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domingo, septiembre 28, 2008

La subprime golpea duro a Brasil

Cuando unos pagan los platos (China, India…) que otros han roto (Estados Unidos)

Por Marcelo Luchino


Los analistas económicos pronostican en Brasil dos escenarios posibles: aumentar la tasa de interés para reducir el consumo y equilibrar las cuentas externas, o devaluar el real frente al dólar. El primer escenario significa soportar tasas de interés más altas aún que las actuales. El segundo genera presiones inflacionarias.


LA ACTUAL CRISIS ECONÓMICA posee características singulares debido al hecho de ser la primera crisis sistémica cuyo epicentro se sitúa en la mayor economía mundial: Estados Unidos.
Los datos objetivos muestran que los instrumentos financieros aplicados sobre títulos de deuda hipotecarios, generando obligaciones mayores que su propio respaldo, erosionó la confianza del sistema financiero en los bancos que poseen alta exposición de los mismos en sus carteras. Lo peor es que nadie sabe qué bancos poseen estos instrumentos ni en qué proporción, generando desconfianzas entre los propios bancos, cuya principal consecuencia es la reducción de préstamos entre sí.
En la práctica, significa que aquellos bancos en los cuales recae la sospecha de estar contaminados por los subprime no consiguen financiación para afrontar sus obligaciones, y por lo tanto, quiebran. Es lo que esta ocurriendo con los bancos de inversión como Lehman Brothers o las entidades de financiación de viviendas como Fannie Mae y Freddie Mac, recientemente nacionalizadas por el Gobierno norteamericano con el objetivo de restablecer la confianza.

SE CAE EL MITO DE LA EXPANSIÓN INDEFINIDA

Años de políticas neoliberales con una creciente y profunda transformación de la economía mundial, “Estados Unidos ha empleado políticas económicas que han contribuido de forma activa a la exuberante liquidez mundial, como las bajas tasas de interés de los últimos años” en un tablero de flujos financieros que circulan irresponsablemente, sin reglas rígidas ni controles suficientes y adecuados entre países emergentes y desarrollados, está en la base causal de la actual crisis. La consecuente disociación entre los valores financieros y reales impulsados por estos flujos es la cara visible de este fenómeno, cuyo efecto principal son las burbujas de sobrevaloración de activos como acciones, inmuebles y commodities.
El fenómeno no es nuevo y Estados Unidos ha empleado políticas económicas que han contribuido de forma activa a la exuberante liquidez mundial, como las bajas tasas de interés de los últimos años. La crisis no hace más que confirmar que la idea mítica de expansión indefinida de la economía global no es verdadera.
En los últimos años, el gobierno norteamericano no quiso pagar el coste político del fin del ciclo de crecimiento, manteniendo la actividad económica a cualquier precio, “La nueva realidad deberá imponer un crecimiento menor a China, y tendrán que caer los precios de los productos primarios que demanda del resto del mundo” aun a riesgo de burbujas explosivas. Incluso cuando el plan de recuperación del sistema financiero sea exitoso y se redefina las reglas del juego monetario mundial, la economía de Estados Unidos deberá enfrentar un periodo de menor crecimiento y, por lo tanto, de menor demanda de importaciones, con lo cual los países cuyas exportaciones tiene como destino este país, se verán afectados y también manifestarán tasas de crecimiento menores. Entre los países que exportan a Estados Unidos se encuentra China, cuyos altos índices de crecimiento ha sostenido la alta valoración de commodities, como soja, petróleo, minerales, etcétera.
La nueva realidad, pues, deberá imponer un crecimiento menor a China, y en consecuencia tendrán que caer los precios de los productos primarios que ella demanda del resto del mundo.


BRASIL ANTE LA CRISIS


El crecimiento de las exportaciones brasileñas de los últimos años se justifican por el efecto del precio de los productos primarios. La sobrevaloración del real y el crecimiento del crédito han expandido el consumo por encima de la capacidad productiva. “Los analistas económicos pronostican en Brasil dos escenarios posibles: aumentar la tasa de interés para reducir el consumo y equilibrar las cuentas externas, o devaluar el real frente al dólar” Las importaciones crecientes han saldado la mencionada diferencia. En un escenario de volatilidad financiera y desconfianza económica como el actual, en el cual se agudiza el fenómeno de fuga de capitales del país, el deterioro creciente del saldo de balance comercial aumenta la vulnerabilidad externa brasileña.
El riesgo es mayor si consideramos que las inversiones financieras de residentes en el exterior superan con creces los 200 mil millones de dólares de reserva que posee el país.
El gobierno del presidente Lula no fue neutral ante la mencionada vulnerabilidad, si pensamos que sus principios monetaristas ortodoxos impulsaron en los últimos años las altísimas tasas de interés, que en un marco de libertad financiera, indujeron a la entrada de capitales cuyos destinos, en una alta proporción, fue el mercado financiero. Esto justifica el alza de la bolsa casi ocho veces en los últimos años y una caída del 30 por ciento en las últimas semanas.
Los analistas económicos pronostican en Brasil dos escenarios posibles: aumentar la tasa de interés para reducir el consumo y equilibrar las cuentas externas, o devaluar el real frente al dólar. El primer escenario significa soportar tasas de interés más altas aún que las actuales. El segundo genera presiones inflacionarias.
Lo cierto es que la globalización ha impuesto, con sus reglas y con su ausencia de reglas, desafíos locales y globales donde las capacidades de respuesta no son iguales, y donde, seguramente, algunos pagarán los platos que otros han roto.

La subprime golpea duro a Brasil

Cuando unos pagan los platos (China, India…) que otros han roto (Estados Unidos)

Por Marcelo Luchino


Los analistas económicos pronostican en Brasil dos escenarios posibles: aumentar la tasa de interés para reducir el consumo y equilibrar las cuentas externas, o devaluar el real frente al dólar. El primer escenario significa soportar tasas de interés más altas aún que las actuales. El segundo genera presiones inflacionarias.


LA ACTUAL CRISIS ECONÓMICA posee características singulares debido al hecho de ser la primera crisis sistémica cuyo epicentro se sitúa en la mayor economía mundial: Estados Unidos.
Los datos objetivos muestran que los instrumentos financieros aplicados sobre títulos de deuda hipotecarios, generando obligaciones mayores que su propio respaldo, erosionó la confianza del sistema financiero en los bancos que poseen alta exposición de los mismos en sus carteras. Lo peor es que nadie sabe qué bancos poseen estos instrumentos ni en qué proporción, generando desconfianzas entre los propios bancos, cuya principal consecuencia es la reducción de préstamos entre sí.
En la práctica, significa que aquellos bancos en los cuales recae la sospecha de estar contaminados por los subprime no consiguen financiación para afrontar sus obligaciones, y por lo tanto, quiebran. Es lo que esta ocurriendo con los bancos de inversión como Lehman Brothers o las entidades de financiación de viviendas como Fannie Mae y Freddie Mac, recientemente nacionalizadas por el Gobierno norteamericano con el objetivo de restablecer la confianza.

SE CAE EL MITO DE LA EXPANSIÓN INDEFINIDA

Años de políticas neoliberales con una creciente y profunda transformación de la economía mundial, “Estados Unidos ha empleado políticas económicas que han contribuido de forma activa a la exuberante liquidez mundial, como las bajas tasas de interés de los últimos años” en un tablero de flujos financieros que circulan irresponsablemente, sin reglas rígidas ni controles suficientes y adecuados entre países emergentes y desarrollados, está en la base causal de la actual crisis. La consecuente disociación entre los valores financieros y reales impulsados por estos flujos es la cara visible de este fenómeno, cuyo efecto principal son las burbujas de sobrevaloración de activos como acciones, inmuebles y commodities.
El fenómeno no es nuevo y Estados Unidos ha empleado políticas económicas que han contribuido de forma activa a la exuberante liquidez mundial, como las bajas tasas de interés de los últimos años. La crisis no hace más que confirmar que la idea mítica de expansión indefinida de la economía global no es verdadera.
En los últimos años, el gobierno norteamericano no quiso pagar el coste político del fin del ciclo de crecimiento, manteniendo la actividad económica a cualquier precio, “La nueva realidad deberá imponer un crecimiento menor a China, y tendrán que caer los precios de los productos primarios que demanda del resto del mundo” aun a riesgo de burbujas explosivas. Incluso cuando el plan de recuperación del sistema financiero sea exitoso y se redefina las reglas del juego monetario mundial, la economía de Estados Unidos deberá enfrentar un periodo de menor crecimiento y, por lo tanto, de menor demanda de importaciones, con lo cual los países cuyas exportaciones tiene como destino este país, se verán afectados y también manifestarán tasas de crecimiento menores. Entre los países que exportan a Estados Unidos se encuentra China, cuyos altos índices de crecimiento ha sostenido la alta valoración de commodities, como soja, petróleo, minerales, etcétera.
La nueva realidad, pues, deberá imponer un crecimiento menor a China, y en consecuencia tendrán que caer los precios de los productos primarios que ella demanda del resto del mundo.


BRASIL ANTE LA CRISIS


El crecimiento de las exportaciones brasileñas de los últimos años se justifican por el efecto del precio de los productos primarios. La sobrevaloración del real y el crecimiento del crédito han expandido el consumo por encima de la capacidad productiva. “Los analistas económicos pronostican en Brasil dos escenarios posibles: aumentar la tasa de interés para reducir el consumo y equilibrar las cuentas externas, o devaluar el real frente al dólar” Las importaciones crecientes han saldado la mencionada diferencia. En un escenario de volatilidad financiera y desconfianza económica como el actual, en el cual se agudiza el fenómeno de fuga de capitales del país, el deterioro creciente del saldo de balance comercial aumenta la vulnerabilidad externa brasileña.
El riesgo es mayor si consideramos que las inversiones financieras de residentes en el exterior superan con creces los 200 mil millones de dólares de reserva que posee el país.
El gobierno del presidente Lula no fue neutral ante la mencionada vulnerabilidad, si pensamos que sus principios monetaristas ortodoxos impulsaron en los últimos años las altísimas tasas de interés, que en un marco de libertad financiera, indujeron a la entrada de capitales cuyos destinos, en una alta proporción, fue el mercado financiero. Esto justifica el alza de la bolsa casi ocho veces en los últimos años y una caída del 30 por ciento en las últimas semanas.
Los analistas económicos pronostican en Brasil dos escenarios posibles: aumentar la tasa de interés para reducir el consumo y equilibrar las cuentas externas, o devaluar el real frente al dólar. El primer escenario significa soportar tasas de interés más altas aún que las actuales. El segundo genera presiones inflacionarias.
Lo cierto es que la globalización ha impuesto, con sus reglas y con su ausencia de reglas, desafíos locales y globales donde las capacidades de respuesta no son iguales, y donde, seguramente, algunos pagarán los platos que otros han roto.

sábado, septiembre 27, 2008

El crac de 2008

Tomás Eloy Martínez



Mientras George W. Bush hablaba sobre terrorismo, en su último discurso como presidente de los Estados Unidos ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, los norteamericanos se preguntaban hasta dónde llegará la crisis que el Estado intenta conjurar, tomando 700.000 millones de dólares del bolsillo de los contribuyentes; es decir, cien mil millones más que la deuda generada por la guerra en Irak.

