domingo, julio 22, 2018

AXA, primera empresa que reconoce el derecho a apagar el móvil fuera del trabajo



La compañía reconoce el derecho a la desconexión y el teletrabajo en un convenio vigente hasta 2020

AXA se ha convertido en la primera empresa en España que reconoce el derecho a desconectar el móvil fuera del horario de trabajo en su convenio colectivo. La aseguradora y CC OO, sindicato mayoritario entre los trabajadores del grupo, han acordado esta semana en su nuevo marco laboral el derecho a la desconexión. Esto es, permiten que los empleados no tengan que responder a los correos electrónicos o mensajes profesionales fuera del horario de trabajo. Un pacto alcanzado tras admitir la necesidad de romper con la conectividad permanente.


Un trabajador revisa los mensajes en su teléfono móvil. GETTY


El nuevo convenio colectivo acordado en AXA es pionero en España. Se trata del primer acuerdo en una gran empresa en España en el que se reconoce el derecho a apagar el móvil fuera de la jornada laboral. “Salvo causa de fuerza mayor o circunstancias excepcionales, AXA reconoce el derecho de los trabajadores a no responder fuera del trabajo”, recoge el convenio que estará vigente hasta 2020. La directora de Recursos Humanos de la compañía, Carmen Polo, aseguró este jueves en un comunicado que la intención es crear el mejor entorno laboral posible. “Hemos dado un paso más hacia adelante y hemos mejorado un convenio para hacerlo más innovador”, dijo Polo.

Francia fue la pionera en este cambio laboral. Desde el 1 de enero de este año, todas las empresas de más de 50 trabajadores deben fijar horarios de conexión al móvil e Internet, acordados con la plantilla. De hecho, AXA tiene su matriz en el país galo, por lo que ya se acogía a esta regulación desde inicios de año. En Alemania fue la empresa Volkswagen la pionera al implantar un bloqueo de acceso al correo del móvil entre las 18.15 y las siete de la mañana.



En España hubo un intento de legislar al respecto, pero todavía no ha resultado en una ley. El PSOE registró el 27 de marzo una proposición no de ley sobre los derechos digitales de los ciudadanos en la que apoya la desconexión digital fuera del horario laboral. Una propuesta que se realizó el mismo día que se conoció que el Gobierno estudiaba reconocer este derecho. En el territorio nacional sí hay casos similares. Por ejemplo, hay 100 Ayuntamientos catalanes que se han adherido a una reforma que pretende “humanizar” los horarios. Esto implica no convocar reuniones después de las cuatro de la tarde y no enviar e-mails a partir de las seis de la tarde.

Otra de las novedades del nuevo acuerdo entre la aseguradora y sus empleados es el reconocimiento del teletrabajo. En este caso, AXA asegura que facilitará una mejor conciliación de la vida laboral y personal y garantizará la igualdad entre estos empleados y los trabajadores que estén en las instalaciones de la compañía.
12 días más por paternidad

El acuerdo recoge la voluntariedad, tanto de empresas como de trabajadores, para acogerse a la opción del teletrabajo, así como la reversibilidad de la decisión. El convenio también incluye el criterio de adecuación a la función, para que pueda ser realizada desde casa, y el criterio de idoneidad, que implica el cumplimiento por parte de los trabajadores de los requisitos necesarios para el teletrabajo. El ofrecimiento para que el empleado realice sus funciones desde fuera de la empresa corresponderá a AXA, que determinará la frecuencia de esta actividad y los días en que se realizará.

Asimismo, el convenio colectivo crea nuevos permisos y mejora otros ya existentes. En caso de paternidad, por ejemplo, los trabajadores tendrán derecho a 12 días de baja adicionales a los ya reconocidos por el Estatuto de los Trabajadores.

El acuerdo también incluye una nueva norma, de carácter voluntario y reversible, que afecta a la retribución flexible. Esta permitirá a los empleados sustituir parte de su salario por retribuciones en especie.

Las empresas empiezan a regular el derecho a la desconexión digital en los convenios colectivos

Nahiara S. Alonso




Madrid


Playa, sol, arena y unos cuantos correos y llamadas del trabajo para responder. Esta es la pinta que tienen las vacaciones de verano de algunos empleados que no pueden ejercer su derecho a la desconexión laboral en un entorno en el que las nuevas tecnologías nos tienen localizados en todo momento. La preocupación de las empresas por el derecho a la desconexión en España comenzó el año pasado cuando la aseguradora francesa AXA se convirtió en la primera en regularlo, siguiendo las tendencias del país galo. Este año se han sumado el Banco Santander e Ikea al introducirlo en sus convenios colectivos. Pese a que los sindicatos lo ven como un paso positivo y necesario, aseguran que todavía queda mucho por hacer con un fenómeno que puede afectar a la salud de los trabajadores.


Una persona utiliza su ordenador en la playa de la Barceloneta. JUAN BARBOSA


En España aún no existe un marco legal específico que regule el derecho a la desconexión fuera del horario laboral, pero hay una directiva europea y jurisprudencia que lo amparan. El 17 de julio de 1997 la Audiencia Nacional determinó que es ilegal que una compañía obligue a sus trabajadores a tener conectado el teléfono móvil para poder ser localizado, ya que "con ello se sobrepasan las facultades normales y regulares de la empresa en los términos del artículo 20 del Estatuto de los Trabajadores". Así, se desprende que no se trata de un problema nuevo, aunque con los avances de las nuevas tecnologías se han difuminado más los límites de la vida personal y la laboral.



Sin embargo, hay empresas que este año han decidido regularlo dentro de sus convenios colectivos. Es el caso del Santander e Ikea. El banco recientemente ha introducido este derecho tras la compra del Popular: "Santander reconoce el derecho de sus empleados a no responder a correos electrónicos o mensajes profesionales fuera de su horario de trabajo, ni durante los tiempos de descanso, permisos, licencias o vacaciones, salvo causa de fuerza mayor o circunstancias excepcionales", explica el convenio. Los sindicatos creen que es necesario especificar y delimitar lo que suponen "causas de fuerza mayor o circunstancias excepcionales". "Lo que el jefe considera como excepciones tal vez no es lo mismo que el trabajador, y los superiores se pueden aprovechar de esto", asegura la secretaria de salud laboral de UGT, Ana García de la Torre.

En el caso de Ikea, aunque no lo especifican tampoco en su documento, aseguran que no se puede utilizar la causa de fuerza mayor para, por ejemplo, llamar a un empleado para comentarle su horario de trabajo. "No vale para cualquier cosa porque si no nos estaríamos engañando. Nosotros queríamos poner la desconexión laboral encima de la mesa, pero vamos a ver qué evolución tiene y a acotarlo mejor", asegura Rafael Giraldo, gerente de Relaciones Laborales de Ikea, que comenta que en la empresa no tienen constancia de que se diera mucho el fenómeno de trabajadores que son contactados fuera de su horario laboral.

Francia fue la pionera en este cambio laboral. Desde el 1 de enero de 2017, todas las compañías de más de 50 trabajadores deben fijar horarios de conexión al móvil e Internet, acordados con la plantilla. No obstante, el tejido empresarial español está formado principalmente por pequeñas y medianas empresas (Pymes) que no cuentan con negociación colectiva.

Es por ello por lo que los sindicatos proponen además la introducción de este derecho en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y en el Estatuto de los Trabajadores, que regula la ordenación del tiempo de trabajo, para que sea un derecho más en materia de salud laboral y se garantice su cumplimiento. En la oposición, el PSOE llevó al Congreso proposiciones no de ley en las que se pedía al Ejecutivo abordar la regulación de la desconexión digital fuera del trabajo. Con el cambio de gobierno los sindicatos tienen "expectativas", aunque ya se reunieron con la anterior ministra de Empleo, Fátima Báñez, cuando gobernaba el PP, pero no se llegó a un acuerdo.

