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lunes, noviembre 05, 2007

Las relaciones China-Japón, algo mejor

Las relaciones geopolíticas entre Japón y China están atravesando un período de mejora general, acompañado por una ligera moderación de algunas de sus divergencias históricas. Sin embargo, no disminuye la atmósfera de nerviosismo y desconfianza que ha caracterizado siempre las relaciones entre los dos países, agudizada ahora por la la difícil reestructuración del cuadro de seguridad asiática, por la crisis política interna japonesa y por la imparable ascensión china en la región.


Los conflictos internos entre ambos países

Desde el punto de vista de la política interna, China y Japón se encuentran en un momento de distensión política y de declaraciones de amistad. Los dos últimos años han constituido un auténtico punto de inflexión en las relaciones diplomáticas entre Pekín y Tokio, marcado por el desarrollo de dos encuentros diplomáticos simbólicos, aunque muy importantes: el primero de ellos tuvo lugar durante la visita del ex Primer Ministro japonés Shinzo Abe a China, y el segundo durante la visita a Tokio del ministro de Defensa chino, un acontecimiento que no se repetía desde hacía nueve años. En ambas ocasiones, los dos países expresaron su voluntad conjunta de retomar las relaciones bilaterales, enfatizando esta nueva línea común con acciones de gran impacto mediático, como la comparecencia de ambos líderes a un partido juvenil de baseball que fue retransmitido por las televisiones internacionales.

Las relaciones diplomáticas chino-japonesas se retomaron en 1972, aunque los conflictos internos han impedido que terminen de normalizarse. Además, estas relaciones se han visto siempre obstaculizadas por desavenencias políticas, disputas territoriales y rencores históricos sin resolver. Entre todos los problemas que desde hace décadas dividen a ambos países, destaca la reconstrucción de la verdad histórica, algo que, aunque parezca sorprendente, en más de una ocasión ha provocado desencuentros e incidentes diplomáticos entre ambos países. En este sentido, China y Japón se muestran inflexibles a la hora de imponer su propia versión del pasado. De hecho, desde la segunda posguerra Asia no ha sido capaz de tomar verdadera conciencia de su pasado, ni mucho menos de acompañar esta toma de conciencia de acciones políticas. Durante todos estos años, el resentimiento ha prevalecido por encima de la reconciliación. En este contexto se enmarca la iniciativa de crear un Comité formado por más de veinte expertos chinos y japoneses, que durante el año 2008 deberá realizar una revisión de los principales acontecimientos históricos ocurridos en los últimos dos mil años. Aunque se trata de una iniciativa importante ya que el Comité se encargará de elaborar la historia que estudiarán las nuevas generaciones, no es probable que sirva para que se superen las rencillas y los rencores seculares: será necesario que transcurra aún mucho tiempo para la población pueda aceptar de forma sincera su propio pasado y asumir sus propias responsabilidades históricas. Esta lentitud asiática a la hora de asumir la propia historia se debe en buena medida a la arraigada tradición de transmisión oral.

Desde el punto de vista de las relaciones económicas entre los dos países y según apuntan algunos marcadores objetivos, la situación es prometedora. Los intercambios aumentan constantemente, siendo China el primer socio comercial de Japón y viceversa. Todo parece indicar que existe una “alianza” comercial muy estable marcada por la dependencia de Japón del inmenso mercado chino y por la necesidad de Pekín de las inversiones extranjeras y de las instalaciones ecológicas que Tokio le proporciona. Sin embargo, la situación interna japonesa no termina de arrancar, y ello a pesar de que desde la segunda guerra mundial ha tenido lugar un crecimiento económico ininterrumpido. Pese a que los informes del Gobierno muestran a un Japón que se encuentra en constante crecimiento, queda ya muy lejos la etapa del famoso boom Izanagi que llevó al país a convertirse, en tan sólo cinco años, en la segunda potencia económica del mundo. En cualquier caso, la tasa de crecimiento del PIB en Japón es bastante alentadora. Entre 1965 y 1970, la tasa de crecimiento fue del 11,5%, un dato que hace palidecer incluso a las cifras actuales del crecimiento chino. Japón ve con recelo y desconfianza el crecimiento económico y político constante de su vecino chino, que no hace más que erosionar su propia posición dentro el contexto asiático. Por otra parte, China ha sufrido un súbito recalentamiento de su economía y necesita urgentemente solucionar su inadecuada política monetaria. Debe afrontar además las críticas de la UE por mantener artificialmente bajo el valor de cambio de su moneda (asegurándose falsas ventajas en el comercio). Japón, a pesar de haber utilizado en el pasado decenio la misma estrategia monetaria, no desperdicia la ocasión de unirse a las críticas y llamar al orden a China, alimentando de esta forma la discordia entre los dos países.
La presencia de Estados Unidos en la zona: ¿intrusos o aliados?