Desde hace un año y medio, cuando el sistema financiero comenzó a intoxicarse con el colapso de las hipotecas, a los norteamericanos comunes se les hizo cada día más difícil pagar el seguro de salud, financiar los estudios universitarios de los hijos, comprar la misma cantidad de alimentos con la misma suma de pocos meses atrás y llenar el tanque de nafta en un país donde la mayor parte de la población está obligada a manejar. Algunos ni siquiera pueden vender la casa para poner fin a la pesadilla de la hipoteca. Las propiedades valen hoy casi 20% menos de lo que se pagó por ellas hace dos años, en plena burbuja inmobiliaria, y la deuda es superior al valor de la vivienda. El tema está en boca de todos porque la crisis, más allá de la complejidad de su ingeniería financiera o sus números inasibles -el salvavidas representa sólo una parte de los ocho billones de dólares sueltos en créditos hipotecarios- refuerza la impresión de que la economía norteamericana sigue un rumbo de catástrofe debido a lo que Joseph Stiglitz llamó "ocho años de mala gestión económica". Los primeros golpes alcanzaron a las clases bajas; ahora, la clase media sucumbe a la inflación en el supermercado o cuando recibe las abrumadoras cuentas de electricidad y gas, en un país que consume más del 25 por ciento del petróleo mundial y que envió su precio a los cielos.

En el suburbio de Nueva Jersey donde vivo, los carteles de "ejecución judicial" se alternan con los que adornan los jardines en apoyo a Obama-Biden o McCain-Palin. Un colega de la universidad donde enseño envió un correo electrónico a sus amigos para recomendar dos páginas de Internet que ayudan a ahorrar combustible. Una de esas páginas, www.GasBuddy.com, busca el surtidor más económico de la zona; la otra, www.fueleconomy.com, traza el camino más corto de un punto a otro para gastar menos. "Pagar más de cien dólares en la estación de servicio es asunto de todos los días para la gente con camionetas familiares", dice un vendedor de Home Depot, de White Plains, estado de Nueva York. "Eso da miedo. Si el galón de nafta llega a 10 dólares (y la semana pasada estaba en 4,32, aunque ahora bajó a 3,99), vamos a caer en el infierno de la depresión."

Casi ochenta años después, la palabra depresión todavía eriza la memoria de las familias que sucumbieron a la crisis bursátil de 1929, cuyos efectos letales sobreviven en las novelas de Steinbeck y en las películas de la serie negra. Los historiadores coinciden en que las semillas del desastre pueden rastrearse en la torpeza de las administraciones de Hoover y Coolidge, y en la convicción de los conservadores en que los mercados podían regularse a sí mismos. Fue necesaria la audacia de un estadista brillante, como Franklin D. Roosevelt, para imponer planes que generaron trabajo, protegieron la salud, la educación y los ahorros de los sectores más bajos. Dos de las casas que se construyeron frente a la mía datan de esa época. Son modestas, tienen un pequeño jardín y se terminaron de pagar en 1956, sin traumas.

La tradición popular supone que los años de Roosevelt fueron luminosos hasta que les cayeron las sombras de Pearl Harbour, en 1941. Fue antes de esa época cuando, en 1933, una ley conocida como la Glass-Steagall, impidió que los bancos comunes jugaran en la bolsa y luego no tuvieran cómo devolver los ahorros a los ciudadanos. Las paradojas, sin embargo, entorpecen hasta las mejores intenciones. Algunas firmas de Wall Street franquearon el obstáculo y crearon los bancos de inversión que están ahora en el centro de la tormenta. Son los que compraron los fondos hipotecarios dudosos, los partieron y los reagruparon en nuevas inversiones que volvieron a colocar, permitiendo que se pagaran salarios como el de Richard Fuld, director ejecutivo de la quebrada Lehman Brothers: 45 millones de dólares el año pasado. Como tantos otros bancos de inversión, Lehman Brothers y Fuld se desbarrancaron cuando la gente no pudo seguir pagando sus hipotecas.

No es a los especuladores y timberos de Wall Street sino a los norteamericanos endeudados que quieren mantener sus casas y no pueden a los que -según cree el candidato demócrata Barack Obama- debería ir el apoyo que se está pidiendo al Estado. Lo ha dicho su asesor Stiglitz: "Podemos fomentar la renegociación de las hipotecas para que menos personas se vean obligadas a perder sus casas. Pero ningún inversor privado querría quedarse con estos valores que se imponen por la fuerza a los contribuyentes". Stiglitz recomienda lo que hizo la Corporación de Préstamos a Propietarios de Hogares (HOLC), creada durante la Gran Depresión: compró las hipotecas difíciles de pagar y las refinanció para que la gente mantuviera sus casas y aportara recursos legítimos al sistema financiero.

Obama, senador como su adversario, John McCain, prefiere reflexionar un poco antes de aprobar el salvavidas de dinero que quiere imponer el presidente Bush. Obama recordó que, ante la evidente inutilidad de los recortes de impuestos a las corporaciones, es "absolutamente necesario" un recorte de impuestos a la clase media. Aprovechó la ocasión para enfatizar su campaña de cambio: "Si queremos que la economía crezca, si queremos prevenir que una crisis como ésta vuelva a suceder, debemos cambiar a Washington. Debemos reformar nuestro sistema político, basado en el lobby. Debemos reformar las reglas que le permiten a Wall Street hacer cualquier cosa y pasarle la cuenta al pueblo".

Mientras tanto, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, exige que los 700.000 millones de dólares se concedan ya mismo. Dice que sabe lo que hace, y sin duda lo sabe.

Hasta 2006, cuando se integró al gobierno actual, fue presidente de otro banco de inversión que sucumbió a la crisis, Goldman Sachs. Al retirarse, recibió 38,5 millones de dólares en concepto de su último bono, y ahora enfrenta en el Congreso la exigencia de una cláusula a la ley de rescate que limite los salarios de siete dígitos en Wall Street.

Aunque se manifiesta "incómodo" por la exigencia de votar a libro cerrado, el candidato John McCain defiende el pedido de Washington. "Vamos a hacernos cargo de esos préstamos malos", ha dicho. "No niego que sea enredado, no niego que sea costoso. Pero tenemos que detener la sangría."

"Sería el rescate mayor de la historia norteamericana", dice un médico de Albany, capital del estado de Nueva York. "Permitiría que las instituciones financieras afectadas pudieran seguir dando créditos y no se ahogaran. Si eso sucede, la tempestad se llevará muchos empleos. Pero no estoy de acuerdo, porque esos 700.000 millones saldrán del bolsillo de los contribuyentes, y endeudarán a nuestros hijos y nietos. Compraríamos valores que nadie sabe si alguna vez podremos recuperar. Es una historia ya conocida: mil millones aquí, mil millones allá y así hemos llegado a un déficit enorme, cuando Bush asumió con superávit. Podemos estar ante la puerta de un futuro peor."

El presidente que los norteamericanos elijan en noviembre cargará con el costo de esta crisis que supera al "lunes negro" de 1987, el tequilazo de 1994, la cesación de pagos de Rusia en 1998 y la explosión de la burbuja puntocom en 2000. El default argentino de 2001 -que para Paul O Neill, entonces secretario del Tesoro, iba a ser pagado por "los plomeros y los carpinteros" norteamericanos- representa, modestamente, el 20 por ciento de la quiebra de una sola empresa, Lehman Brothers. Aún no se sabe cómo se escribirá la historia, pero todo parece indicar que, en el otoño boreal de 2008, está naciendo un crac tan letal como el de 1929.

El Consenso de Washington, que pregonó el neoliberalismo en todos los continentes y dejó una estela de pobreza en América latina, acaba de fracasar en su país natal y ahora requiere un salvavidas del Estado, que era una institución tabú. Los caminos que elijan Obama o McCain serán, sin duda, diferentes, pero la responsabilidad que asumen es la misma: definir el destino de un mundo donde la crisis ha golpeado a la primera potencia sin que aún se pueda vislumbrar en el horizonte un camino nuevo.

El crac de 2008

Tomás Eloy Martínez



Mientras George W. Bush hablaba sobre terrorismo, en su último discurso como presidente de los Estados Unidos ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, los norteamericanos se preguntaban hasta dónde llegará la crisis que el Estado intenta conjurar, tomando 700.000 millones de dólares del bolsillo de los contribuyentes; es decir, cien mil millones más que la deuda generada por la guerra en Irak.

Desde hace un año y medio, cuando el sistema financiero comenzó a intoxicarse con el colapso de las hipotecas, a los norteamericanos comunes se les hizo cada día más difícil pagar el seguro de salud, financiar los estudios universitarios de los hijos, comprar la misma cantidad de alimentos con la misma suma de pocos meses atrás y llenar el tanque de nafta en un país donde la mayor parte de la población está obligada a manejar. Algunos ni siquiera pueden vender la casa para poner fin a la pesadilla de la hipoteca. Las propiedades valen hoy casi 20% menos de lo que se pagó por ellas hace dos años, en plena burbuja inmobiliaria, y la deuda es superior al valor de la vivienda. El tema está en boca de todos porque la crisis, más allá de la complejidad de su ingeniería financiera o sus números inasibles -el salvavidas representa sólo una parte de los ocho billones de dólares sueltos en créditos hipotecarios- refuerza la impresión de que la economía norteamericana sigue un rumbo de catástrofe debido a lo que Joseph Stiglitz llamó "ocho años de mala gestión económica". Los primeros golpes alcanzaron a las clases bajas; ahora, la clase media sucumbe a la inflación en el supermercado o cuando recibe las abrumadoras cuentas de electricidad y gas, en un país que consume más del 25 por ciento del petróleo mundial y que envió su precio a los cielos.

En el suburbio de Nueva Jersey donde vivo, los carteles de "ejecución judicial" se alternan con los que adornan los jardines en apoyo a Obama-Biden o McCain-Palin. Un colega de la universidad donde enseño envió un correo electrónico a sus amigos para recomendar dos páginas de Internet que ayudan a ahorrar combustible. Una de esas páginas, www.GasBuddy.com, busca el surtidor más económico de la zona; la otra, www.fueleconomy.com, traza el camino más corto de un punto a otro para gastar menos. "Pagar más de cien dólares en la estación de servicio es asunto de todos los días para la gente con camionetas familiares", dice un vendedor de Home Depot, de White Plains, estado de Nueva York. "Eso da miedo. Si el galón de nafta llega a 10 dólares (y la semana pasada estaba en 4,32, aunque ahora bajó a 3,99), vamos a caer en el infierno de la depresión."

Casi ochenta años después, la palabra depresión todavía eriza la memoria de las familias que sucumbieron a la crisis bursátil de 1929, cuyos efectos letales sobreviven en las novelas de Steinbeck y en las películas de la serie negra. Los historiadores coinciden en que las semillas del desastre pueden rastrearse en la torpeza de las administraciones de Hoover y Coolidge, y en la convicción de los conservadores en que los mercados podían regularse a sí mismos. Fue necesaria la audacia de un estadista brillante, como Franklin D. Roosevelt, para imponer planes que generaron trabajo, protegieron la salud, la educación y los ahorros de los sectores más bajos. Dos de las casas que se construyeron frente a la mía datan de esa época. Son modestas, tienen un pequeño jardín y se terminaron de pagar en 1956, sin traumas.

La tradición popular supone que los años de Roosevelt fueron luminosos hasta que les cayeron las sombras de Pearl Harbour, en 1941. Fue antes de esa época cuando, en 1933, una ley conocida como la Glass-Steagall, impidió que los bancos comunes jugaran en la bolsa y luego no tuvieran cómo devolver los ahorros a los ciudadanos. Las paradojas, sin embargo, entorpecen hasta las mejores intenciones. Algunas firmas de Wall Street franquearon el obstáculo y crearon los bancos de inversión que están ahora en el centro de la tormenta. Son los que compraron los fondos hipotecarios dudosos, los partieron y los reagruparon en nuevas inversiones que volvieron a colocar, permitiendo que se pagaran salarios como el de Richard Fuld, director ejecutivo de la quebrada Lehman Brothers: 45 millones de dólares el año pasado. Como tantos otros bancos de inversión, Lehman Brothers y Fuld se desbarrancaron cuando la gente no pudo seguir pagando sus hipotecas.

