan pasado por tu filtro personal.
Existen herramientas muy útiles para programar publicaciones, como pueden ser Buffer, Hootsuite o Everypost. Todas ellas cuentan con una versión free bastante competente.
No publiques por el mero hecho de generar actividad en tu cuenta, esa es una actitud un poco spammer. Tampoco te dejes llevar por un título seductor, mejor leer todo el post completo, y si lo crees oportuno, retuitea.
Compartir sólo artículos propios.
A la hora de hacer branding, es importante publicar artículos propios. Si quieres posicionarte como experto en tu nicho, debes trabajar para crear tu propio contenido, útil, relevante, que resuelva dudas y plantee soluciones ante problemas que afrontamos todos.
Tienes que ir un poco más allá, dejar de lado tu ego, y compartir también el contenido de terceros.
Si sólo publicas contenido propio estás olvidando publicaciones interesantes que enriquezcan tu comunidad, aporten valor y generen más engagement.
Si tuiteas, retuiteas publicaciones de otros, lo más probable es que ellos hagan lo mismo con tu contenido, fomentando así una relación de “win-win”, donde todos ganan (especialmente tus seguidores) y el impacto de ese contenido se duplica.
No añadir “extras” a tus tweets.
Según un estudio reciente publicado por Twitter, añadir información o contenido extra te va a permitir lograr un mayor número de retweets. Cuando hablo de extra me refiero a un hastag, una cita, cifras, fotos, emojis, e incluso, una sesión en directo vía Periscope.
No tuitear sobre trending topics.
Twitter es una red social que se vive al minuto, y debes estar al tanto de lo que ocurre, puesto que en muchas ocasiones pueden surgir trending topics que estén ligados a tu sector, negocio, público objetivo, y tu obligación es actuar en consecuencia (tuiteando, claro), como en este caso;
No crear (y usar) tu propio hastag.
Una herramienta muy potente de branding y marcar personal es crear tu propio hastag. No tiene por qué ser el nombre de tu marca, producto o servicio, sino que también puede ser un claim (o lema), algo que evoque o despierte ciertas emociones en tu cliente potencial.
No disfrutar de tus tweets.
Lo importante no es el camino, sino lo que disfrutas durante este.
Ahora si me pongo en plan zen-filosófico. Si ves esto de tuitear todos los días como una obligación, como algo aburrido y lineal, entonces mejor borra tu cuenta y dedícate a otra cosa.
No, espera, para crear un tweet imperfecto es necesario aburrirse muy mucho, así publicarás contenido pésimo, retuitearás (vaya trabalenguas) contenido pésimo, y así sucesivamente.
Hasta aquí llega el post de hoy. Espero que hayas disfrutado leyéndolo tanto como yo escribiéndolo.
¿Algún otro tuit imperfecto que debería incluir? Déjame un comentario con tu consejo.
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