Jordi Vilá, director del Máster Desarrollo Directivo, Inteligencia Emocional y Coaching de EAE Business School, asegura que la regulación en este tema debería ser innecesaria. "Todas las partes deberían tener el sentido común suficiente para gestionarlo sin necesidad de una reglamentación. Unos deberían entender que hay un coto de producción que tiene que ser atendido, y los otros saber que no es normal que un empleado reciba mensajes a deshoras por motivos que podrían esperar perfectamente", sentencia. Pese a que sectores como la consultoría, las ciencias de la salud y los despachos profesionales son los que se asocian más a no tener derecho a la desconexión laboral, Vilá asegura que no es un problema de rama profesional sino de las empresas. "Va más a una serie de compañías que quizás tienen una cerrazón mental al asunto", explica.
Efectos nocivos para la salud

"A los trabajadores la ansiedad de saber que en cualquier momento de su vida personal pueden tener que contestar a una llamada o a un correo supone incluso desde el punto de vista de la salud, una presión que no es aceptable", explica Ana Oller, secretaria de acción sindical de CC OO. En 2017 los accidentes laborales con baja por sobreesfuerzo físico o mental en el trabajo —es decir, el esfuerzo que supera los límites que permiten a un empleado volver al día siguiente en las mismas condiciones— afectaron a 191.397 trabajadores, según las cifras provisionales del Ministerio de Trabajo. Estos datos representaron el 38% del total de los accidentes laborales y es la principal causa en España de baja laboral.

García de la Torre también defiende que hay que respetar los horarios el descanso porque la conectividad permanente "genera riesgos psicosociales, estrés, ansiedad y patologías como tecnoestrés que aparecen por las nuevas tecnologías". "Tenemos el problema de que lo que no se ve, no se previene. Si la empresa no quiere ser consciente de que sus trabajadores se encuentran mal porque están estresados o conectados permanentemente no va a adoptar medidas preventivas. Hay que artender los riesgos psicosociales porque van a ser y son ya la pandemia de este siglo", asegura. Es por ello por lo que concluye que se necesitan "prevenciones y más inspecciones de trabajo".

Trabajadores más productivos


La Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE) critica que los españoles han convertido el trabajo en el núcleo central de sus vidas, lo que ha ido absorbiendo los espacios dedicados a tareas como el descanso o el ocio. "Si eso supusiera un elemento de productividad y competitividad en las empresas, se entendería mejor, pero no es así. Las personas no somos máquinas y tenemos picos de rentabilidad que solo podemos conseguir si estamos descansados y desconectamos", explica José Luis Casero, presidente de ARHOE. Para ellos no es una cuestión de hacer más horas que los demás o trabajar fuera del horario laboral, sino de "ser bueno en su empleo y no perder el tiempo durante las horas de trabajo".

España se encuentra a la cola de Europa en formación y productividad de sus trabajadores, según el último estudio del Foro Económico Mundial sobre desarrollo de capital humano. En Europa, solo Grecia, Moldavia y Serbia están peor. Ocupa el puesto 44 de los 130 países analizados en aprovechamiento y desarrollo del capital humano, muy por debajo de lo que le correspondería por su PIB. El experto Jordi Vilá asegura que si una persona desconecta su productividad mejora. "Cuando conseguimos que la gente esté a gusto en su puesto de trabajo, vemos que las cosas funcionan de un modo totalmente distinto. La productividad aumenta, la propia exigencia aumenta y por tanto la cuenta de resultados también aumenta", defiende.

Desde Ikea aseguran que cuando el empleado está más descansado y puede desconectar fuera de su horario laboral, es más productivo. "Si la desconexión afecta a la productividad en todo caso es un aumento de la misma porque los empleados están más motivado y más contentos" comenta, aunque especifica que en octubre van a realizar un control para ver cómo funciona la medida.

miércoles, julio 18, 2018

El segmento #Hipster en el #VotoJoven






Rubén Weinsteiner



La cultura urbana hipster está encarnada por jóvenes entre 16 y 35 años aproximadamente, que exteriorizan un pensamiento independiente, valorizando el arte más allá del mainstream, corriéndose de las modas del momento, vistiendo y escuchando música no comercial, distanciándose de los últimos dictados de la tecnología, oponiéndose al consumo desmedido, y priorizando comprar local y amigable con el medio ambiente.



Los Hipsters manifiestan hacia adentro y hacia fuera de la tribu, heterogeneidades intensas. Si bien tribalmente se cohesionan a través de valores, simbologías y ritualidades, la ponderación del pensamiento independiente potencia las diferencias entre sus miembros y las legitima.



Se suele ligar esta cultura urbana en términos de su origen, con los indies e incluso con los hippies. Su origen real data de mediados del siglo veinte, aunque desapareció en los 70 y volvió a surgir fuerte hacia el 2010 en grandes ciudades de los países centrales entre personas de clase media.

Existen diferentes subculturas derivadas de los hipsters.


El término Hipster está hoy claramente sobredeterminado. Llamamos Hipster a diferentes personas que despliegan una estética concreta y determinada. Esa sobredeterminación está influida por el negocio de la moda que necesita tipifcar y simplificar determinadas exterioridades y formatos para vender productos para el segmento.





Se visten sin patrones específicos, con un estilo personal, bohemio, alejado de la moda del momento y en muchos casos atemporal. Suelen reutilizar ropa y anteojos, con estética vintage.



Les gusta la música indie, indie-rock y jazz, aunque también simpatizan con otros estilos y escuchan bandas poco conocidas. Respecto al cine, prefieren cine Europeo o de EE.UU pero independiente.

Algunos de los cineastas favoritos de los hipsters son Quentin Tarantino, Richard Linklater, Vincent Gallo, Sofia Coppola y muy especialmente Spike Jonze y Wes Anderson,a quienes se les considera también propiamente hipsters. Los hipsters tiene a 3 actores en particular como íconos: Christina Ricci, Bill Murray y Tora Birch, que aunque no necesariamente llevan estilos de vida hipster, muchos de sus personajes son muy representativos de la imagen y actitud hipster.



Les gusta mucho la fotografía, lo vintage, la cocina rara y original, son viajeros low cost y consumen mucha cultura.



La cultura hipster es básicamente progresista y valoran sobre todo el pensamiento independiente. Si bien usan celulares viejos y computadoras old fashion, tienen mucha actividad en las redes sociales.



Es una tribu esencialmente inserta en los sectores medios y medios altos. Su reason why en términos de ciudadanía económica es tener una estilo de vida, despojado, bohemio, austero, donde el tiempo como recurso económico no renovable, se encuentra en el tope de la escala valorativa. Y la ideas es ganar dinero para pagar los gastos, pero sin comprometer el tiempo para el ocio, como leer, ver películas poco comerciales, diseñar, visitar galerías y entarse a charlar en cafeterías, (el café es central en el universo hipster) componer música, escribir novelas o poesía,etc...



El hípster se plantea liberarse de la dictadura del consumo, que, según la cultura, convierte a las personas en conejos que persiguen zanahorias que nunca alcanzan y que le quitan lo verdaderamente importante, el comando de su tiempo, de sus decisiones y de su realidad.



Los hipster trabajan y muchos ganan bien, pero lo hacen sin horarios duros y en ámbitos desestructurados. Parecen relajados pero revelan compromiso con su inserción social, laboral y ciudadana en general.

No desconocen el mainstrem, se ponen al costado, lo critican con sarcasmo e ironía, pero lo aceptan.



No miran TV de aire ni de cable, son más pull casting que broadcasting, eligen su propia programación.



Los hípster no se radicalizan en nada, ni en su visión constitutiva tribal ni en sus posiciones políticas. No son afectos a la masividad, por eso por lo general no votan mayorías, y si lo hicieran deberían encontrar significados en la marca política que no sean tenidos en cuenta por las masas.

Tienen una esencia anarquista y hasta liberal en términos de no aceptar la homogeneidad y lo colectivo coercitivo. Rechazan el partidismo pero no son “cualunquistas”, no son partidarios de la antipolítica.

Suelen ser ONGistas, y desde allí algunos voan expresiones de centro derecha generalmente vinculadas a las ONG.



Su activismo se traduce en la creación de fanzines, comics, la organización de eventos culturales alternativos y la participación activa en la Web 4.0



Los hípsters se situan incómodamente entre dos grupos que los acechan, por un lado los intelctuales que los critican por frívolos y no comprometidos y por el otro los Yuppies que imitan su exterioridad, dejándose una barba hípster, usando lentes vintage o ropa de feria americana.





En música, lo hipster se nutre de intérpretes y bandas alternativas e Indy como Beck, Ben Folds, They Might Be Giants, Elliott Smith, Los Pixies, Sigur Ros, Pulp, Radiohead y Björk.