No es a los especuladores y timberos de Wall Street sino a los norteamericanos endeudados que quieren mantener sus casas y no pueden a los que -según cree el candidato demócrata Barack Obama- debería ir el apoyo que se está pidiendo al Estado. Lo ha dicho su asesor Stiglitz: "Podemos fomentar la renegociación de las hipotecas para que menos personas se vean obligadas a perder sus casas. Pero ningún inversor privado querría quedarse con estos valores que se imponen por la fuerza a los contribuyentes". Stiglitz recomienda lo que hizo la Corporación de Préstamos a Propietarios de Hogares (HOLC), creada durante la Gran Depresión: compró las hipotecas difíciles de pagar y las refinanció para que la gente mantuviera sus casas y aportara recursos legítimos al sistema financiero.

Obama, senador como su adversario, John McCain, prefiere reflexionar un poco antes de aprobar el salvavidas de dinero que quiere imponer el presidente Bush. Obama recordó que, ante la evidente inutilidad de los recortes de impuestos a las corporaciones, es "absolutamente necesario" un recorte de impuestos a la clase media. Aprovechó la ocasión para enfatizar su campaña de cambio: "Si queremos que la economía crezca, si queremos prevenir que una crisis como ésta vuelva a suceder, debemos cambiar a Washington. Debemos reformar nuestro sistema político, basado en el lobby. Debemos reformar las reglas que le permiten a Wall Street hacer cualquier cosa y pasarle la cuenta al pueblo".

Mientras tanto, el secretario del Tesoro, Henry Paulson, exige que los 700.000 millones de dólares se concedan ya mismo. Dice que sabe lo que hace, y sin duda lo sabe.

Hasta 2006, cuando se integró al gobierno actual, fue presidente de otro banco de inversión que sucumbió a la crisis, Goldman Sachs. Al retirarse, recibió 38,5 millones de dólares en concepto de su último bono, y ahora enfrenta en el Congreso la exigencia de una cláusula a la ley de rescate que limite los salarios de siete dígitos en Wall Street.

Aunque se manifiesta "incómodo" por la exigencia de votar a libro cerrado, el candidato John McCain defiende el pedido de Washington. "Vamos a hacernos cargo de esos préstamos malos", ha dicho. "No niego que sea enredado, no niego que sea costoso. Pero tenemos que detener la sangría."

"Sería el rescate mayor de la historia norteamericana", dice un médico de Albany, capital del estado de Nueva York. "Permitiría que las instituciones financieras afectadas pudieran seguir dando créditos y no se ahogaran. Si eso sucede, la tempestad se llevará muchos empleos. Pero no estoy de acuerdo, porque esos 700.000 millones saldrán del bolsillo de los contribuyentes, y endeudarán a nuestros hijos y nietos. Compraríamos valores que nadie sabe si alguna vez podremos recuperar. Es una historia ya conocida: mil millones aquí, mil millones allá y así hemos llegado a un déficit enorme, cuando Bush asumió con superávit. Podemos estar ante la puerta de un futuro peor."

El presidente que los norteamericanos elijan en noviembre cargará con el costo de esta crisis que supera al "lunes negro" de 1987, el tequilazo de 1994, la cesación de pagos de Rusia en 1998 y la explosión de la burbuja puntocom en 2000. El default argentino de 2001 -que para Paul O Neill, entonces secretario del Tesoro, iba a ser pagado por "los plomeros y los carpinteros" norteamericanos- representa, modestamente, el 20 por ciento de la quiebra de una sola empresa, Lehman Brothers. Aún no se sabe cómo se escribirá la historia, pero todo parece indicar que, en el otoño boreal de 2008, está naciendo un crac tan letal como el de 1929.

El Consenso de Washington, que pregonó el neoliberalismo en todos los continentes y dejó una estela de pobreza en América latina, acaba de fracasar en su país natal y ahora requiere un salvavidas del Estado, que era una institución tabú. Los caminos que elijan Obama o McCain serán, sin duda, diferentes, pero la responsabilidad que asumen es la misma: definir el destino de un mundo donde la crisis ha golpeado a la primera potencia sin que aún se pueda vislumbrar en el horizonte un camino nuevo.

jueves, septiembre 25, 2008

Indicios de recuperación para las commodities

El crudo, la soja y el etanol se recuperaron con respecto a sus cotizaciones de la semana pasada. Los mercados están a la espera de la aprobación del plan de salvataje estadounidense por 700.000 millones de dólares.

Durante la penúltima semana de septiembre, las cotizaciones de la mayoría de las commodities se recuperaron con respecto a la semana pasada. Hubo apenas dos excepciones: el azúcar y el trigo forrajero europeo, cuyos precios cayeron. Se destacó el ascenso de los precios energéticos, sobre todo del etanol estadounidense, del WTI y del Brent. Por el lado de las materias primas, el mayor ascenso fue el de la soja argentina. Mucho tuvo que ver en el desempeño de las commodities el esperado salvataje a los bancos estadounidenses. En efecto, la tardanza estadounidense en la aprobación del plan de salvataje por unos 700.000 millones de dólares lleva a los mercados a pensar que la crisis financiera estadounidense se extenderá al resto del mundo, una percepción que debilita monedas como el euro y el yen y constituye un factor bajista para los granos. En cambio, cuando se vislumbra la posibilidad de aprobación de la propuesta de estatizar la deuda de los bancos, es el dólar el que pierde terreno, lo que constituye un factor alcista para los granos, debido al brote inflacionario que el paquete provocaría en Estados Unidos.

La soja estadounidense creció un 4,17%, mientras que el aceite y la harina aumentaron un 0,02% y un 1,52% respectivamente. Las ganancias sojeras se explican por la caída del dólar frente al euro y por las alzas del petróleo, el oro y el aceite derivado. También influyó en la cotización el hecho de que Estados Unidos vendiera 230.000 toneladas de soja a China, según notificó el Gobierno del país norteamericano. Según los especialistas, el ascenso de la soja fue limitado debido a las temperaturas cálidas y el clima seco que favorecen el proceso de maduración de los cultivos en el Medio Oeste estadounidense, aunque se esperan dificultades para la semana próxima por un descenso de las temperaturas y condiciones más secas. La soja brasileña trepó un 3,61%, mientras que la argentina ascendió un 5,43%, convirtiéndose en la materia prima de mayor ascenso intersemanal. Según los operadores, el clima seco en las regiones productoras de Argentina fue la causante del impulso de las cotizaciones de la oleaginosa. Reflejando lo que pasa en Chicago, la Bolsa de Rosario informó que la soja fue el producto que mostró una mayor recuperación con respecto a la semana pasada, "por la mejora externa y la necesidad de algunos compradores locales", y llegó a rozar los 900 pesos la tonelada en esta semana.

El etanol estadounidense trepó un 7,08%, mientras que el brasileño subió un 2,17%. En el ascenso del etanol norteamericano, mucho tuvo que ver la recuperación que protagonizó el maíz junto a la soja en el mercado de Chicago. Por su parte, los futuros de azúcar operaron a la baja, aunque con leves cambios, con la mirada fija en el progreso del plan de rescate financiero del Gobierno de Estados Unidos. "Actualmente hay 130.000 toneladas de azúcar de Argentina en manos de las casas comerciales, disponibles para entregar, y otras 15.000 toneladas todavía en los puntos de origen", dijo un corredor europeo. Los operadores también destacaron las buenas compras físicas del endulzante desde el mayor exportador, Brasil, debido a la reciente baja en las tasas de transporte.

Por otra parte, el Gobierno brasileño anunció que prevé un auge de la industria del etanol como consecuencia de inversiones por 25.000 millones de dólares en proyectos de capitales extranjeros y nacionales para atender un mercado interno "cautivo" y en fuerte expansión, "a prueba" de crisis internacionales. El objetivo manifiesto de Brasil es que el etanol sea comercializado internacionalmente como un "commodity". "Convertirlo en commodity es difícil. Intentamos aumentar la producción y el consumo internacional, pero es un proceso lento que no va a ocurrir de la noche a la mañana", reconoció Mauricio Tolmasquim, Presidente de la Empresa de Pesquisa Energética (EPE) del Ministerio de Minas y Energía. "El crecimiento de la producción mundial de etanol continuará basado en la atención a los mercados propios de cada país", agregó, dejando en claro que antes que los mercados externos se encuentra el enfoque en el doméstico.

El crudo registró una importante recuperación con respecto a la semana pasada. El WTI subió un 6,87%, mientras que el Brent trepó un 3,65%. El alza del petróleo en los mercados internacionales se da después de que la semana anterior cayeran bajo los efectos de una profundización de la crisis financiera global. Los temores de que la debilidad de la economía estadounidense afectará más la demanda de energía en el mayor consumidor mundial han ayudado a que el barril de crudo retroceda desde el récord de 147,27 dólares registrado a mediados de julio. Pero los esfuerzos por rescatar al sector de servicios financieros han ayudado a los mercados globales a rebotar. Un informe del Gobierno estadounidense mostró el miércoles que la demanda en el mayor consumidor mundial de energía cayó un 5,3% en las últimas cuatro semanas, frente al mismo período del año pasado, erosionada por los altos costos de los combustibles y la crisis económica. Según analistas, la lenta recuperación de la producción de crudo y gas en la costa estadounidense del Golfo de México tras el azote del huracán Ike, los decrecientes inventarios del país norteamericano y la reducción en los suministros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) darían soporte a los precios.

Además, los inventarios estadounidenses de combustible se encuentran en su menor nivel desde 1967, según el Departamento de Energía de Estados Unidos. Pero la Agencia Internacional de la Energía dijo que no considera necesario liberar suministros de emergencia. "No tenemos que movilizarnos", dijo el Director Ejecutivo, Nobuo Tanaka. "El mercado se está encargando de la situación actual", agregó.

Indicios de recuperación para las commodities

El crudo, la soja y el etanol se recuperaron con respecto a sus cotizaciones de la semana pasada. Los mercados están a la espera de la aprobación del plan de salvataje estadounidense por 700.000 millones de dólares.

Durante la penúltima semana de septiembre, las cotizaciones de la mayoría de las commodities se recuperaron con respecto a la semana pasada. Hubo apenas dos excepciones: el azúcar y el trigo forrajero europeo, cuyos precios cayeron. Se destacó el ascenso de los precios energéticos, sobre todo del etanol estadounidense, del WTI y del Brent. Por el lado de las materias primas, el mayor ascenso fue el de la soja argentina. Mucho tuvo que ver en el desempeño de las commodities el esperado salvataje a los bancos estadounidenses. En efecto, la tardanza estadounidense en la aprobación del plan de salvataje por unos 700.000 millones de dólares lleva a los mercados a pensar que la crisis financiera estadounidense se extenderá al resto del mundo, una percepción que debilita monedas como el euro y el yen y constituye un factor bajista para los granos. En cambio, cuando se vislumbra la posibilidad de aprobación de la propuesta de estatizar la deuda de los bancos, es el dólar el que pierde terreno, lo que constituye un factor alcista para los granos, debido al brote inflacionario que el paquete provocaría en Estados Unidos.