Desde el punto de vista de las relaciones exteriores, un mes después de la elección de Yasuo Fukuda como nuevo Primer Ministro del Partido Liberal-Democrático en sustitución de Shinzu Abe, Japón se presenta como un país dinámico y deseoso de cambiar su imagen en la escena mundial. Al margen de los escándalos que caracterizaron el breve y caótico gobierno de Abe, el nuevo Japón mira al futuro, buscando por un lado reforzar las relaciones bilaterales con su tradicional aliado americano, y por otro esforzándose por conseguir unas relaciones cordiales con China. Tras la declaración de paz entre las dos Coreas y el desmantelamiento de todos los arsenales atómicosde Pyongyang, Fukuda se muestra partidario a una mayor apertura hacia Corea del Norte.

China, por su parte, no vacila en demostrar su deseo de lograr un papel de mayor relevancia a nivel internacional. Para ello no duda en defenderse con todos los medios diplomáticos a su alcance. En estas últimas semanas ha surgido una polémica con Estados Unidos, causada por el encuentro entre el presidente Bush y el Dalai Lama, líder del pueblo tibetano y Premio Nobel de la paz, que fue premiado por el presidente americano con la medalla de oro del Congreso, máximo reconocimiento civil norteamericano. Pekín intenta evitar por todos los medios que otras potencias se inmiscuyan en lo que considera “asuntos internos” dentro de su área de influencia, en este caso el Tíbet. Además, utiliza su peso geopolítico para adoptar posturas tendentes a desestabilizar el orden internacional: como consecuencia de ello, en esta semana el Imperio del Sol Naciente ha convocado al embajador americano en Pekín y se ha retirado de una cumbre internacional centrada en la crisis iraní. Tal vez no son más que acciones simbólicas, pero pueden desencadenar consecuencias concretas. La presencia americana en la región choca con la actitud china en política exterior, que se radicaliza en cuanto ésta siente que hay intrusos en su propio “jardín”. Tal y como está sucediendo en los últimos días, Pekín no duda en utilizar su gran poder para amenazar o tomar posiciones en sus relaciones con Estados Unidos, fácilmente considerados como “intrusos” en la región. Los americanos tienen en Tokio a un gran aliado, tanto por la cantidad de intercambios comerciales como por su función de muro de contención frente a China. En relación a este propósito, se ha hablado de la hipótesis de un eje 'antichino' que incluiría no sólo a Estados Unidos y a Japón, sino también a India y a Australia. Sin embargo, aunque la utilidad de la cercanía americana pueda ser reconocida en Japón, esta alianza no estará libre de problemas: la política interna japonesa se ha visto puesta recientemente a prueba por el apoyo a las tropas norteamericanas en Afganistán, en la misión en el Océano Índico. La ley, relativa al apoyo a Estados Unidos y que caducará a finales de octubre, ya ha provocado tensiones entre el gobierno y la oposición; la oposición, que ha visto cómo aumentaba su poder tras su victoria en las elecciones del pasado julio, dados los precedentes y la actual fragilidad del gobierno japonés, podría aprovecharse de la situación y reclamar el fin anticipado de la actual legislatura.