Política y hipsters



Existe cierto rasgo individualista en la cultura hipster. Sin embargo la dimensión colectiva extra tribu emergió en hechos como el 15M en España, que tuvo su correlato en muchas ciudades, y tanto en Madrid como en los demás lugares donde tuvieron lugar los actos de los Indignados, los hipsters tuvieron un rol importante. Los hipsters salieron a decirle al establishment, que no podían pagar los alquileres, que los alimentos y el transporte subían más que sus ingresos, que el futuro tan lejano para ellos, les empezaba a preocupar.

Los hipsters organizaron y fueron continente de demandas heterogéneas, pero ligadas al deterioro en el nivel de consumo básico.



Los hipsters recelan de la política partidaria, la sienten lejana, pero no la invalidan. Los hipsters se sienten progresistas lo cual los podría llevar a votar un partido “progre de izquierda”, “progre de centro” o “progre de derecha”. Un hipster no sería ni trotskista ni muy derecha en lo económico, lo radical lo espanta.



El sujeto de elección joven hipster busca un piso de seguridad razonable, sin interpelación al compromiso emocional y menos militante. Es como si nos dijera: “asegurame a, b y c y no me rompas”.

Pero si buscamos una intervención reptiliana-emocional, tenemos que construir un discurso multicultural, con algún sesgo anarco-individual, con acento en la eficiencia austera, la simpleza, autenticidad y practicidad.



El voto hipster es interesante porque es individualista como el de Julían, contador 34 años casado sin hijos, que quiere mudarse, cambiarse el auto, viajar, pero sin el consumo aspiracional, sino más bien funcional. No quiere tener el mismo auto que el gerente, un A4 OK, le alcanza con uno de 10 años que funcione bien y que pueda pagar la nafta. Es social como el de Lisa 30 años, terminando sociología, que quiere un gobierno que tenga una política progresista proactiva, pero descree. Es sofisticado y hasta cosmopolita, pero no despreciativo de lo propio. Tiene el factor egocéntrico de Walter el taxista de 35, pero no juzga. No busca modelos pontificadores de lo que está bien y está mal.



En el 15M en la Puerta del Sol, en su correlato en París, en Londres, en New York, Roma y mucgas ciudades, los hipsters como parte importante de la masa crítica, planteaban que los que estaban ahí eran trabajadores, sectores medios, desocupados, etc y que constituían lo que ellos llamaban “la gente normal” y que aspiraban a representar al 99% de la población, mientras que el otro 1% era “los poderosos de siempre”.

En definitiva los hipsters no confían ni en el 1% del círculo rojo, ni en su capacidad para enfrentarlos. Por eso las demandas serán mínimas y las promesas políticas aceptadas como viables también lo serán. Toda amplificación desmedida, de la capacidad realizadora será descreída y deslegitimada por los hipsters. Cambios mínimos, viables y posibles.



Un discurso desprovisto de artificios e imposturas, austero, moderado, multicultural, off mainstream, ni emocionalmente comprometedor ni invasivo. Para el voto hipster la empatía es la identificación y el encuentro en una hoja de ruta minimalista, segura y práctica que organiza a favor de la marca política, atributos que se traducen en percepciones muy positivas para los votantes hipsters.
Rubén Weinsteiner



Rubén Weinsteiner

domingo, julio 15, 2018

Las demandas latentes de género en el #VotoJoven en tiempos del #MeToo






Por Rubén Weinsteiner

A las mujeres jóvenes no se las deja crecer hacia arriba y a los hombres jóvenes no se los deja crecer hacia adentro.

Cuando construimos una marca política y desarollamos una narrativa de identidad y personalidad, un discurso, un posicionamiento, una simbología y ritualidad marcaria, debemos investigar los deseos, necesidades, demandas y miedos, desda la superficialidad racional hasta la profundidad reptiliana, pasando por la fase intermedia emocional.

Votamos a alguien, simplemente porque nos gustan sus propuestas?

En ese caso las propuestas se convertirían en una commoditie que cualquier candidato podría tomarlas y utilizarlas.


Sistema de preferencias


Solo el 15% del sistema de preferencias se articula de manera racional, funcional, y analítica, con una estructura de secuencia lógica que se define en el cortex o corteza cerebral, que es la sede de la razón, la herramienta lógica que usamos para ver el mundo.

Es el que define menos, pero es el emisor, el que habla, por eso nos parece que define todo.

“Voto al candidato C, porque promete mejor transporte público, porque promete incentivar el empleo, porque es inteligente y culto” “voto al candidato porque C porque es honesto” “Es un gran economista”.

El listado de propuestas, los discursos y las consignas operan fuerte en el cortex, pero como dijimos solo determinan el 15% del proceso de decisión.


El 30% del sistema de preferencias se define en el sistema límbico o cerebro emocional, centro de la afectividad. Es aquí donde se procesan las emociones (penas, tristezas, angustias o alegrías).

“Voto al candidato A porque me emociona” “está comprometido con la tolerancia” “es sensible con los que menos tienen”, “es un genio” “es de los míos”. Los jingles, las canciones y los slogans operan fuerte aquí.

Aquí se ubica la empatía, “el es como yo”.

El sistema límbico o cerebro emocional, también llamado “cerebro medio”, está justo debajo de la corteza cerebral y comprende el tálamo, hipotálamo, el hipocampo y la amígdala cerebral .

Estos centros funcionan en todos los mamíferos, siendo el asiento de movimientos emocionales como el temor o la agresión. Y en el ser humano éstos son los centros de la emoción.

El sistema límbico es considerado también el centro de recompensa, por lo que se ve afectado en el caso de las adicciones. Ese centro de recompensas es el que se puede alinear con la ritualidad emotiva, con lo que emociona, hace llorar, reir enojarse, indignarse etc.

Camuflado detrás de los 2 sectores ya mencionados y responsable del 55% de la constitución del sistema de preferencias, se encuentra nuestra fase más primitiva, el cerebro reptil.


Reptiliano: paradigmas, miedos y arquetipos en el sistema de preferencias del voto joven

El 55% del sistema de preferencias del sujeto de elección joven , se juega en la parte más primitiva de nuestro cerebro, lo que llamamos reptiliano. La zona cerebral que se encarga de los instintos básicos de la supervivencia: guarida, comida, salud, deseo sexual, reproducción, seguridad, venganza, codificaciones amigo-enemigo, respuestas pelea-huye, el futuro, la muerte etc.

El Reptiliano es lo que le aseguraba a nuestros antepasados la supervivencia. Es que nos decía cuando podíamos quedarnos y cuando teníamos que huir, cuando podíamos relajarnos, y cuando teníamos que luchar, donde y cuando podíamos conseguir comida, guarida y pareja, como cuidar y defender a los hijos, y cuando debíamos abandonar un lugar para buscar otro.

La protección, la venganza, la seguridad, el poder, la supervivencia y los hijos, son ejes centrales en el metadiscurso reptiliano.

Gran parte del comportamiento humano se origina en esta zona, profundamente enterradas en el cerebro, son las mismas que en un tiempo dirigieron los actos vitales de nuestros antepasados.

El reptiliano busca, guarida, alimentación y educación y salud para la cría. El reptiliano se conmueve cuando el candidato lo toca, come y baila. Tocar, comer y bailar, tiene que ver con rituales tan primitivos como el reptiliano, son rituales atávicos, a través de los cuales el reptiliano decodifica, cercanía, “amigo” y no “enemigo”, y predispone al 45% restante compuesto por el cortex y el límbico, para recibir con buena predisposición los mensajes específicos.
Este cerebro primitivo de reptil se remonta a millones de años y aún dirige parte de nuestros mecanismos para cortejar, casarse, buscar hogar y seleccionar dirigentes.

En los segmentos jóvenes el reptiliano lleva a su máxima expresión el esquema binario. Por eso el joven ama o no ama, mucho más allá de la limitada y ‘civilizada’ empatía que pueden sentir los mayores.

Las definiciones reptilianas tienden a desplegarse entre dos opciones, entre la cuales, no elegimos siempre las más racional, sino la que prefiere nuestro cerebro reptil. Y no siempre es la obvia.

El cerebro reptil es un enorme yo. Sin él nos habríamos extinguido. El reptil no tiene compasión ni empatía. Sólo entiende los grandes contrastes: blanco o negro. No tiene tiempo de más. El reptil joven reduce opciones a lo binario para sobrevivir, aunque la realidad es más compleja y comprenderla a fondo requeriría una lógica difusa. Se trata de un sistema que posterga las abstracciones, va a lo tangible, y es profundamente emocional y visual.