La soja estadounidense creció un 4,17%, mientras que el aceite y la harina aumentaron un 0,02% y un 1,52% respectivamente. Las ganancias sojeras se explican por la caída del dólar frente al euro y por las alzas del petróleo, el oro y el aceite derivado. También influyó en la cotización el hecho de que Estados Unidos vendiera 230.000 toneladas de soja a China, según notificó el Gobierno del país norteamericano. Según los especialistas, el ascenso de la soja fue limitado debido a las temperaturas cálidas y el clima seco que favorecen el proceso de maduración de los cultivos en el Medio Oeste estadounidense, aunque se esperan dificultades para la semana próxima por un descenso de las temperaturas y condiciones más secas. La soja brasileña trepó un 3,61%, mientras que la argentina ascendió un 5,43%, convirtiéndose en la materia prima de mayor ascenso intersemanal. Según los operadores, el clima seco en las regiones productoras de Argentina fue la causante del impulso de las cotizaciones de la oleaginosa. Reflejando lo que pasa en Chicago, la Bolsa de Rosario informó que la soja fue el producto que mostró una mayor recuperación con respecto a la semana pasada, "por la mejora externa y la necesidad de algunos compradores locales", y llegó a rozar los 900 pesos la tonelada en esta semana.

El etanol estadounidense trepó un 7,08%, mientras que el brasileño subió un 2,17%. En el ascenso del etanol norteamericano, mucho tuvo que ver la recuperación que protagonizó el maíz junto a la soja en el mercado de Chicago. Por su parte, los futuros de azúcar operaron a la baja, aunque con leves cambios, con la mirada fija en el progreso del plan de rescate financiero del Gobierno de Estados Unidos. "Actualmente hay 130.000 toneladas de azúcar de Argentina en manos de las casas comerciales, disponibles para entregar, y otras 15.000 toneladas todavía en los puntos de origen", dijo un corredor europeo. Los operadores también destacaron las buenas compras físicas del endulzante desde el mayor exportador, Brasil, debido a la reciente baja en las tasas de transporte.

Por otra parte, el Gobierno brasileño anunció que prevé un auge de la industria del etanol como consecuencia de inversiones por 25.000 millones de dólares en proyectos de capitales extranjeros y nacionales para atender un mercado interno "cautivo" y en fuerte expansión, "a prueba" de crisis internacionales. El objetivo manifiesto de Brasil es que el etanol sea comercializado internacionalmente como un "commodity". "Convertirlo en commodity es difícil. Intentamos aumentar la producción y el consumo internacional, pero es un proceso lento que no va a ocurrir de la noche a la mañana", reconoció Mauricio Tolmasquim, Presidente de la Empresa de Pesquisa Energética (EPE) del Ministerio de Minas y Energía. "El crecimiento de la producción mundial de etanol continuará basado en la atención a los mercados propios de cada país", agregó, dejando en claro que antes que los mercados externos se encuentra el enfoque en el doméstico.

El crudo registró una importante recuperación con respecto a la semana pasada. El WTI subió un 6,87%, mientras que el Brent trepó un 3,65%. El alza del petróleo en los mercados internacionales se da después de que la semana anterior cayeran bajo los efectos de una profundización de la crisis financiera global. Los temores de que la debilidad de la economía estadounidense afectará más la demanda de energía en el mayor consumidor mundial han ayudado a que el barril de crudo retroceda desde el récord de 147,27 dólares registrado a mediados de julio. Pero los esfuerzos por rescatar al sector de servicios financieros han ayudado a los mercados globales a rebotar. Un informe del Gobierno estadounidense mostró el miércoles que la demanda en el mayor consumidor mundial de energía cayó un 5,3% en las últimas cuatro semanas, frente al mismo período del año pasado, erosionada por los altos costos de los combustibles y la crisis económica. Según analistas, la lenta recuperación de la producción de crudo y gas en la costa estadounidense del Golfo de México tras el azote del huracán Ike, los decrecientes inventarios del país norteamericano y la reducción en los suministros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) darían soporte a los precios.

Además, los inventarios estadounidenses de combustible se encuentran en su menor nivel desde 1967, según el Departamento de Energía de Estados Unidos. Pero la Agencia Internacional de la Energía dijo que no considera necesario liberar suministros de emergencia. "No tenemos que movilizarnos", dijo el Director Ejecutivo, Nobuo Tanaka. "El mercado se está encargando de la situación actual", agregó.

El Congreso de EEUU llega a un acuerdo sobre plan de rescate financiero


Los partidos demócrata y republicano de EEUU llegaron a un acuerdo sobre los puntos principales del plan de salvamento de EEUU presentado por el presidente del país, George Bush, según confirmó el senador demócrata, Christopher Dodd.

Dodd, que preside el Comité de Bancos del Senado, informó de que los negociadores del Congreso de EEUU y del Senado han llegado a un acuerdo sobre los contenidos esenciales que contendrá el plan y que habían supuesto hasta ahora un obstáculo insalvable para ambos partidos.

El Congreso podría actuar "en unos pocos días", ha admitido en una comparecencia ante la prensa después de una larga reunión que ha durando toda la mañana. El acuerdo se produce tras las negociaciones que han mantenido los parlamentarios en el Capitolio, y en las que participaron los miembros más importantes de los comités que supervisan los asuntos financieros en ambas cámaras.

Barney Frank, presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara Baja, declaró que el acuerdo responde "a la mayoría" de las preocupaciones de los demócratas, al tiempo que a la petición central del Gobierno.

George W. Bush había convocado para hoy a los líderes del Congreso y a los candidatos a ocupar su puesto a partir de enero, Barack Obama y John McCain, para tratar de llegar a un compromiso conjunto sobre el plan de rescate financiero de 700.000 millones de dólares.

El objetivo era cerrar filas en torno a un plan que Bush ha defendido para evitar que la grave crisis financiera vaya a más. El presidente se justificó en que su ideología se basa "en otorgar la mayor la libertad de los mercados", pero que "el mercado ahora no está funcionando correctamente", por lo que no queda otro remedio que realizar algunas correcciones temporales.

El Congreso de EEUU llega a un acuerdo sobre plan de rescate financiero


Los partidos demócrata y republicano de EEUU llegaron a un acuerdo sobre los puntos principales del plan de salvamento de EEUU presentado por el presidente del país, George Bush, según confirmó el senador demócrata, Christopher Dodd.

Dodd, que preside el Comité de Bancos del Senado, informó de que los negociadores del Congreso de EEUU y del Senado han llegado a un acuerdo sobre los contenidos esenciales que contendrá el plan y que habían supuesto hasta ahora un obstáculo insalvable para ambos partidos.

El Congreso podría actuar "en unos pocos días", ha admitido en una comparecencia ante la prensa después de una larga reunión que ha durando toda la mañana. El acuerdo se produce tras las negociaciones que han mantenido los parlamentarios en el Capitolio, y en las que participaron los miembros más importantes de los comités que supervisan los asuntos financieros en ambas cámaras.

Barney Frank, presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara Baja, declaró que el acuerdo responde "a la mayoría" de las preocupaciones de los demócratas, al tiempo que a la petición central del Gobierno.

George W. Bush había convocado para hoy a los líderes del Congreso y a los candidatos a ocupar su puesto a partir de enero, Barack Obama y John McCain, para tratar de llegar a un compromiso conjunto sobre el plan de rescate financiero de 700.000 millones de dólares.

El objetivo era cerrar filas en torno a un plan que Bush ha defendido para evitar que la grave crisis financiera vaya a más. El presidente se justificó en que su ideología se basa "en otorgar la mayor la libertad de los mercados", pero que "el mercado ahora no está funcionando correctamente", por lo que no queda otro remedio que realizar algunas correcciones temporales.

martes, septiembre 23, 2008

La era de los Bancos de Inversión a llegado a su fin

Luego del permiso otorgado por la Reserva Federal, Goldman Sachs y Morgan Stanley dejaran de ser Bancos de Inversión para ser regulados por dicha institución y asi dedicarse al sector comercial. Al haber sido los últimos dos sobrevivientes a la crisis, la era de bancos de inversion ha llegado a su fin. Las acciones americanas caen, lideradas por los bancos, las compañías minoristas y de tecnología por especulaciones a que el plan de salvataje del tesoro de los Estados Unidos fracasara en prevenir una recesión.
El índice SyP 500 cayó mas de un 2,7 por ciento eliminando casi un tercio de las ganancias obtenidas en las últimas dos ruedas. Sovereign Bancorp, Marshall Corp y Washington Mutual perdieron más de un 20 por ciento por temores a que el salvataje bancario disminuirá el valor de sus activos hipotecarios. Por otra parte, Apple y Cysco Systems arrastraron las acciones de computación por temores que una desaceleración de la economía podría reducir las ventas.
Con respecto a las últimas fusiones y adquisiciones, Mitsubishi UFJ Financial Group estaría dispuesto a invertir unos $8.400 millones de dólares en el banco de inversión Morgan Stanley. Según datos recientes, el gigante japonés Mitsubishi UFJ habría acordado comprar hasta un 20% de Morgan.

La era de los Bancos de Inversión a llegado a su fin

Luego del permiso otorgado por la Reserva Federal, Goldman Sachs y Morgan Stanley dejaran de ser Bancos de Inversión para ser regulados por dicha institución y asi dedicarse al sector comercial. Al haber sido los últimos dos sobrevivientes a la crisis, la era de bancos de inversion ha llegado a su fin. Las acciones americanas caen, lideradas por los bancos, las compañías minoristas y de tecnología por especulaciones a que el plan de salvataje del tesoro de los Estados Unidos fracasara en prevenir una recesión.
El índice SyP 500 cayó mas de un 2,7 por ciento eliminando casi un tercio de las ganancias obtenidas en las últimas dos ruedas. Sovereign Bancorp, Marshall Corp y Washington Mutual perdieron más de un 20 por ciento por temores a que el salvataje bancario disminuirá el valor de sus activos hipotecarios. Por otra parte, Apple y Cysco Systems arrastraron las acciones de computación por temores que una desaceleración de la economía podría reducir las ventas.
Con respecto a las últimas fusiones y adquisiciones, Mitsubishi UFJ Financial Group estaría dispuesto a invertir unos $8.400 millones de dólares en el banco de inversión Morgan Stanley. Según datos recientes, el gigante japonés Mitsubishi UFJ habría acordado comprar hasta un 20% de Morgan.

miércoles, septiembre 17, 2008

De la periferia al centro

Por Guillermo Omar Oliveto

Uno de los autos más innovadores de los últimos tiempos llegaría al mercado sobre finales de este año. ¿De dónde viene? ¿De los Estados Unidos, de Alemania, Francia o Japón? No. Viene de la India. Así como lo fue en su momento el "Escarabajo" de Volkswagen, el "Nano" de Tata Motors promete ser "el nuevo auto de la gente". Su valor rondará los 2500 dólares. Se transformará en el ícono del nuevo mercado de la "accesibilidad". Ratan Tata es el dueño del grupo económico que lleva su nombre. Sus 96 empresas facturan, en conjunto, unos 22.000 millones de dólares al año. Tienen presencia en más de 50 países y exportan a unos 120. Ratan se acaba de dar un pequeño gusto: quedarse con dos empresas emblemáticas de la más alta alcurnia británica: Jaguar y Land Rover.

Acuciadas por la violenta descapitalización originada en la crisis de las hipotecas, diversas entidades financieras de las más prestigiosas de los EE.UU. tomaron la difícil decisión de vender parte de sus acciones y salir a buscar dinero fresco. ¿Quiénes las compraron? Entre otros, los entes de inversiones de Kuwait y Abu Dhabi, las corporaciones de inversiones de los gobiernos de Singapur y de China y hasta fondos no identificados de Oriente Medio.