Finalmente, ambos países forman parte del plan de desarme nuclear de Corea del Norte, aunque también en este punto existen importantes divergencias en sus posiciones: Estados Unidos y Japón se niegan a conceder a Corea del Norte el permiso para poner en marcha un plan de desarrollo de energía atómica, mientras que China (junto a Corea del Sur y Rusia) aboga por la concesión de esta posibilidad bajo estrechos controles internacionales. China criticó a su aliado tras las pruebas nucleares efectuadas por Pyongyang el 9 de octubre de 2006, solicitando al gobierno que suspendiera permanentemente los programas nucleares. Más allá de los diferentes puntos de vista, este acuerdo rediseña el orden geopolítico en las relaciones asiáticas, abre nuevos márgenes de iniciativa para las potencias de la región y, sobre todo, invita a la cautela, dada la poca fiabilidad de los países en cuestión y las numerosas promesas incumplidas en el pasado.
Conclusiones

La impresión general es que realmente se está produciendo un acercamiento entre China y Japón, aunque con un cierto matiz artificioso, forzado y prefabricado. Se puede organizar un Comité histórico ad hoc, se puede alcanzar la cordialidad diplomática gracias al esfuerzo conjunto de ambos países e incluso se puede crear una sólida relación. Pero para ello se necesita sobre todo la confianza de los dos países, cosa que ni China ni Japón parecen estar dispuestos a proporcionar. Es cierto que China quiere asegurarse la hegemonía en la región, eliminando a sus eventuales adversarios para convertirlos en simples “vecinos”; para ello es necesaria la buena voluntad de Fukuda, porque mientras Japón se mantenga sólidamente unido a Washington en contra de China, las posibilidades de ésta se reducen de manera considerable. Del mismo modo, más allá de un punto de vista económico, es realmente interesante para todas las partes que las relaciones diplomáticas, políticas y económicas aumenten ya que Pekín representa una gran oportunidad para Tokio y para sus empresas nacionales, gracias a su papel relevante en los intercambios internacionales y a sus continuas inversiones.

domingo, octubre 14, 2007

China pide a los bancos que aumenten sus reservas

China ordenó a los bancos que dejen en reserva más dinero, por octava vez en lo que va del 2007 para enfriar las especulaciones en las acciones y bienes inmuebles y poner un freno a la inflación más rápida en 10 años.

Los prestadores deben retener el 13 por ciento de los depósitos como reservas desde el 25 de octubre, arriba del 12,5 %, informó hoy el Banco del Pueblo de China en su sitio web. El porcentaje requerido es el más alto en casi una década.

Un informe gubernamental podría mostrar la semana próxima que los siete incrementos en el encaje monetario y los cinco aumentos de la tasa de interés efectuados este año fallaron probablemente en frenar la economía que se expande a más del 11 % por un tercer cuarto. El aumento de las exportaciones ha inflado a la moneda de la economía de crecimiento más rápido del mundo, reavivando la inflación y alimentando un boom en las acciones y bienes inmuebles.

“Están claramente preocupados en primer lugar por la inflación, porque se realmente se salió de control durante el verano”, dijo Dariusz Kowalczyk, estratega jefe de inversiones en CFC Seymour Ltd. en Hong Kong. La inflación “crea burbujas de activos porque cuando la inflación es alta, no parece tener sentido para las personas ahorrar dinero –ellas preferirían invertir en bienes inmuebles o en el mercado accionario”.

Los precios del consumidor en China aumentaron un 6,5 % en agosto en comparación con el año anterior, el salto más alto desde diciembre de 1996. La tasa rompió el objetivo del gobierno de un 3 por ciento anual por un cuarto mes consecutivo, mientras los precios de los alimentos se dispararon. La inflación fue uno de los factores en las protestas que llevaron a la masacre de la Plaza de Tiananmen en 1989.

El superávit del comercio chino subió un 56 % de modo repentino, informó la oficina de Aduanas ayer, registrándose en 185.650 millones de dólares para los primeros nueve meses del año, más que los 177.500 millones de todo el año pasado.