Los clivajes se constituyen para interpelar directamente al reptiliano.

Una de las dimensiones más importantes para la construcción de una marca política poderosa en el voto joven, es la arquitectura de un discurso de poder sólido, en función de un clivaje eficaz.

El clivaje es la división traducida en competencia política, que construye las singularidades y particularidades de una marca política, permitiendo plantearle a los sujetos de elección, una competencia con las demás marcas políticas.

El clivaje permite presentar lo que uno es, reforzado por lo que uno no es, en un esquema binario, si-no, blanco-negro, un planteo fácil de asumir, del tipo “de que lado estás” a los electores.
Este esquema es claramente el que necesita para operar el reptiliano. El debate en términos reptilianos se organiza a través del esquema binario

Desde los históricos derecha-izquierda, conservadurismo-liberalismo en Estados Unidos o peronismo-antiperonismo, en la Argentina; o la UCR desarrollando un clivaje en torno a institucionalidad-clientelismo, Carrió acerca de transparencia-corrupción, Macri; ineficiencia-gerentismo eficiente, el kirchnerismo inclusión-exclusión (todos/as-pocos),: otros probaron consenso-enfrentamiento, mano dura-garantismo, modernidad primer mundística-atraso (lo viejo), privado-estatal, liberación o dependencia, etc.

Detrás de la alternativa, se propone un posicionamiento claramente reptiliano, que no admite un análisis puramente racional para definir de que lado se está.

El discurso para lograr colonizar subjetividades debe ubicarse en la intersección de los tres formatos, y debe contener mensajes racionales, mensajes emocionales, y fundamentalmente mensajes reptilianos.





A las mujeres jóvenes no se las deja crecer hacia arriba y a los hombres jóvenes no se los deja crecer hacia adentro.



El deseo de la joven de crecer, desarrollarse, no ser acosada, ganar lo mismo o más que un par hombre, está en todos los segmentos. En algunos emerge más a la superficie y en otros menos. Pero está en todos.



Los jóvenes varones tienen muchos “debería”, o “no debería”. A un varón le tienen que gustar los deportes, no debería ser gordo, ni muy flaco, ni muy petiso, ni usar ropa rosa, ni depilarse, ni llorar.

En definitiva, no tienen que tildarte de puto, y tenés mostrar que sos exitoso, que te ganás mujeres, que sos muy “macho”, que jugás bien al fútbol, que estás al tanto de las últimas noticias, tendencias, chimentos, que sos proveedor de dinero, que sos fuerte, que no arrugás, que sos sano, que sos vivo, que sos gracioso, que no sos tímido, que tenés un buen pasar, que tenés auto, que tenés un buen auto, que no te mostrás vulnerable lo que no equivale a ser invulnerable, pero si a esconder vulnerabilidades.



A la mayoría de los jóvenes le enseñaron como debe ser “un hombre de verdad”.



Con la explosión del “me too” se resignifica todo. Desde los femicidios, la violencia doméstica, hasta los piropos zarpados en la calle.

Pero es así. Vivíamos (vivíamos?) en la Sudáfrica del Aparheid en términos del lugar de la mujer.



El discurso de la marca política en el voto joven, debe hacerse cargo de esos dos tipos de demandas y sus subdemandas ponderadas y definidas por las especificidades de cada microsegemento.



Deseo de ellas



Las jóvenes desean crecer para arriba, quieren dejar de ser acosadas, desean profundamente un cambio cultural que haga que los hombres tengan en claro que no se puede andar por ahí tocando culos, extorsionando, diciendo cualquier cosa y acosando. Desean igualdad y respeto. Desean oportunidades que hoy no existen. La promesa de la marca política hacia ellas debe habilitar un nuevo escenario, disruptivo, diferente y que conteste contundentemente a la “Sudáfrica de las mujeres” del pasado.

Ellos

Desean poder despojarse de los debería y saber que serán aceptados.

Es pesado cargar con el peligro de ser todo lo que hay que ser y todo lo que no hay que ser ni parecer.

posibilidades, ese nuevo escenario con muchos más permisos y muchos menos prejuicios, deben constituirse en la promesa de la marca política hacia los jóvenes.

Las mujeres cambiaron en los últimos 50 años. De las amas de casa que miraban TV, cocinaban y cosían, a las mujeres, de hoy hay años luz de diferencia. A las mujeres se las educa diferente, a los varones igual que hace 50 años.

La represión en las mujeres tiene más que ver con el afuera, con los hombres más con el adentro.

La promesa de la marca en términos el deseo en materia de género hacia las jóvenes mujeres debe apuntar hacia la emocionalidad, que proponga una esperanza de movilidad de género ascendente, igualdad y derribamiento de prejucios en el caso de los jóvenes varones la interpelación es más reptiliana, anclada en la legitimación y aceptación de las heterogeneidades y debilidades.



Rubén Weinsteiner

El golazo de Putin: tremendo mundial, sin ultras y con estadios llenos


El presidente ruso celebra el éxito organizativo del campeonato y que hayan desaparecido “mitos y prejuicios” sobre su pueblo
Macron, presidente de Francia, Infantino, presidente de la FIFA, Putin, presidente de Rusia, y Kolinda Grabar-Kitarovic, presidenta de Croacia, antes de la final.


Hoscos, huraños, malhumorados y violentos: así se imaginaban muchos seguidores mundialistas a los rusos, pero durante el campeonato a los aficionados les esperaba una sorpresa. Se encontraron en su mayoría con gente alegre y abierta que se unió a la gran fiesta futbolística en todas las ciudades donde se celebraron los partidos.



Llegar a los cuartos fue un triunfo para Rusia, pero mucho más importante ha sido la positiva imagen que ha dado como organizadora de esta Copa del Mundo. No se vio a los tan temidos ultras que habían causado revuelos en las competiciones europeas de clubes, los estadios han registrado grandes entradas, la infraestructura y la logística han funcionado bien y los dirigentes se esforzaron por dejar de lado la política, lo que incluso se vio reflejado en la asistencia de Vladímir Putin, el presidente ruso, únicamente al partido de inauguración y a la final.

Dos eran las principales amenazas: la posibilidad de un atentado terrorista por partidarios del Estado Islámico —posible venganza por la intervención del Kremlin en Siria al lado de Bachar el Asad— y los temidos ultras. La cooperación entre los policías de los países participantes logró neutralizar a los hinchas violentos.

El ensayo general que significó para Rusia la Copa Confederaciones el año pasado sirvió para superar una serie de deficiencias y atender a las críticas que entonces se hicieron. Al público se le permitió entrar a los estadios tres horas antes del partido y la salida se organizó de forma que resultara más eficaz, sin la enervante lentitud que era propia de Rusia.

El fan ID, el carnet para identificar a los seguidores y permitirles la entrada en el país, resultó un afortunado instrumento que de hecho reemplazó los visados y permitió usar gratis el transporte terrestre y asistir a eventos culturales. Los ultras rusos, que motivaron que algún gobierno, como el británico, no recomendara a sus aficionados viajar a Rusia pues se temía que agredieran a los hinchas de otros países, desaparecieron o se convirtieron en inofensivas ovejas. Tampoco se concretó el temor de que nacionalistas xenófobos y homófobos agredieran a los representantes de minorías sexuales. Y, cosa curiosa, la kokoshka, una prenda femenina, se transformó en unisex y mujeres y hombres lucieron en sus cabezas este antiguo tocado.

“Agradecemos los millones de buenas palabras sobre Rusia y nuestro pueblo”, dijo Putin el sábado en el Teatro Bolshói; “estamos contentos de que los aficionados hayan visto todo con sus propios ojos y que hayan desaparecidos mitos y prejuicios”.

En las 11 sedes, los estadios estuvieron llenos; aunque el problema ahora es mantenerlos, cómo hacer que sigan sirviendo para la práctica del deporte y cómo justificar los grandes recursos invertidos: en los últimos cinco años, Rusia gastó cerca de 12.000 millones de euros para el Mundial.

Pese a algunos pequeños incidentes, en el Mundial ha reinado un ambiente festivo. El suizo Gianni Infantino, presidente de la FIFA, resumió el sentimiento de muchos al afirmar que el Mundial ha cambiado la percepción que Occidente tenía de Rusia, país que demostró ser “cálido y hospitalario”. Lo que muchos ahora se preguntan es si esta imagen perdurará. La viceprimera ministra Olga Golodets considera que la Copa ha contrubuido a destruir estereotipos, lo que se traducirá, calcula, en un aumento del 15% del número de turistas que visitarán Rusia el próximo año.