"Vamos a ser el club más grande del mundo, más que el Real Madrid y el Manchester United." ¿Quién conmovió al ambiente del fútbol con semejante desafío? Sulaiman Al-Fahim, cara visible del Abu Dhabi United Group for Development and Investment, un fondo de inversión que cuenta directamente con el sustento de la familia real del emirato. Pagaron 230 millones de euros por el Manchester City, un club que no sale campeón de la liga inglesa desde 1968. Ya tienen al crack brasileño Robinho, que dejó el Real Madrid tras un pago cash de 42 millones de euros. Y, por si fuera poco, van por el jugador del momento: Cristiano Ronaldo. Pagarían la mayor cifra jamás pagada por un jugador de fútbol: 240 millones de euros. En la tierra de los inventores del fútbol hoy reinan los árabes y los rusos: no nos olvidemos de Román Abramovich, que, en 2003, se quedó con el Chelsea.

Hablando de rusos, el ex presidente Mikhail Gorbachov es una de las nuevas estrellas de la campaña global de la marca Louis Vuitton. Si esta imagen no fuera ya suficientemente paradójica, lo sería que en la mítica Plaza Roja de Moscú los turistas puedan visitar el mausoleo de Lenin y regodearse en uno de los shopping centers más lujosos del planeta casi al mismo tiempo. Entre una y otra atracción hay sólo cien metros.

El hombre más rico del mundo es mexicano. Carlos Slim. La tercera fábrica de aviones comerciales del mundo es brasileña, Embraer.

En dos de las economías más liberales de hoy se acaban de quemar todos los libros: el Estado se vio obligado a intervenir para salvar de la bancarrota a algunas de sus entidades financieras. En los Estados Unidos, Bear Sterners, Fannie Mae y Freddie Mac y en Inglaterra, el Northern Rock Bank. Henry Paulson, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, acaba de confesar que es muy difícil saber el costo del rescate de todas estas financieras. George Soros, luego de anunciar en Davos 2008 que estamos frente a la peor crisis de las finanzas desde los años 30, aseveró: "Sin reglas, el capitalismo se destruirá".

Tiene sentido la reflexión de Ricardo Lagos, reconocido como uno de los mejores estadistas de los últimos tiempos en la región, y lejos de ser considerado estatista o populista: "Una sociedad que espera que el mercado todo lo resuelva va a terminar siendo una sociedad de mercado, con las diferencias que tiene el mercado". Barack Obama también se anotó en la carrera que promete recrear las reglas del capitalismo: "Demasiadas veces hemos disculpado o abrazado una ética de la codicia. Eso ya ha amenazado la estabilidad de largo plazo de nuestro sistema. Hoy tenemos que crear un nuevo marco regulatorio del siglo XXI".

El libre mercado, tal como se lo pregonó en los últimos años, quedará para otra instancia. El Estado ha vuelto a ocupar un lugar central en la escena. ¿El mundo se ha vuelto loco? Luego de un largo ciclo de prácticamente dos décadas de crecimiento continuo, a una tasa promedio del 4% anual, da la impresión de que estamos ingresando en el reino del revés. Todo parece estar patas para arriba. Y, de algún modo, lo está.

Hay un modelo que imperó durante esa larga fase de crecimiento que está crujiendo. Y otro modelo, una especie de hijo bastardo de ese proceso, que ya está dando pruebas de merecer atención. Mientras el centro gozaba de los beneficios de la "globalización 1.0", dejó que fuera la "mano invisible" del mercado la única encargada del control.

Cuando, en la portada de su número del 31 de diciembre de 2007, la revista Time declaró a Vladimir Putin personaje del año, dio cuenta de un fenómeno que ya trascendió la esfera económica para avanzar sobre lo político y lo social. Como quedó claramente demostrado en el reciente conflicto del Cáucaso, el espíritu zarista renace.

La lógica de la "globalización 1.0", hija dilecta de aquel "fin de la historia" que proclamó Francis Fukuyama en julio de 1989, y que se transformó, el 9 de noviembre del mismo año, en "verdad irrefutable" tras la caída del Muro de Berlín, está siendo fuertemente cuestionada.

Una nueva lógica, la de la "globalización 2.0", pelea por su espacio en las mentes de millones de personas que comienzan a creer en un mundo ya no unidireccional -del centro a la periferia-, sino bidireccional -del centro a la periferia y de la periferia al centro- y hasta "multidireccional" -de una periferia a otra periferia-. Nos movemos de una impronta vertical a una horizontal. Otro intelectual americano, el tres veces ganador del premio Pullitzer, Thomas Friedman, ocupó el lugar de Fukuyama cuando se ocupó de bautizar este nuevo tiempo. Lo llamó la era del "mundo plano".

El "dinero nuevo" ya no está en el centro, sino en los bordes. Cabe remitirse a los números. En el período 2003-2008, mientras la economía de los Estados Unidos habrá crecido un 15%, la de Europa, un 11,5%, y la de Japón, un 11%; la de China lo hará un 64%; la de India, un 52%; la de Rusia, un 41%, y la de Brasil, un 25%. Por supuesto que es en "el centro" donde sigue concentrándose la mayor parte del stock de riqueza del mundo: los EE.UU., Japón y Alemania continúan siendo las tres principales potencias económicas globales. Si consideramos la Comunidad Económica Europea como un todo, es tan importante como los Estados Unidos. Ambos manejan casi 2/3 de la economía global. Pero una cosa es el stock y otra el flujo. La velocidad de crecimiento de "los bordes" es muy superior a la del centro.

Como bien sugiere el futurólogo americano John Naisbitt en su último libro, Mindset, 11 mentalidades para prever el futuro , "el futuro es un conjunto de posibilidades, hechos, giros, avances y sorpresas. En una proyección del futuro, tenemos que prever dónde van las piezas, y cuanto más comprendamos las conexiones, más exacta será la visión. ¡Vean el futuro como un rompecabezas!".

La primera conclusión a la que podemos llegar, siguiendo su sugerencia, es que puede imaginarse un futuro próximo con más piezas. Y nuestra región crece en importancia desde la nueva perspectiva de un mundo multilateral, donde cada cual lleva a la gran mesa de la globalización lo mejor de sí. Entre 2003 y 2008, América latina crece un 28%. Todos sus países, con regímenes económicos y políticos diferentes, han crecido en los últimos 5 años, y la Cepal acaba de confirmar que se prevé que lo hagan también en los dos próximos.

Sucede que los grandes motores de la globalización 2.0, esos milenarios países de los bordes que conjugan ahora su tradicional vocación y potencia imperial -como quedó demostrado en la maravillosa escenificación de los recientes Juegos Olímpicos de Pekín-, con la imprescindible condición capitalista que les permite subirse a la red global; a medida que mejoran la calidad de vida de su gente -nada menos que la mitad de la población mundial-, requieren más y más de lo que nosotros tenemos para vender. Fundamentalmente, tres grandes cosas: comida, energía y talento.

En palabras del pensador francés Alain Touraine: "El final de un mundo no es el final del mundo".

El mundo no está loco, sólo está cambiando su estructuración. Aquellos que son capaces de visualizar hoy las nuevas conexiones que se están tejiendo logran tener más clara la figura final del rompecabezas. Se dibuja ante sus ojos una oportunidad inédita en más de cien años. Si aún quedaran dudas, un reciente informe de la Fundación Producir Conservando, comandado por el economista Juan José Llach, sobre la base de datos de la FAO, lo acaba de confirmar: la demanda de alimentos seguirá muy firme de acá a 2020, con crecimientos del consumo superiores al 90% en productos clave para la región, como la soja, el maíz, el trigo, la carne vacuna, la carne de pollo, la leche, y las frutas. Otro economista, Miguel Angel Broda, publicó meses atrás, en este diario, que en Europa un kilo de lomo hoy vale igual que 4 kilos de Audi.

Cuando ya se cuentan por cientos de millones los que empiezan a comer mejor y la demanda crece más rápido que la oferta, los términos de intercambio cambian. Siendo también parte integrante de "los bordes", son varios los países y los gobernantes latinoamericanos -con Brasil y Lula a la cabeza- que en el vecindario de la Argentina están viendo la oportunidad y van por ella ¿Lo lograremos nosotros?

El autor es consultor en tendencias de consumo.

De la periferia al centro

Por Guillermo Omar Oliveto

Uno de los autos más innovadores de los últimos tiempos llegaría al mercado sobre finales de este año. ¿De dónde viene? ¿De los Estados Unidos, de Alemania, Francia o Japón? No. Viene de la India. Así como lo fue en su momento el "Escarabajo" de Volkswagen, el "Nano" de Tata Motors promete ser "el nuevo auto de la gente". Su valor rondará los 2500 dólares. Se transformará en el ícono del nuevo mercado de la "accesibilidad". Ratan Tata es el dueño del grupo económico que lleva su nombre. Sus 96 empresas facturan, en conjunto, unos 22.000 millones de dólares al año. Tienen presencia en más de 50 países y exportan a unos 120. Ratan se acaba de dar un pequeño gusto: quedarse con dos empresas emblemáticas de la más alta alcurnia británica: Jaguar y Land Rover.

Acuciadas por la violenta descapitalización originada en la crisis de las hipotecas, diversas entidades financieras de las más prestigiosas de los EE.UU. tomaron la difícil decisión de vender parte de sus acciones y salir a buscar dinero fresco. ¿Quiénes las compraron? Entre otros, los entes de inversiones de Kuwait y Abu Dhabi, las corporaciones de inversiones de los gobiernos de Singapur y de China y hasta fondos no identificados de Oriente Medio.

"Vamos a ser el club más grande del mundo, más que el Real Madrid y el Manchester United." ¿Quién conmovió al ambiente del fútbol con semejante desafío? Sulaiman Al-Fahim, cara visible del Abu Dhabi United Group for Development and Investment, un fondo de inversión que cuenta directamente con el sustento de la familia real del emirato. Pagaron 230 millones de euros por el Manchester City, un club que no sale campeón de la liga inglesa desde 1968. Ya tienen al crack brasileño Robinho, que dejó el Real Madrid tras un pago cash de 42 millones de euros. Y, por si fuera poco, van por el jugador del momento: Cristiano Ronaldo. Pagarían la mayor cifra jamás pagada por un jugador de fútbol: 240 millones de euros. En la tierra de los inventores del fútbol hoy reinan los árabes y los rusos: no nos olvidemos de Román Abramovich, que, en 2003, se quedó con el Chelsea.

Hablando de rusos, el ex presidente Mikhail Gorbachov es una de las nuevas estrellas de la campaña global de la marca Louis Vuitton. Si esta imagen no fuera ya suficientemente paradójica, lo sería que en la mítica Plaza Roja de Moscú los turistas puedan visitar el mausoleo de Lenin y regodearse en uno de los shopping centers más lujosos del planeta casi al mismo tiempo. Entre una y otra atracción hay sólo cien metros.

El hombre más rico del mundo es mexicano. Carlos Slim. La tercera fábrica de aviones comerciales del mundo es brasileña, Embraer.

En dos de las economías más liberales de hoy se acaban de quemar todos los libros: el Estado se vio obligado a intervenir para salvar de la bancarrota a algunas de sus entidades financieras. En los Estados Unidos, Bear Sterners, Fannie Mae y Freddie Mac y en Inglaterra, el Northern Rock Bank. Henry Paulson, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, acaba de confesar que es muy difícil saber el costo del rescate de todas estas financieras. George Soros, luego de anunciar en Davos 2008 que estamos frente a la peor crisis de las finanzas desde los años 30, aseveró: "Sin reglas, el capitalismo se destruirá".

Tiene sentido la reflexión de Ricardo Lagos, reconocido como uno de los mejores estadistas de los últimos tiempos en la región, y lejos de ser considerado estatista o populista: "Una sociedad que espera que el mercado todo lo resuelva va a terminar siendo una sociedad de mercado, con las diferencias que tiene el mercado". Barack Obama también se anotó en la carrera que promete recrear las reglas del capitalismo: "Demasiadas veces hemos disculpado o abrazado una ética de la codicia. Eso ya ha amenazado la estabilidad de largo plazo de nuestro sistema. Hoy tenemos que crear un nuevo marco regulatorio del siglo XXI".