Oferta monetaria

La oferta monetaria está aumentando porque el gobierno quiere mantener bajo el yuan, forzando al banco central a vender la moneda e inyectar efectivo en el sistema bancario. Alguna parte de ese dinero está encontrando su camino en las acciones, presionando la marca del índice CSI 300 arriba del 181 por ciento este año. La oferta monetaria aumentó un 18,5 % en septiembre.

La economía, la cuarta más grande del mundo, probablemente creció un 11,5 % en el tercer cuarto del año, según anunciará posiblemente el gobierno la semana próxima, de acuerdo a la media estimada a partir de entrevistas a 14 economistas de parte de Bloomberg. La fecha para la publicación del informe del PBI aún no ha sido establecida.

Expectativas de inflación

“La inflación es una prioridad para los hacedores de política porque en China, no es sólo un problema económico, sino también un riesgo político”, dijo Chris Leung, economista senior en el DBS Bank Ltd. en Hong Kong. “El gobierno chino quiere una ‘sociedad armónica’, pero, ¿cómo se puede tener una con los precios en aumento?”

La inflación está aumentando el riesgo de descontento social al tiempo que el Partido Comunista se prepara para su 17º Congreso Nacional, una reunión que comienza el 15 de octubre y que decidirá cambios en el liderazgo.

China ha tomado otras medidas para combatir el aumento de precios.

Todos los precios regulados por el Estado han sido congelados hasta fin de año, y el ejecutivo ha aumentado la oferta de granos, vegetales y cerdos y ha actuado enérgicamente contra los aumentos colusorios de precio. El banco central ha vendido dinero para absorber moneda del sistema financiero.

La tasa de cambio

China ha resistido los pedidos de EEUU y Europa para que permita a su moneda fortalecerse a un paso más acelerado, el cual podría hacer las importaciones menos caras y aliviar la presión sobre sus precios domésticos, así como a ayudar a frenar el superávit comercial en aumento.

El yuan ha ganado alrededor de un 10 por ciento hasta 7,51 contra el dólar desde diera fin a una tasa de cambio fija en julio de 2005.

“A no ser que los chinos permitan que aumente la tasa de cambio, me preocupa la estabilidad del sistema económico”, dijo el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, en un discurso en Londres el 2 de octubre. “La tasa de cambio creará más problemas económicos de los que conocen”.

El gobierno será forzado a realizar mayores aumentos de la tasa de reserva (o encaje monetario) pronto, de acuerdo a Kowalczyk de CFC Seymour Ltd.

“El impacto será insignificante”, dijo, “Cuando se mira a cuánto es quitado del mercado monetario, en términos de yuans, no es suficiente para neutralizar el impacto de mantener la tasa de cambio”.

viernes, octubre 12, 2007

El superávit comercial chino sigue creciendo a un ritmo arrollador


Las exportaciones de los primeros nueve meses del año están cerca del billón de dólares (un millón de millones). A su vez, la maquinaria exportadora china parece no verse perjudicada por los múltiples retiros del mercado.


Pese a la avalancha de retiros del mercado de productos chinos este año y del creciente escrutinio a la calidad y seguridad de los mismos, el boom exportador de China sigue acelerándose, según las estadísticas comerciales difundidas hoy.

El gigante asiático exportó bienes por 878.000 millones de dólares durante los primeros nueve meses de 2007, un 27% por encima del récord de embarques del mismo período del año pasado.

Los analistas dicen que las preocupaciones globales sobre el alimento balanceado contaminado, los productos marinos en mal estado y los juguetes y dentífricos tóxicos son suficientes para obstaculizar el poderío de la maquinaria exportadora china, que rápidamente ha dominado el comercio global electrónico y textil.

Dong Tao, economista de Credit Suisse, dice que "40 millones de juguetes retirados de las góndolas pueden ser un problema para docenas de fabricantes en la provincia china de Dongguan". Sin embargo, “eso no es nada para el millón de millones de dólares anuales que exporta China”.