Para algunos analistas, como Yevgueni Zuyenko, del think tank Carnegie en Moscú, sucedió algo inesperado: “Rusia se presentó ante el mundo como un país normal y amable, con una capital-megapolis multiétnica. El gran milagro del campeonato es que se puede ser normal sin que se desplome el mundo ni le suceda nada al país”.

Es este milagro el que muchísimos rusos quieren consolidar, dejar de ser un ogro para el resto del mundo.

Macron, champion, Macron, champion


El servicio de prensa de Putin inmortaliza la euforia del presidente en la promesa del regreso a la 'grandeur' y en la realidad de un equipo "franc-africano"




La foto del Mundial de Putin la ha difundido el propio Putin, expresión definitiva del propio ojo ubicuo y de la euforia ajena de Emmanuel Macron, cuya celebración en la cima del mundo tanto contradice las reglas del protocolo como precipita un comprensible ejercicio de hooliganismo y de paternalismo. Se diría que el presidente francés, sin chaqueta y con físico de runner, ha marcado el gol de la victoria. Y que el Kremlin no se ha resistido a difundir la fotografía, explorando un nuevo espacio de influencia y de instinto artístico, sin menoscabo de la cordialidad geopolítica que implica para Putin haber sido el anfitrión de un gran circo lúdico: ahora que Trump amenaza a Rusia y a la UE, se desprende que Moscú y París se reconcilian en el movimiento hipnótico del balón.

El fútbol es una forma cualquiera de hacer política. Y de inculcar un estado de ánimo, así es que Macron, desquiciado como una estrella de rock en el palco más vigilado del planeta, ha somatizado el título mundial con la desinhibición que ya demostró el presidente Pertini en 1982, cuando la victoria sobre los alemanes en el Bernabéu provocó que sobreviniera una tarantella.

A Macron solo le falta la guitarra eléctrica. Y le sobran argumentos para asumir como propio el optimismo de un país al que había prometido el regreso a la grandeur. Ninguna manera más efectiva, pasional y propagandística de conseguirla que el juego de todos los juegos y el partido de todos los partidos, hasta el extremo de que ha reaparecido en los Campos Elíseos el hermanamiento black, blanc, beur (negro, blanco y magrebí) a semejanza de cuanto sucedió en 1998.

Era entonces Chirac presidente. Y desaprovechó la derivada pedagógico-social de aquella victoria, de forma que Macron, consciente de la coyuntura política y de su papel de timonel, tiene delante la segunda oportunidad, no ya aprovechando el testigo de Deschamps en el tránsito de una época a la otra, sino recreando la convivencia de un equipo “franc-africano” de hijos de inmigrantes en el que han proliferado como nunca los apellidos y orígenes subsaharianos: Mbappé y Umtiti (Camerún) Dembélé (Mali-Senegal), Kanté y Sidibé (Mali), Pogba (Guinea), Nzonzi y Kimpembe (Congo), Matuidi (Angola), Tolisso (Togo). Hay jugadores tan rubios como le gustan a Le Pen (Griezmann) y tan fornidos que podrían militar en la aldea de Astérix (Pavard, Giroud), pero además hay españoles (Lucas Hernández, Lloris), un exotismo filipino (Areola) y una menor representación magrebí de la habitual -Nabil Fekir- que convierte a Francia en el equipo de United Colors of Benetton, en la alegoría del mestizaje y en la expresión multiétnica del "ejército pacífico" de Francia.

Fue en los Campos Elíseos donde Macron se ungió presidente. La pirámide del Louvre, la estatua ecuestre de Luis XIV y el Arco de Triunfo napoleónico abastecieron una dramaturgia mesiánica y providencialista que ha redondeado Vladímir Putin con una fotografía para la historia y para la histeria. Macron, champion.

Deschamps: “El fútbol ha evolucionado”


El técnico reconoce que Francia no jugó un gran partido, pero destaca su sentido colectivo: “Hemos hecho todo juntos, dentro y fuera del campo”

Los jugadores celebran con el entrenador Deschamps tras ganarle a Croacia en la final.


El cielo plomizo de Moscú descargó un tremendo aguacero cuando el presidente de la FIFA, Gianni Infantino; el presidente ruso, Vladímir Putin, y sus homólogos de Francia y Croacia, Emmanuel Macron y Kolinda Grabar-Kitarovic, se disponían a la entrega de las medallas a los finalistas. Para cuando Didier Deschamps llegó hasta Putin, su traje estaba empapado. Contrastaba con la impoluta vestimenta de Putin, el único de los presentes sobre la tarima que fue cubierto con un paraguas desde que se precipitaron las primeras gotas. Deschamps recibió la presea que le igualaba en la historia al brasileño Mario Zagallo y al alemán Franz Beckenbauer como los únicos campeones del mundo como jugadores y entrenadores: “Significa cerrar un círculo y es un orgullo personal, pero honestamente es secundario. Yo me siento feliz por la felicidad de mis jugadores”, dijo el técnico.



Antes de comenzar su discurso, Deschamps se llevó otro chapuzón similar al que se llevó Vicente del Bosque en 2010. Sus jugadores, liderados por Griezmann en la primera tacada, irrumpieron en la sala de prensa del estadio Luzhniki y le empaparon en cerveza y agua. En la segunda oleada, Pogba encabezó el diluvio de líquidos sobre la cabeza de su seleccionador. “Es tan hermoso y maravilloso. Algunos son campeones a los 19 años. No hicimos un gran juego, pero mostramos cualidades mentales y logramos cuatro goles. Este triunfo es merecido. No siempre fue fácil, pero a fuerza de trabajo estamos aquí”, advirtió Deschamps. “Mis jugadores estarán en el techo del mundo durante cuatro años después de haber trabajado muchísimo durante 55 días. Esta final es la coronación suprema”, prosiguió. “Me dolió mucho perder el título de campeón de Europa hace dos años [ante Portugal], pero nos sirvió mucho a los jugadores y a mí a la hora de afrontar esta final”.

El triunfo de Francia es el de un entrenador que prioriza el pragmatismo sobre la estética. Su Francia no llena el ojo, como tampoco lo hizo la del 98, pero en términos de eficacia su reinado es indiscutible. La selección de Deschamps ha transmitido la sensación de ir sobrada desde un plan que pondera la defensa de los espacios, la fortaleza física en el medio del campo y el contragolpe. No tuvo ningún inconveniente la ya selección bicampeona del mundo en cederle la pelota a Croacia. “El fútbol ha evolucionado, el colectivo es crucial, pero hay talentos individuales que han hecho la diferencia: Griezmann, Mbappé, Umtiti, Pogba. Lo importante es cómo nos hemos mantenido unidos. Han hecho todo juntos, dentro y fuera del campo. En eso consiste el fútbol. Estoy convencido de que así será en este grupo. Necesito escucharlos a todos, en grupo e individualmente”. Le preguntaron a Deschamps por cómo se recordará a una selección que no ha enamorado con su juego: “¿Cómo nos recordarán? Francia es la campeona del mundo, lo que significa que es mejor que otras selecciones. Este es un grupo muy joven; para 14 de ellos es su primer Mundial. Estoy sorprendido por la manera en que han respondido durante el torneo. Nunca se han venido abajo, han hecho todo bien. Tenemos esa cualidad mental y psicológica que nos ha hecho merecer esta copa. El equipo tiene las mejores condiciones técnicas, aunque no fue suficiente en la primera parte. Creímos siempre en que podíamos ganar. Somos campeones”. El madridista Rapahel Varane terminó por completar una temporada redonda. Puede presumir de haber conquistado la Champions y ahora el Mundial: “Es una temporada estupenda, lo que estoy viviendo es algo enorme, fantástico, mi carrera ha arrancado de forma espectacular; a los 25 años un Mundial, cuatro Champions, no tengo palabras”. Varane dio las claves del éxito de su selección: “Hemos sufrido juntos, cada uno tiene talento y lo deja por el equipo. Este es un equipo joven y con talento, y de cara al gol no perdonamos”

La Francia mestiza se queda con la copa, Croacia con el honor y Pitana con las dudas


La selección gala conquista su segundo Mundial tras imponer su exuberancia física ante un encomiable equipo balcánico. El conjunto de Modric, el mejor del torneo, fue superior hasta quedar fundido por dos discutidas decisiones arbitrales y el despegue final de Mbappé

Hugo Lloris levanta el trofeo de campeón del mundo. Martin Meissner AP


Venció Francia, que fue lo único que hizo en la gran final: ganar. La gloria, para Croacia, que hizo todo lo contrario a su adversario, jugar hasta que acabó reventada por el infortunio arbitral y un par de relámpagos de Mbappé en el segundo tiempo. Los éxitos no siempre son hijos del mejor fútbol, si se tiene por tal quien más amenaza en el área rival, quien mejor transita con la pelota y quien más bloquea el rancho de su portería. En todo fue superior la milagrosa selección croata durante gran parte del reto. Solo vencida tras las casualidades que le hicieron ir a rebufo de la bicampeona Francia.