El libre mercado, tal como se lo pregonó en los últimos años, quedará para otra instancia. El Estado ha vuelto a ocupar un lugar central en la escena. ¿El mundo se ha vuelto loco? Luego de un largo ciclo de prácticamente dos décadas de crecimiento continuo, a una tasa promedio del 4% anual, da la impresión de que estamos ingresando en el reino del revés. Todo parece estar patas para arriba. Y, de algún modo, lo está.

Hay un modelo que imperó durante esa larga fase de crecimiento que está crujiendo. Y otro modelo, una especie de hijo bastardo de ese proceso, que ya está dando pruebas de merecer atención. Mientras el centro gozaba de los beneficios de la "globalización 1.0", dejó que fuera la "mano invisible" del mercado la única encargada del control.

Cuando, en la portada de su número del 31 de diciembre de 2007, la revista Time declaró a Vladimir Putin personaje del año, dio cuenta de un fenómeno que ya trascendió la esfera económica para avanzar sobre lo político y lo social. Como quedó claramente demostrado en el reciente conflicto del Cáucaso, el espíritu zarista renace.

La lógica de la "globalización 1.0", hija dilecta de aquel "fin de la historia" que proclamó Francis Fukuyama en julio de 1989, y que se transformó, el 9 de noviembre del mismo año, en "verdad irrefutable" tras la caída del Muro de Berlín, está siendo fuertemente cuestionada.

Una nueva lógica, la de la "globalización 2.0", pelea por su espacio en las mentes de millones de personas que comienzan a creer en un mundo ya no unidireccional -del centro a la periferia-, sino bidireccional -del centro a la periferia y de la periferia al centro- y hasta "multidireccional" -de una periferia a otra periferia-. Nos movemos de una impronta vertical a una horizontal. Otro intelectual americano, el tres veces ganador del premio Pullitzer, Thomas Friedman, ocupó el lugar de Fukuyama cuando se ocupó de bautizar este nuevo tiempo. Lo llamó la era del "mundo plano".

El "dinero nuevo" ya no está en el centro, sino en los bordes. Cabe remitirse a los números. En el período 2003-2008, mientras la economía de los Estados Unidos habrá crecido un 15%, la de Europa, un 11,5%, y la de Japón, un 11%; la de China lo hará un 64%; la de India, un 52%; la de Rusia, un 41%, y la de Brasil, un 25%. Por supuesto que es en "el centro" donde sigue concentrándose la mayor parte del stock de riqueza del mundo: los EE.UU., Japón y Alemania continúan siendo las tres principales potencias económicas globales. Si consideramos la Comunidad Económica Europea como un todo, es tan importante como los Estados Unidos. Ambos manejan casi 2/3 de la economía global. Pero una cosa es el stock y otra el flujo. La velocidad de crecimiento de "los bordes" es muy superior a la del centro.

Como bien sugiere el futurólogo americano John Naisbitt en su último libro, Mindset, 11 mentalidades para prever el futuro , "el futuro es un conjunto de posibilidades, hechos, giros, avances y sorpresas. En una proyección del futuro, tenemos que prever dónde van las piezas, y cuanto más comprendamos las conexiones, más exacta será la visión. ¡Vean el futuro como un rompecabezas!".

La primera conclusión a la que podemos llegar, siguiendo su sugerencia, es que puede imaginarse un futuro próximo con más piezas. Y nuestra región crece en importancia desde la nueva perspectiva de un mundo multilateral, donde cada cual lleva a la gran mesa de la globalización lo mejor de sí. Entre 2003 y 2008, América latina crece un 28%. Todos sus países, con regímenes económicos y políticos diferentes, han crecido en los últimos 5 años, y la Cepal acaba de confirmar que se prevé que lo hagan también en los dos próximos.

Sucede que los grandes motores de la globalización 2.0, esos milenarios países de los bordes que conjugan ahora su tradicional vocación y potencia imperial -como quedó demostrado en la maravillosa escenificación de los recientes Juegos Olímpicos de Pekín-, con la imprescindible condición capitalista que les permite subirse a la red global; a medida que mejoran la calidad de vida de su gente -nada menos que la mitad de la población mundial-, requieren más y más de lo que nosotros tenemos para vender. Fundamentalmente, tres grandes cosas: comida, energía y talento.

En palabras del pensador francés Alain Touraine: "El final de un mundo no es el final del mundo".

El mundo no está loco, sólo está cambiando su estructuración. Aquellos que son capaces de visualizar hoy las nuevas conexiones que se están tejiendo logran tener más clara la figura final del rompecabezas. Se dibuja ante sus ojos una oportunidad inédita en más de cien años. Si aún quedaran dudas, un reciente informe de la Fundación Producir Conservando, comandado por el economista Juan José Llach, sobre la base de datos de la FAO, lo acaba de confirmar: la demanda de alimentos seguirá muy firme de acá a 2020, con crecimientos del consumo superiores al 90% en productos clave para la región, como la soja, el maíz, el trigo, la carne vacuna, la carne de pollo, la leche, y las frutas. Otro economista, Miguel Angel Broda, publicó meses atrás, en este diario, que en Europa un kilo de lomo hoy vale igual que 4 kilos de Audi.

Cuando ya se cuentan por cientos de millones los que empiezan a comer mejor y la demanda crece más rápido que la oferta, los términos de intercambio cambian. Siendo también parte integrante de "los bordes", son varios los países y los gobernantes latinoamericanos -con Brasil y Lula a la cabeza- que en el vecindario de la Argentina están viendo la oportunidad y van por ella ¿Lo lograremos nosotros?

El autor es consultor en tendencias de consumo.

jueves, septiembre 11, 2008

Tus bienes bajan de precio y en el super todo sube

La caída de los precios de las viviendas ha provocado el muy temido fenómeno de "deflación de la deuda". Los precios aumentan en la caja del super, pero el precio de los bienes, que es lo que importa en los balances, cae con rapidez.

Tus bienes bajan de precio y lo que compras cada vez cuesta mas

Tal como señaló el economista Irving Fisher allá por 1993, cuando los individuos y las empresas muy endeudados tienen problemas financieros, usualmente venden sus bienes y usan lo recaudado para pagar sus deudas. Sin embargo, lo que Fisher señaló es que esas ventas son contraproducentes cuando todo el mundo hace lo mismo. Si todo el mundo vende sus bienes al mismo tiempo, la caída resultante de los precios del mercado socava la situación financiera de los deudores antes de que pueda cancelarse la deuda. Así, la deflación de los precios de los activos puede convertirse en un círculo vicioso. Y una consecuencia de lo que Fisher denominó "la estampida de ventas" es una severa depresión económica.

Eso es lo que está ocurriendo ahora, y la deflación de la deuda se vuelve aún más grave debido a que los actores financieros clave también fueron financiados: sus bienes y valores fueron comprados con dinero prestado.

Tus bienes bajan de precio y en el super todo sube

La caída de los precios de las viviendas ha provocado el muy temido fenómeno de "deflación de la deuda". Los precios aumentan en la caja del super, pero el precio de los bienes, que es lo que importa en los balances, cae con rapidez.

Tus bienes bajan de precio y lo que compras cada vez cuesta mas

Tal como señaló el economista Irving Fisher allá por 1993, cuando los individuos y las empresas muy endeudados tienen problemas financieros, usualmente venden sus bienes y usan lo recaudado para pagar sus deudas. Sin embargo, lo que Fisher señaló es que esas ventas son contraproducentes cuando todo el mundo hace lo mismo. Si todo el mundo vende sus bienes al mismo tiempo, la caída resultante de los precios del mercado socava la situación financiera de los deudores antes de que pueda cancelarse la deuda. Así, la deflación de los precios de los activos puede convertirse en un círculo vicioso. Y una consecuencia de lo que Fisher denominó "la estampida de ventas" es una severa depresión económica.

Eso es lo que está ocurriendo ahora, y la deflación de la deuda se vuelve aún más grave debido a que los actores financieros clave también fueron financiados: sus bienes y valores fueron comprados con dinero prestado.

lunes, septiembre 08, 2008

La vieja tradición de hacer a un lado el libre mercado

Por Nelson D. Schawrtz

De The New York Times

A pesar de las décadas de retórica de mercado libre por parte de los legisladores republicanos y demócratas, Washington tiene una larga historia en lo que se refiere a proporcionar ayuda financiera al sector privado cuando los riesgos económicos o políticos de un colapso corporativo parecen demasiado altos.

El esfuerzo por salvar a Fannie Mae y Freddie Mac es sólo la última de una serie de maniobras financieras del gobierno que se remontan al rescate de la Lockheed Aircraft Corporation y de la Central Penn Railroad durante la presidencia de Richard M. Nixon, el apuntalamiento de Chrysler en los últimos días de la administración de Carter, y el rescate del sistema de ahorro y préstamo a fines de la década de 1980.

Más recientemente, en medio de la crisis que provocaron en el sector aéreo los ataques terroristas del 11 de Septiembre, el Congreso aprobó subsidios y préstamos por un valor de 15.000 millones de dólares para aliviar el desastroso estado de las líneas aéreas.

Ahora, con el salvataje de Fannie Mae y Freddie Mac apenas seis meses después de que la Reserva Federal orquestara el rescate de Bear Sterns, resulta evidente que la crisis hipotecaria ha obligado al gobierno a dejar de lado una vez más la ideología y acudir al rescate de las empresas en dificultades. "Si alguien creía que teníamos un sistema financiero puramente de mercado libre, tendrá que volver a pensarlo", dijo Robert F. Bruner, decano de la Escuela de Negocios Darden de la Universidad de Virginia.

La analogía histórica más próxima a la crisis Fannie-Freddie es el rescate de los sistemas de crédito agropecuario y de ahorro y préstamo de fines de la década de 1980, según dijo Bert Ely, un consultor bancario que siempre ha criticado a las empresas de financiación hipotecaria.

El rescate del sistema de ahorro y préstamo vino tras varios años de altas tasas de interés y riesgosas prácticas prestamistas, y acabó por costarles a los contribuyentes alrededor de 124.000 millones de dólares, mientras que los bancos contribuyeron con otros 30.000 millones, según declaró Ely.

Costoso rescate
Incluso si el rescate de Fannie y Freddie termina costando miles de millones de dólares, es posible que el colapso del sistema de ahorro y préstamo siga siendo el más costoso hasta la fecha, dijo Lawrence J. White, profesor de economía de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York.

"La debacle del sistema de ahorro y préstamo costó más de 100.000 millones, y la economía hoy tiene el doble de tamaño que la de fines de la década de 1980", dijo. "No creo que esta crisis sea tan grave como ésa, cuando más de 2000 bancos y cajas de ahorro se derrumbaron entre mediados de las décadas de 1980 y 1990."

Casi todas las pérdidas se originaron por el déficit existente entre lo que el gobierno les pagaba a los ahorristas y lo que recibía al vender las problemáticas inversiones inmobiliarias que había comprado al hacerse cargo de los ahorros en quiebra.

En el caso de Chrysler, el entonces presidente Jimmy Carter y los legisladores de estados con fábricas de automotores presionaron para que se aprobara un paquete de 1500 millones en préstamos garantizados para la automotriz en problemas. Lograron, además, que tanto los sindicatos como los prestamistas hicieran concesiones.