El superávit comercial chino entre enero y septiembre saltó hasta los 187.000 millones, y gran parte de las ventas se realizaron a Estados Unidos y la Unión Europea (UE), mercados inundados por los bienes chinos.

El saldo comercial positivo de septiembre fue de 23.910 millones de dólares (superior al esperado de 22.000 millones), monto que se ubica en el cuarto puesto del ranking. Sin embargo, cayó casi un 5% con respecto a la cifra de agosto, aunque está un 56% por encima del saldo favorable de septiembre de 2006.

El ritmo arrollador de los envíos chinos parece imparable, sobre todo cuando se observa que incluso en categorías en las que China ha sufrido grandes golpes, como los retiros del mercado de alimentos y juguetes, éstos se incrementaron bruscamente, según los daros aportados por el Atlas Comercial Global (WTA, por sus siglas en inglés).

Las ventas a Estados Unidos de alimentos y productos agrícolas aumentaron un 27% con respecto a agosto, alcanzando los 2.700 millones de dólares.

Los envíos totales de juguetes chinos crecieron un 18% hasta los 16.000 millones de dólares, a pesar del retiro masivo de las góndolas por parte de la multinacional Mattel que sufrieron los juguetes con exceso de plomo en su pintura.

Los datos comerciales, no obstante, ofrecieron cierta evidencia de las preocupaciones por la seguridad de los productos, particularmente en pequeñas categorías alimenticias.

Por ejemplo, las exportaciones chinas de anguila al país norteamericano cayeron un 94%, luego de que la Administración estadounidense de Alimentos y Drogas bloqueara la internación de ciertos tipos de productos marinos, incluyendo anguilas y camarones, por el temor a la utilización excesiva de antibióticos o químicos veterinarios prohibidos.

Japón, un gran importador de productos marinos chinos, también se sumo a la cruzada y canceló cuantiosas órdenes de anguilas chinas, según explicaron productores del gigante asiático. Así, las importaciones japonesas de anguila durante los primeros ocho meses cayeron casi un 42% interanual hasta los 59 millones de dólares.

Sin embargo, la mayoría de las compañías con base en China aseguran que los pedidos que reciben no están siendo cancelados. Pero para resguardarse de un eventual retiro del mercado por inseguridad en los productos, alrededor del 60% de las empresas que respondieron una reciente encuesta afirmaron que estaban invirtiendo fuertemente en nuevos sistemas de control de calidad, según aseveró Global Sources, una firma con base en Hong-Kong que ayuda a los proveedores a encontrar mercados.

"Como cada vez más compañías estadounidenses están entendiendo su responsabilidad, invierten o requiere que sus proveedores inviertan en control de calidad”, indicó Merle Hinrichs, Jefe Ejecutivo de Global Sources.

miércoles, octubre 10, 2007

Aumentan los multimillonarios en China

Después de Estados Unidos, China es el país donde viven las personas más ricas del mundo. Así lo sostiene la revista china Hurun, que elaboró una lista de las 800 personas con más dinero en China. En primer lugar se ubica Yang Huian, de 25 años, hija de un magnate de propiedades inmobiliarias.
Según Hurun la joven Huian posee una fortuna cercana a los 17,5 mil millones de dólares. En un solo año, la cantidad de multimillonarios chinos ha aumentado de 15 a 108. La mayoría de las fortunas se han hecho en la industria y el negocio inmobiliario.

Aumentan los multimillonarios en China

Después de Estados Unidos, China es el país donde viven las personas más ricas del mundo. Así lo sostiene la revista china Hurun, que elaboró una lista de las 800 personas con más dinero en China. En primer lugar se ubica Yang Huian, de 25 años, hija de un magnate de propiedades inmobiliarias.
Según Hurun la joven Huian posee una fortuna cercana a los 17,5 mil millones de dólares. En un solo año, la cantidad de multimillonarios chinos ha aumentado de 15 a 108. La mayoría de las fortunas se han hecho en la industria y el negocio inmobiliario.