Otra Francia mestiza como la de 1998. Y de nuevo como un himno a la integración. Croacia, con el corazón por bandera, quedó para la eternidad en el olimpo del fútbol. Hay subcampeones tan célebres como inolvidables. Aquella Hungría de Ferenc Puskas de 1954, aquella Holanda de Johan Cruyff de 1974. Y esta Croacia de Modric —etiquetado con justicia como mejor jugador del torneo—. Un cuadro balcánico llegado a la final de Moscú tras alistarse a última hora en una repesca con Grecia, pasar por tres prórrogas y dos tandas de penaltis. Marciano para un equipo con un caladero limitado a cuatro millones de habitantes. Croacia, ante una proeza tan alpina con unos reclutas con una edad media tres años superior a la de los franceses. Con todo, nadie disputó más minutos y rodó tantos kilómetros como estos croatas decididos a proclamar la heroicidad del débil.



La final no fue una excepción. Francia, que por algo no alistó a Rabiot y Payet, irrumpió en territorio ruso dispuesta a imponer su exuberancia atlética. Así fue de principio a fin. Con Griezmann como violinista, en esta selección predominaron las trompetas de un grupo de muy notables boinas verdes. De paso, el equipo de Didier Deschamps —tercero en ganar la Copa como jugador y entrenador tras Franz Beckenbauer y Mario Zagallo— explotó como nadie la pauta del torneo: seis de sus últimos nueve goles en Rusia se originaron con el balón detenido.

Contra el modelo francés nadie se rebeló más que Croacia, donde la pelota no para a pies de Modric y Rakitic. El sentido gregario le permitió competir como nadie hasta que notó una sacudida tremenda. Al cumplirse la hora, la realidad era la escoria de su ilusión. El fútbol tiene guiños inexplicables. Al descanso, no habría francés o croata capaz de argumentar la ventaja gala.
Francia ganaba a partir de la nada. Despegó con un gol en casa propia de Mandzukic —el primero en una final certificado de esa forma— tras una falta que se sacó Griezmann de la chistera. Un gol inopinado para un equipo encogido en su campo para hacer valer su hercúleo pelotón: Varane, Umtiti, Pogba, Kanté, Matuidi... Lo mismo le dio tener fuera de foco a Griezmann y Mbappé. El pelotazo no desordena, así que lo primero la manta en el entrecejo. Paradójico y relevante de lo que es esta Francia: por sus pies ha pasado el único 0-0 del Mundial (contra Dinamarca).








Croacia, bien gobernada por Modric, tan cenital que le cabe un campo de fútbol en las botas, y el poliédrico Rakitic, daba vuelo a Rebic y Perisic por los costados. Mientras, sus centrales tenían bajo arresto a los puntas franceses, tan enchironados por la zaga rival como por el desapego de sus camaradas por dar cualquier paso al frente. Por fútbol, empeño y constancia, Perisic selló el empate tras unos cuantos rebotes croatas en la fortaleza de Lloris. El jugador del Inter maniobró de maravilla ante ese extraordinario centurión que es Kanté y anotó. Por cuarta vez, Croacia logró enmendar una derrota inicial.

No había ni migas del ataque galo, siquiera un par de pases entre sus reclutas, cuando Griezmann lanzó un córner. La pelota superó a Matuidi, pero dio, más bien por azar, en la mano izquierda de Perisic. De repente, el VAR, que no se activaba desde octavos, se puso en on. Porque sí. La acción, interpretable, desapercibida para el colegiado, en ningún caso era un “error clamoroso” del árbitro. Los jueces se hicieron los lonchas sobre el espíritu del VAR y el argentino Néstor Fabián Pitana echó un vistazo y otro vistazo hasta que condenó al equipo balcánico. Griezmann no falló.

De azote en azote, Croacia aún tuvo impulso en el primer tramo tras la tregua entre actos. Quizá no supiera que desde Uruguay contra Argentina en 1930, nadie había logrado remontar un resultado adverso al intermedio de una final. Pero a Croacia le ha movido una sobredosis de fe. Hasta que Mbappé, encorsetado por Deschamps en una banda en favor del ariete de hormigón que es Giroud, cogió pista. El parisino, de 19 años, el tercero más joven en disputar una final tras Pelé (Suecia 1958) y Bergomi (España 1982), pidió paso y metió el turbo. Primero, este Ronaldo en superpotencia (Nazario, no Cristiano), sacó la cadena a Vida y casi marca. Luego, se lanzó hacia un horizonte imposible y originó el gol de Pogba. Al 4-1 se apuntó él mismo. Ya solo hubo carrete para una pifia descomunal de Lloris en el 4-2 de Mandzukic. Bingo galo, honores para Croacia. Broche para un Mundial que merece el reconocimiento a Rusia por su buen orden y hospitalidad.

jueves, julio 12, 2018

“Los algoritmos reproducen las desigualdades del mundo real”



La profesora de la Universidad de Nueva York Meredith Broussard se rebela contra la supremacía de la tecnología y analiza sus debilidades

Meredith Broussard.


Meredith Broussard quería ser programadora. Se matriculó en Ciencias de la Computación en la Universidad de Harvard y era una de las únicas seis mujeres de la promoción, pero “el sexismo” la empujó a cambiar de carrera. Hoy es profesora de Periodismo de la Universidad de Nueva York y autora del libro Artificial Unintelligence, en el que describe los problemas de la tecnología y los sesgos raciales y de género que se esconden tras los algoritmos. Broussard critica que el mundo digital está reproduciendo las mismas desigualdades que la vida real y cree que parte del problema son las matemáticas, disciplina en la que se sustenta la programación, que históricamente ha sido liderada por hombres y que poco se ha preocupado por los problemas sociales.

Su lucha es demostrar que los ordenadores no son más objetivos que las personas ni más imparciales por el hecho de que su funcionamiento se base en preguntas y respuestas gestionadas bajo evaluaciones matemáticas. “Nunca va a haber una innovación tecnológica que nos aparte de los problemas esenciales que arrastra la naturaleza humana, por el simple hecho de que sus diseñadores son humanos”, cuenta a EL PAÍS en conversación telefónica desde Nueva York.

Pregunta. ¿Cuál es el principal mal al que nos conduce la tecnología?
La portada del libro que critica la inteligencia artificial.


Respuesta. Un día empecé a darme cuenta de que la forma en la que la gente habla de la tecnología no tiene nada que ver con la realidad. Los estadounidenses son demasiado entusiastas con el uso de aplicaciones en todas las facetas de la vida: la contratación de empleados, la conducción, los pagos o la elección de su pareja. Esa fascinación ha derivado en un diseño muy pobre de la tecnología, donde importa mucho la premura y poco los valores. Si intentamos solucionar los grandes problemas sociales usando únicamente la tecnología, cometeremos los mismos errores que han impedido el progreso y la igualdad. Entender esos límites nos ayudará a tomar decisiones más acertadas y ha llegado el momento de que la sociedad abra el debate de hasta dónde tiene que llegar la tecnología.

P. ¿Qué está fallando desde el punto de vista técnico?

R. Los ordenadores son máquinas que funcionan gracias a millones de cálculos matemáticos que no responden a ningún principio universal o natural, son símbolos que han sido creados por personas y que responden a una construcción social. Son el resultado de millones de pequeñas decisiones tomadas por diferentes ingenieros en determinadas empresas. El día a día está inundado de tecnología, pero las personas no han cambiado. Solo porque los gobiernos compartan sus datos en plataformas abiertas no quiere decir que no haya corrupción. Las nuevas empresas ligadas a la economía colaborativa tienen los mismos problemas laborales que se registraban al principio de la era industrial. Es ingenuo pensar que los datos por sí solos van a solucionar los problemas sociales.