Aunque se recuerda el caso de Chrysler como un rescate importante, White dice que se trata de un rescate menor, comparado con la crisis del sistema de ahorro y préstamo o con el actual esfuerzo para salvar a Fannie y Freddie. De hecho, el gobierno no le dio dinero directamente a Chrysler y, en realidad, tuvo ganancias debido a las acciones que recibió gracias a los préstamos garantizados. En ese momento, Chrysler tenía una fuerza laboral de más de 100.000 personas. No obstante, Ely establece una diferencia entre el rescate de Fannie y Freddie y de los ahorros versus los paquetes de ayuda para Chrysler y otras industrias. "Esos paquetes no tenían un nexo federal", dijo. "No eran creaciones del gobierno federal."

Este esfuerzo también difiere de los anteriores debido al potencial efecto que tendría, en caso de que fracasara, sobre la economía en general y especialmente sobre el atribulado sector de la vivienda. A diferencia de lo que ocurría con una empresa automotriz en particular o incluso con un banco importante tal como el Continental Illinois National Bank and Trust, que fue rescatado en 1984, el país "depende de Fannie y Freddie para financiar casi la mitad del mercado hipotecario", dijo Thomas H. Stanton, un experto en ambas empresas que, además, es profesor de la Universidad Johns Hopkins.

"El gobierno tiene mucho menos margen de maniobra con estas empresas que en los rescates anteriores", dijo.

La vieja tradición de hacer a un lado el libre mercado

Por Nelson D. Schawrtz

De The New York Times

A pesar de las décadas de retórica de mercado libre por parte de los legisladores republicanos y demócratas, Washington tiene una larga historia en lo que se refiere a proporcionar ayuda financiera al sector privado cuando los riesgos económicos o políticos de un colapso corporativo parecen demasiado altos.

El esfuerzo por salvar a Fannie Mae y Freddie Mac es sólo la última de una serie de maniobras financieras del gobierno que se remontan al rescate de la Lockheed Aircraft Corporation y de la Central Penn Railroad durante la presidencia de Richard M. Nixon, el apuntalamiento de Chrysler en los últimos días de la administración de Carter, y el rescate del sistema de ahorro y préstamo a fines de la década de 1980.

Más recientemente, en medio de la crisis que provocaron en el sector aéreo los ataques terroristas del 11 de Septiembre, el Congreso aprobó subsidios y préstamos por un valor de 15.000 millones de dólares para aliviar el desastroso estado de las líneas aéreas.

Ahora, con el salvataje de Fannie Mae y Freddie Mac apenas seis meses después de que la Reserva Federal orquestara el rescate de Bear Sterns, resulta evidente que la crisis hipotecaria ha obligado al gobierno a dejar de lado una vez más la ideología y acudir al rescate de las empresas en dificultades. "Si alguien creía que teníamos un sistema financiero puramente de mercado libre, tendrá que volver a pensarlo", dijo Robert F. Bruner, decano de la Escuela de Negocios Darden de la Universidad de Virginia.

La analogía histórica más próxima a la crisis Fannie-Freddie es el rescate de los sistemas de crédito agropecuario y de ahorro y préstamo de fines de la década de 1980, según dijo Bert Ely, un consultor bancario que siempre ha criticado a las empresas de financiación hipotecaria.

El rescate del sistema de ahorro y préstamo vino tras varios años de altas tasas de interés y riesgosas prácticas prestamistas, y acabó por costarles a los contribuyentes alrededor de 124.000 millones de dólares, mientras que los bancos contribuyeron con otros 30.000 millones, según declaró Ely.

Costoso rescate
Incluso si el rescate de Fannie y Freddie termina costando miles de millones de dólares, es posible que el colapso del sistema de ahorro y préstamo siga siendo el más costoso hasta la fecha, dijo Lawrence J. White, profesor de economía de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York.

"La debacle del sistema de ahorro y préstamo costó más de 100.000 millones, y la economía hoy tiene el doble de tamaño que la de fines de la década de 1980", dijo. "No creo que esta crisis sea tan grave como ésa, cuando más de 2000 bancos y cajas de ahorro se derrumbaron entre mediados de las décadas de 1980 y 1990."

Casi todas las pérdidas se originaron por el déficit existente entre lo que el gobierno les pagaba a los ahorristas y lo que recibía al vender las problemáticas inversiones inmobiliarias que había comprado al hacerse cargo de los ahorros en quiebra.

En el caso de Chrysler, el entonces presidente Jimmy Carter y los legisladores de estados con fábricas de automotores presionaron para que se aprobara un paquete de 1500 millones en préstamos garantizados para la automotriz en problemas. Lograron, además, que tanto los sindicatos como los prestamistas hicieran concesiones.

Aunque se recuerda el caso de Chrysler como un rescate importante, White dice que se trata de un rescate menor, comparado con la crisis del sistema de ahorro y préstamo o con el actual esfuerzo para salvar a Fannie y Freddie. De hecho, el gobierno no le dio dinero directamente a Chrysler y, en realidad, tuvo ganancias debido a las acciones que recibió gracias a los préstamos garantizados. En ese momento, Chrysler tenía una fuerza laboral de más de 100.000 personas. No obstante, Ely establece una diferencia entre el rescate de Fannie y Freddie y de los ahorros versus los paquetes de ayuda para Chrysler y otras industrias. "Esos paquetes no tenían un nexo federal", dijo. "No eran creaciones del gobierno federal."

Este esfuerzo también difiere de los anteriores debido al potencial efecto que tendría, en caso de que fracasara, sobre la economía en general y especialmente sobre el atribulado sector de la vivienda. A diferencia de lo que ocurría con una empresa automotriz en particular o incluso con un banco importante tal como el Continental Illinois National Bank and Trust, que fue rescatado en 1984, el país "depende de Fannie y Freddie para financiar casi la mitad del mercado hipotecario", dijo Thomas H. Stanton, un experto en ambas empresas que, además, es profesor de la Universidad Johns Hopkins.

"El gobierno tiene mucho menos margen de maniobra con estas empresas que en los rescates anteriores", dijo.

martes, agosto 26, 2008

Egipto: puntos fuertes y débiles de una economía emergente

Según las estadísticas del Banco Mundial, la economía egipcia ha crecido notablemente en los últimos dos años, lo muestra sus valores entre los que están los países más virtuosos del grupo MENA (Oriente Próximo y Norte de África). Sin embargo, el cuadro macroeconómico está penalizado por una profunda crisis alimentaria, por una población en rápido aumento y por una escasa competitividad de las empresas en un escenario de economía global.


Egipto es en los últimos meses el centro de atención de los medios por las problemáticas internas ligadas a la inestabilidad política y social causada por el encarecimiento mundial de los precios de los productos agrícolas. Numerosas revueltas se han llevado a cabo en los centros urbanos a causa de la imposibilidad de poner fin a esta espiral inflacionista de los géneros alimentarios que aflige al que en un tiempo se denominaba el granero del Imperio Romano. Sin embargo, el análisis estadístico de los principales indicadores macroeconómicos no parece poder describir y explicar la situación tal y como se presenta hoy. El 2007 registró un aumento del PIB del 7,1%, confirmando el índice positivo del 2006 que se demostró en 6,8% sobre la base anual. También el flujo de las inversiones directas externas ha sufrido un notable aumento, señal de que las reformas económicas aprobadas en los pasados años ha comenzado a producir sus efectos. Sin embargo, a estos resultados les cuesta manifestarse a nivel macroeconómico a causa de una escasa redistribución de la riqueza y de una falta de competitividad del sector industrial y del mercado de trabajo.
Agricultura de subsistencia y el sector secundario en expansión

La agricultura de subsistencia ha producido en el 2007 el 15% del PIB nacional, el 3,7%, respecto al año anterior. Las razones de dicho incremento están esencialmente ligadas al aumento generalizado de precios antes señalados. A pesar de estos resultados, el sector primario egipcio esta esencialmente ligado a la dinámica de subsidiaridad interna desde el momento en que cerca del 85% de la propiedad está gestionado por pequeños agricultores que no poseen los medios y los conocimientos para acumular un plus de producción. Tal condición implica que Egipto esté todavía muy lejos de la autosuficiencia alimentaria. Las razones de tal condición se encuentran además en la preponderancia masificada de los cultivos de arroz en los otros segmentos. La cultura del arroz se adapta particularmente a la morfología del delta del Nilo donde se concentran los principales cultivos. No se puede decir lo mismo de la cultura del grano, que además ha llevado a Egipto a estar fuertemente expuesto a las variaciones del precio internacional de este bien que debe ser importado en masa.

El problema es todavía más grave en un país en que dos quintas partes de la población gastan todavía más del 50% de su propia renta anual en alojamiento y alimentación. Dicho dato se manifiesta en el momento en el que se analiza el número de las tarjetas personales de racionamiento otorgadas por el Ministerio de Solidaridad Social, cerca de 56 millones, a la par con el 75% de la población egipcia. Dicha situación condiciona fuertemente los equilibrios presupuestarios nacionales que en 2007 han firmado un crecimiento del 4% sólo en lo que concierne a los subsidios alimentarios. Con el fin de que el sector primario sea el principal punto fuerte de la economía egipcia, influenciando también la creación de filiales agroindustriales y textiles, el reparto industrial se ha podido beneficiar de una fuerte política gubernamental con el apoyo de la iniciativa privada, a menudo demasiado olvidada por la planificación estatal. El sector industrial en auge es el extractor, ya sea de gas o de petróleo, que permite al país mantener una cierta autonomía energética. Ligado a este sector se subraya la expansión del sector petroquímico, de las refinerías y de la industria de fertilizantes.

Otro sector central es el de la construcción que también en 2007 ha crecido un 15% con un volumen de negocios similar al 5% del PIB. Indudablemente, el sector se está beneficiando del boom inmobiliario que atraviesa todo Oriente Medio y de los planes gubernamentales de desarrollo de las infraestructuras públicas: como una tercera línea del metro del Cairo y Alejandría, una nueva red de alcantarillado para la capital, el nuevo museo de arte egipcio de Giza y la tercera terminal del aeropuerto del Cairo.
Saldo comercial y balanza de pagos

Debiendo luchar contra los continuos déficits en la balanza, el gobierno egipcio ha iniciado en 2003 un complejo sistema de reformas macroeconómicas dadas para animar el comercio internacional y promover el sector privado. Los sectores que se han beneficiado más de estas políticas son el de construcción, el relativo al paso por el canal de Suez, el de comunicación y el turismo. La devaluación de la lira egipcia en 2003 ha tenido consecuencias comerciales positivas sobre las exportaciones, sobre todo competitivas; mientras que se ha evitado el encarecimiento de las importaciones a través de la reducción de las tarifas aduaneras de entrada. Globalmente el comercio exterior ha aumentado un 22,4% respecto al 2006. Las exportaciones han visto un alza de 15-20%, pero más alta está la demanda de las importaciones (29%) también a causa de los encarecimientos de los géneros alimenticios, ya evidenciados, confirmando el desequilibrio estructural de la balanza comercial. El déficit comercial ha aumentado un 32% por un total de 15.500 millones de dólares, similar al 12,4% del PIB. Afortunadamente, la vuelta de los expatriados, el turismo y otros servicios recibidos han permitido un plus en lo que se refiere a la balanza de pagos.