P. ¿Podría poner un ejemplo de esa desigualdad que reproduce el mundo digital?

R. Los algoritmos son un buen ejemplo. En 2016, varios periodistas de ProPublica detectaron que uno de los algoritmos que se estaba usando en el sistema judicial estadounidense no era imparcial y perjudicaba a los afroamericanos. La Policía pasaba un cuestionario a todos los detenidos y sus respuestas se introducían en un ordenador. Un algoritmo llamado Compas usaba toda esa información para predecir la probabilidad de que una persona volviera a cometer un crimen en el futuro, asignándole una puntuación.

Esa puntuación se le pasaba a los jueces para ayudarles a tomar decisiones más objetivas y basadas en datos a la hora de emitir sus sentencias. Con un resultado claro: los afroamericanos eran condenados a penas más largas de cárcel que los blancos. Es fácil observar cómo los creadores de ese algoritmo estaban tan cegados por el poder de la tecnología que no recayeron en el daño que podría causar. Si das por hecho que una decisión generada por un ordenador es más justa e imparcial que la de una persona, dejas de cuestionarte la validez de ese sistema. Tenemos que plantearnos si estamos construyendo un mundo mejor o no.

P. Usted abandonó la carrera de Ciencias de la Computación porque no soportaba el sexismo. ¿Qué situaciones tenía que afrontar?

R. Me cansé de lidiar con el sexismo un día tras otro y me matriculé en Periodismo, donde la desigualdad de género no era tan pronunciada. Esa situación apenas ha cambiado. Si miras los puestos más altos entre los matemáticos verás que no hay mujeres, no porque no sean capaces, sino porque hay estructuras de poder que están manteniendo a las mujeres y a los negros fuera del poder en el escenario tecnológico. Tal y como cuento en mi libro, las STEM (siglas en inglés de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas) se asocian con una cultura de normas masculinizadas. La figura del científico se asocia con una actitud metódica, objetiva, poco emocional o competitiva, características que se asocian con los hombres. No lo digo yo, lo publicaron los investigadores Shane Bench y Heather Lench en 2015. Las mujeres sienten que no pertenecen a esos contextos.

P. Ese sexismo del que habla, ¿podemos encontrarlo también en los algoritmos?

R. En mi libro hablo de un caso concreto. En 2015 varios medios estadounidenses se hicieron eco de un experimento basado en la ciencia de los datos sobre cómo tomar un buen selfi (en español, autorretrato). Se medían aspectos como si la fotografía estaba enfocada o si se cortaba alguna parte del rostro. El investigador que llevó a cabo el experimento, Andrej Karpathy, que en ese momento era estudiante de doctorado en Stanford y ahora jefe de Inteligencia Artificial de Tesla, no se dio cuenta de que la mayoría de las imágenes consideradas como buenos selfis correspondían a mujeres blancas jóvenes.

Karpathy usó como principal indicador para su algoritmo la popularidad de la foto, el número de likes que había generado en las redes sociales. Esa era la métrica para obtener mejor o peor puntuación. Es un error muy común entre investigadores en el campo de la programación: no tienen en cuenta los valores sociales y los comportamientos humanos que hay detrás de sus estadísticas. Este científico de datos creó un modelo con una importante discriminación; daba prioridad a las mujeres blancas y jóvenes que responden a la definición heteronormativa de mujer atractiva.

P. ¿Cuál cree que es la solución para frenar esos sesgos?

R. Es necesario contratar a más personas expertas porque los sistemas totalmente autónomos no son válidos para lidiar con cuestiones sociales. Necesitamos grupos diversos creando tecnología. Puedes mirar a los que lideran las grandes tecnológicas y averiguar su visión de los temas sociales; simplemente no les importan. Mark Zuckerberg aseguró en su declaración en el Congreso que Facebook desarrollaría herramientas de inteligencia artificial para lidiar con esos problemas, pero han sabido de ellos durante años y no han hecho nada. Manipulación política, racismo… Pueden contratar gente suficiente, no será por dinero.

miércoles, julio 11, 2018

La pesadilla de William Blake


El gran triunfo de las máquinas sobre los humanos en el siglo XXI no son las noticias falsas, sino la docilidad con la que nos hemos adaptado a ellas. Lo importante no es decir la verdad, sino que te crean

NICOLÁS AZNÁREZ

William Blake fue hijo y detractor de la Revolución Industrial. El tránsito del siglo XVIII al XIX lo hizo asombrado por la velocidad con la que Europa empezaba a mecanizarse y la rapidez con la que las máquinas comenzaban a desplazar a las personas de sus puestos de trabajo. Como también harían Byron o Shelley, el poeta Blake comenzó una resistencia artística, propiamente romántica, contra la mecanización de Europa, que pronto sería la de Occidente, y que a él le parecía un derrotero nefasto de la civilización.



Veía con toda claridad que entregarse a la industria y al progreso era una opción poco afortunada, y en todo caso pensaba que la revolución de la industria debía tener el contrapeso de una revolución cultural, para que la civilización occidental no quedara atrapada en la pura mecanización, en la producción en masa, en la acumulación de capital, en el progreso a toda costa.

Sin el antídoto de la revolución cultural que intentaron los poetas románticos, el mundo que quedó es precisamente el que tenemos ahora, un mundo cada vez más mecanizado en donde las máquinas no solo siguen desplazando a los hombres, sino que ya las tenemos incrustadas en la rutina cotidiana; no solo hacen buena parte de nuestro trabajo, sino que, además, en el caso de los ordenadores, con la humanidad entera prisionera de sus redes, han conseguido que la ciudadanía piense, opine, se exprese y actúe dentro del marco que establece la máquina.

El ordenador con sus redes hubiera sido, seguramente, la pesadilla más espesa de William Blake; en una sola sesión con esta máquina, el poeta hubiera podido comprobar el triunfo inapelable de la Revolución Industrial y la ingenuidad romántica de su revolución cultural. Además, hubiera podido verificar esa realidad diabólica que los habitantes de este milenio vivimos con una desenfadada normalidad: la máquina que piensa por ti acaba contagiándote su forma de pensar. ¿Cuántas veces al día Google, o Waze, o Shazam, o el iluminado de turno en Twitter, piensa por nosotros?

“Debo crear un sistema o ser esclavizado por el de otro hombre. No me interesa razonar y comparar: lo mío es crear”. Esta idea de Blake es toda una invitación a pensar fuera de la máquina, a desconfiar de la fuente de la que todos abrevan y a crear nuestros propios pensamientos. Las redes sociales han pasado de ser el espejo del mundo a convertirse en su directriz, comenzaron reflejando la vida real y ahora son ellas las que nutren la realidad con sus modos, sus formas y sus tics; es como si el ordenador nos devolviera nuestra propia realidad jerarquizada de otra forma, como si la máquina, como temía el poeta, nos indicara qué pensar y a qué parcela de toda la información que circula de red en red nos está permitido asomarnos.



La brevedad que imponen las Redes ha cambiado ya la manera de comunicarnos

La brevedad que imponen las redes ha cambiado ya, por ejemplo, la manera de comunicarnos con otra persona; la brevedad del whatsapp empieza a desterrar al e-mail, que ya es visto como una no práctica antigualla que venimos arrastrando desde el siglo XX, aunque en su tiempo fue la maravilla hipermoderna que aniquiló las cartas de papel. La secuencia de la carta, el e-mail y el whatsapp es cristalina, e indica que cada vez se escribe menos en mensajes más cortos que llegan más rápido; ya no importan la forma, la sintaxis, ni el estilo, ni la ortografía, lo que importa es que el mensaje, que es invariablemente urgente, llegue rápido, tan rápido que a veces ni siquiera hay que escribirlo, basta con insertar un emoticono. Pero quizá lo que de verdad indica esta secuencia es que la máquina nos señala el camino.

La brevedad en Twitter es imprescindible, la idea que triunfa en esta red social es la que va encapsulada en una frase corta y contundente, y la longitud y la contundencia están por encima de la verdad, un valor que a estas alturas del milenio ya ha perdido un buen porcentaje de su jerarquía. Si la frase es deslumbrante, pero rebasa los 100 caracteres, tendrá menos quórum que una breve, aunque sea opaca; y si lo que se ha tuiteado es un linka un texto largo ya podemos despedirnos de la mayoría de nuestros seguidores.