También las inversiones extranjeras directas se han beneficiado del nuevo curso económico liberal. En 2006 llegaron a los 10.000 millones de dólares, mientras que en 2007 fueron 8.000 millones; un resultado excelente considerando que en los primeros cuatro años de 2000 se llegó a una media de 800 millones anuales. Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí han pasado a ser los países más atractivos para las inversiones directas, contabilizando alrededor de la mitad de los flujos de inversión directa en la región. En 2007 pudieron colmar el 70% del déficit egipcio, pasando a ser el mayor mecanismo de financiación del crecimiento macroeconómico.
Apertura internacional y escasa competitividad nacional

Egipto ha continuado la política de apertura internacional a través de la ampliación de los acuerdos comerciales con otros países de la región y de la Unión Europea. Egipto forma parte del proceso de Barcelona y desde 2004 ha rebajado los impuestos de las aduanas a la UE. Dentro del Action Plan de la UE, Egipto inició un programa de modernización industrial en el bienio 2003-2004, con un presupuesto de 437 millones de euros y un aporte europeo de 250. Los objetivos de este programa consistían en integrar al país en la economía mundial. Europa es el primer socio comercial de Egipto e Italia es el país miembro que más importa de este país árabe.Sin embargo, las empresas egipcias son poco competitivas internacionalmente; un fenómeno bien representado por el profundo déficit comercial que sufre. Según el Global Competitiveness Index (GCI) de 2008, del World Economic Forum, Egipto ha descendido desde el puesto número 71 al 77 en la clasificación de los países con mejor nivel de competitividad internacional. Las causas principales de este descenso se relacionan con el escaso capital humano, tanto en el mercado del trabajo, como en la educación primaria. Respecto al primero de estos dos elementos, Egipto se sitúa en el puesto número 130 sobre los 131 existentes; mientras que en cuanto a la calidad de la educación primaria del país, ocupa la posición número 126. Estos resultados tienen consecuencias directas en la productividad laboral, también en continuo descenso. Las razones de estas condiciones tienen origen en una distribución desequilibrada de la riqueza, concentrada en la capital y en rápido crecimiento crecimiento en sectores con baja intensidad de trabajo, que no ofrecen oportunidades de trabajo y por tanto riqueza generalizada en un país donde la fuerza de trabajo aumenta continuamente. El sector turístico es un ejemplo de esta situación, ya que, a pesar de que sea una de las principales fuentes de riqueza de Egipto, ha alcanzado sólo el puesto 66; una señal de que el sector está aún muy lejos de los estándares aceptables que un país turístico podría alcanzar.
Conclusiones

La situación macroeconómica de Egipto obliga al país a seguir la reforma que inició hace dos años. Los objetivos son muchos: unos estrictamente económicos, otros sociales, pero todos dirigidos a aumentar la competitividad empresarial del país y resolver la crisis alimentaria. De hecho, estos dos problemas tienen consecuencias directas sobre los tres puntos débiles más importantes de la economía egipciana: inflación, un persistente déficit comercial y un crecimiento desequilibrado. En la última cumbre de la FAO se habló de la necesidad de invertir en el sector agrícola para aumentar la productividad media de los suelos. Las medidas iniciadas han sido la autorización de la semilla de maíz transgénico (primer país árabe que lo permite) y la utilización de sistemas nuevos de rotación de suelos, utilizando restos de arroz como fertilizante. Se han lanzado también importantes proyectos de reestructuración de la red hídrica. El error en el que no deben caer las autoridades de El Cairo es el de fomentar la sustitución de cultivos de arroz por trigo (para reducir las importaciones), ya que el suelo de Egipto no es muy productivo y el objetivo de la autosuficiencia alimentaria se alejaría aún más.En cuanto al sector industrial, el objetivo reside en aumentar la productividad sin reducir los salarios, para que no decrezca el consumo (ya bajo por el aumento de la inflación). Los programas estatales deberían incluir a las áreas rurales como el Alto Egipto, donde el 65% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. El sector turístico pretende multiplicarse por tres antes de 2020, desarrollar sus infraestructuras, capaz de generar riqueza en áreas amplias. El programa ya se ha lanzado, sin embargo los objetivos aún están lejos: mantener un nivel de crecimiento medio del 7% hasta 2012, reducir el desempleo por debajo del 5%, según prevé el plan 2007-2011 y reducir a la mitad la pobreza, como se ha definido en los Objetivos del Milenio.

lunes, agosto 25, 2008

China PBI y medallas


Decepcionados, los atletas norteamericanos arrastraban los pies intentando encontrarle una explicación a lo inexplicable. "No sé qué pasó", confesó Tyson Gay, su estrella, minutos después. Estados Unidos, el histórico dominador del atletismo, prueba madre de los Juegos Olímpicos, coronó su estrepitoso fracaso en el Nido de Pájaro con la derrota en las semifinales de la posta 4x100m, un bastión de los velocistas norteamericanos. Tanto el cuarteto de varones como el de mujeres dejó caer el testimonio. Inexplicable.

Salvo, al parecer, para quienes creen que las victorias olímpicas de un país están vinculadas con el desempeño de su economía. No son pocos los que creen que el medallero, además de reflejar logros deportivos, es una evidencia del poder económico de los países que compiten. Un país rico, como Estados Unidos, Inglaterra o Alemania, tiene más chances de triunfar que uno pobre.

Estados Unidos es el país que más medallas logró hasta el momento en Pekín. Pero, aun así, derrotas como las del atletismo lo llevaron a ceder el trono que supo ocupar en los últimos tres Juegos. China obtuvo más medallas doradas y, gracias a ello y por primera vez en la historia, encabezó cómodamente el medallero. Un ascenso vertiginoso, si se tiene en cuenta un dato: finalizó 11° en Seúl 88. Cualquier similitud con el desempeño desde ese entonces de su economía no es, según esta visión, una casualidad. Pero ¿confirma el medallero la creciente supremacía china y el "declive del imperio norteamericano", tal como describió el gurú de la crisis financiera global, el economista Nouriel Roubini, la situación actual de Estados Unidos? No necesariamente.

David puede con Goliat
Un informe elaborado por la consultora PriceWaterhouseCoopers (PWC) enumera cinco factores "estadísticamente significativos" en la conquista de medallas olímpicas: la población del país, su nivel de ingresos (que surge de su producto bruto interno), si perteneció o no a la desaparecida Unión Soviética o a un bloque comunista, si es el anfitrión, y cómo fue su desempeño en los Juegos Olímpicos anteriores. Todos favorecen a China.

Hay algunas excepciones que muestran cómo el vínculo entre la economía y el resultado de los Juegos no es perfecto. "La conclusión es que el tamaño importa, pero no es todo. David puede en ocasiones vencer a Goliat", cierra el estudio de PWC.

Durante la Guerra Fría, el deporte se convirtió en una forma más de propaganda de los regímenes comunistas, que pusieron especial énfasis -en algunos casos, a través del uso de drogas- en el desarrollo de una elite de atletas. Así, los antiguos países comunistas lograron un desempeño mejor de lo que marcaba su economía o su población. Esto dura hasta estos días. Según un estudio del banco catalán La Caixa, "la caída del Muro de Berlín apenas ha menguado su capacidad competitiva, ya que las estructuras creadas se han mantenido en buena forma". Cuba es un emblema de este grupo.

Esa inversión pública -a la que se suma ahora la privada- hace otra diferencia. "En los Juegos no hay una disputa por poder, pero sí por prestigio. Los grandes tienen los recursos y los ponen porque está en juego el prestigio", explicó el director de la Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, Roberto Russell.

China, por ejemplo, desarrolló en los últimos años el llamado Proyecto 119, por el número de medallas que reparten la natación, el atletismo y el yachting, donde, hasta esta cita, no habían logrado mucho. Y además fue local, otro factor favorable para trepar a lo más alto del medallero.

El jamaiquino Usain Bolt es otra excepción, al igual que los fondistas etíopes y kenianos. Ellos cuentan con una diferencia biológica al tener más resistencia a la fatiga.

Australia se coló en el top ten sin tener una gran economía, aunque si una "cultura por el deporte", justificó Russell. Y la India, con una población superior a los 1000 millones de habitantes y un crecimiento tan vigoroso como el chino, capturó en Pekín sólo tres medallas. El estudio de PWC asocia las diferencias entre los gigantes asiáticos a la pasión india por el cricket, un deporte excluido, por el momento, de la máxima cita del deporte.

China PBI y medallas


Decepcionados, los atletas norteamericanos arrastraban los pies intentando encontrarle una explicación a lo inexplicable. "No sé qué pasó", confesó Tyson Gay, su estrella, minutos después. Estados Unidos, el histórico dominador del atletismo, prueba madre de los Juegos Olímpicos, coronó su estrepitoso fracaso en el Nido de Pájaro con la derrota en las semifinales de la posta 4x100m, un bastión de los velocistas norteamericanos. Tanto el cuarteto de varones como el de mujeres dejó caer el testimonio. Inexplicable.

Salvo, al parecer, para quienes creen que las victorias olímpicas de un país están vinculadas con el desempeño de su economía. No son pocos los que creen que el medallero, además de reflejar logros deportivos, es una evidencia del poder económico de los países que compiten. Un país rico, como Estados Unidos, Inglaterra o Alemania, tiene más chances de triunfar que uno pobre.

Estados Unidos es el país que más medallas logró hasta el momento en Pekín. Pero, aun así, derrotas como las del atletismo lo llevaron a ceder el trono que supo ocupar en los últimos tres Juegos. China obtuvo más medallas doradas y, gracias a ello y por primera vez en la historia, encabezó cómodamente el medallero. Un ascenso vertiginoso, si se tiene en cuenta un dato: finalizó 11° en Seúl 88. Cualquier similitud con el desempeño desde ese entonces de su economía no es, según esta visión, una casualidad. Pero ¿confirma el medallero la creciente supremacía china y el "declive del imperio norteamericano", tal como describió el gurú de la crisis financiera global, el economista Nouriel Roubini, la situación actual de Estados Unidos? No necesariamente.

David puede con Goliat
Un informe elaborado por la consultora PriceWaterhouseCoopers (PWC) enumera cinco factores "estadísticamente significativos" en la conquista de medallas olímpicas: la población del país, su nivel de ingresos (que surge de su producto bruto interno), si perteneció o no a la desaparecida Unión Soviética o a un bloque comunista, si es el anfitrión, y cómo fue su desempeño en los Juegos Olímpicos anteriores. Todos favorecen a China.

Hay algunas excepciones que muestran cómo el vínculo entre la economía y el resultado de los Juegos no es perfecto. "La conclusión es que el tamaño importa, pero no es todo. David puede en ocasiones vencer a Goliat", cierra el estudio de PWC.

Durante la Guerra Fría, el deporte se convirtió en una forma más de propaganda de los regímenes comunistas, que pusieron especial énfasis -en algunos casos, a través del uso de drogas- en el desarrollo de una elite de atletas. Así, los antiguos países comunistas lograron un desempeño mejor de lo que marcaba su economía o su población. Esto dura hasta estos días. Según un estudio del banco catalán La Caixa, "la caída del Muro de Berlín apenas ha menguado su capacidad competitiva, ya que las estructuras creadas se han mantenido en buena forma". Cuba es un emblema de este grupo.

Esa inversión pública -a la que se suma ahora la privada- hace otra diferencia. "En los Juegos no hay una disputa por poder, pero sí por prestigio. Los grandes tienen los recursos y los ponen porque está en juego el prestigio", explicó el director de la Maestría en Relaciones Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella, Roberto Russell.

China, por ejemplo, desarrolló en los últimos años el llamado Proyecto 119, por el número de medallas que reparten la natación, el atletismo y el yachting, donde, hasta esta cita, no habían logrado mucho. Y además fue local, otro factor favorable para trepar a lo más alto del medallero.

El jamaiquino Usain Bolt es otra excepción, al igual que los fondistas etíopes y kenianos. Ellos cuentan con una diferencia biológica al tener más resistencia a la fatiga.

Australia se coló en el top ten sin tener una gran economía, aunque si una "cultura por el deporte", justificó Russell. Y la India, con una población superior a los 1000 millones de habitantes y un crecimiento tan vigoroso como el chino, capturó en Pekín sólo tres medallas. El estudio de PWC asocia las diferencias entre los gigantes asiáticos a la pasión india por el cricket, un deporte excluido, por el momento, de la máxima cita del deporte.