Los periódicos, uno de los últimos bastiones de la prosa larga, han adoptado ya la frase eficaz de Twitter, la nota condensada y la promiscuidad temática característica de la red social. Los nuevos lectores ya son incapaces de orientarse en las enormes hojas de papel de los periódicos, necesitan la eficacia del link y la velocidad y la ligereza con la que viajan de una noticia a la otra.

En unos cuantos años, la velocidad y la eficacia se han implantado como los valores supremos de nuestro tiempo, se nos inoculan cada vez que dejamos que entre el wifi, y ya han llegado a territorios tan aparentemente ajenos como el del tenis; este deporte ha cedido a la presión, y hoy un tenista, para triunfar, más que talento necesita potencia, resistencia y agresividad, la misma eficiencia que se le exige al tuitero o al periodista o al político para que logren obtener muchos seguidores; porque la máquina nos adiestra cada día con la idea de que el éxito se mide por la cantidad, por el número. En el tenis de este milenio ya no hay espacio para los golpes artísticos, el revés a una mano; la suerte más hermosa de este deporte está en un acelerado proceso de extinción, porque la mayoría de los jugadores eligen el revés a dos manos, que es menos plástico, pero tiene más potencia, es simple y eficiente como un tuit. ¿A quién le importa hacer un golpe bello cuando lo único que importa es triunfar?

¿Y a quién le importa decir la verdad cuando lo único que importa en el siglo XXI es que te crean? El gran triunfo de la máquina sobre nosotros no son las fake news, las mentiras que se multiplican hasta que se convierten en verdad, sino la docilidad con la que nos hemos adaptado a ellas. William Blake, ese poeta que era capaz de vislumbrar el mundo entero en una flor, vería con desconcierto cómo la máquina ha conseguido ya imponernos la brevedad y la velocidad como valores primordiales, y cómo va consiguiendo poner en entredicho la verdad y normalizar la mentira en la vida pública sin que nadie se escandalice. Y, desde luego, no le gustaría nada la devaluación que ha sufrido la palabra, que ya vale poco si no va montada en un tuit.

The Power of Big Data and Psychographics


Cuando Perú humilló a Hitler


En los Juegos Olímpicos de Berlín, en 1936, Perú venció 4-2 a Austria, país de nacimiento del Führer. Luego, la FIFA canceló el partido y el seleccionado sudamericano se retiró de la competición. "La historia de una dignidad", dijo Eduardo Galeano de aquel encuentro.



DIAS FELICES. Perú vivió uno de sus mejores momentos futbolísticos en la década del 30.



Eduardo Galeano -escritor uruguayo, mago de las palabras- se asombró al enterarse de aquella historia. Eran días en los que estaba escribiendo su estupendo libro "Espejos, una historia casi universal". No lo dudó: ese episodio debía ser incluido allí, entre esos textos en los que hablan los que no tienen voz, en los que los callados gritan su verdad mentida por la versión oficial.

Lo retrató así en una entrevista concedida en Uruguay, mientras La Celeste conmovía en el Mundial de Sudáfrica y en su casa de Montevideo un cartelito colgado en la puerta decía "cerrado por fútbol": “Hitler estaba frente al palco, en el sitial de privilegio del estadio en el partido entre Perú y Austria. Perú ganó 4-2 a pesar de que el árbitro, para quitarle disgustos al Führer, anuló tres goles peruanos. Los dirigentes de la época, la FIFA y el Comité Olímpico, se reunieron esa misma noche y anularon el partido. La delegación peruana, ejemplo de dignidad, se retiró de la competencia”. Entonces, también recordó que a aquel equipo sin olvido le decían "El Rodillo Negro", por su condición arrolladora y por el color de la piel de varios de sus integrantes.

El recuerdo de aquel partido en la voz y en las palabras del escritor uruguayo generó un entusiasmo enorme en Perú. Y también cierta polémica. Sucede que en el año 2000, una investigación llevada a cabo por el periodista Luis Carlos Arias Schreiber para la revista Don Balón Perú, señala que el partido fue anulado por la invasión de aficionados peruanos al campo de juego, que estos agredieron a jugadores austríacos y que, para colmo, los dirigentes peruanos llegaron tarde a la reunión a la cual fueron citados para ofrecer su descargo. En definitiva, lo mismo que la FIFA y el Comité Olímpico habían señalado en su momento, allá por 1936, cuando Hitler soñaba un imperio ario y esas dos entidades le dieron la posibilidad de organizar los Juegos Olímpicos. También en 2008, con la misma versión, se publicó el libro "Ese gol existe", editado por Aldo Panfichi y con el sello del Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

Aquel capítulo deportivo que habita en la memoria popular del Perú se disputó en el estadio Hertha, de Berlín, el 8 de agosto de 1936. Los sudamericanos se ganaron un lugar en las semifinales al imponerse por 4-2, luego de un arduo recorrido y tras remontar un 0-2 al cabo del primer tiempo. Pero hubo un reclamo austríaco. Decían ellos que habían sido agredidos por hinchas peruanos que habían invadido el terreno de juego. El detalle, más allá de versión oficial de la FIFA, parece curioso dentro de aquel contexto: en los días de Hitler (nacido en Braunau Am Inn, en tiempos del Imperio Austrohúngaro) aquella osadía de los simpatizantes peruanos se parecía demasiado a un imposible.

Sucede algo contradictorio en la versión oficial de la historia: la denuncia austríaca señala que las agresiones se produjeron entre el final del tiempo reglamentario y el inicio del suplementario. Sin embargo, sus futbolistas participaron del alargue sin quejas. Y en ese lapso llegaron los dos goles de la victoria sudamericana. Pregunta inevitable: ¿por qué no hubo protestas en el momento de las presuntas agresiones?

La FIFA les dio lugar a las broncas austríacas. Se concertó una reunión para las 9 de la mañana del día siguiente. Y según el documento oficial, los dirigentes peruanos llegaron recién a las 11, cuando la sesión ya se había levantado. Sin escuchar la versión de los peruanos, se decretó la repetición del encuentro para el lunes 10 de agosto. Para evitar ese atropello, Perú se retiró de la competición, a pedido de su Gobierno militar, a cargo del general Oscar Benavides. Y Austria accedió a las semifinales, a pesar de la humillación que habían sufrido en el campo de juego. Ya en esa instancia, el país de Hitler venció 3-1 a Polonia. En la final por el oro, Italia le ganó 2-1 en tiempo suplementario y se consagró. Benito Mussolini -líder de Italia- y Hitler, de algún modo, se colgaron las dos medallas más valiosas.

Los años treinta fueron de gloria para el fútbol peruano. Paricipó del Primer Mundial, disputado en Uruguay en 1930; ganó una de sus dos Copas América (en 1939, como local en Lima) y los Juegos Bolivarianos de 1938. Pero aquel partido ante Austria resultó un hito, "la historia de una dignidad", al decir de Galeano. Era la época de "El Rodillo Negro", bautizado como tal en 1935 tras una gira de Alianza Lima por Chile. Inicialmente, era el apodo de la delantera conformada por José María Lavalle, Adelfo Magallanes, Lolo Fernández, Alejandro Villanueva y José Cholo Morales. De ellos, Lavalle, Magallanes y Villanueva eran negros. Los dos últimos estuvieron bajo el cielo de Berlín ante Austria, en nombre de otra epopeya. Entonces, en días de la propaganda nazi, nada podía molestar más que el éxito de ellos en unos Juegos Olímpicos organizados para demostrar la pretendida superioridad aria.

domingo, julio 08, 2018

La potencialidad simbólica de la Marca


Rubén Weinsteiner

La marca es una disparadora de significados a la cabeza de las personas, es la expresión simbólica del producto tangible o del servicio intangible para que la mente del consumidor pueda decidir y operar sobre él.

Si una empresa trata a una marca como un mero nombre, se equivoca. El desafío de la denominación de marca es crear una serie de profundas asociaciones positivas que la reflejen.

Los ejecutivos de Marketing deben decidir en qué punto detienen el desarrollo de la identidad de la marca.

Un error sería promocionar tan solo atributos. Primero, porque el comprador no está tan interesado en atributos como en beneficios. Segundo, porque la competencia puede copiarlos fácilmente. Y tercero, porque los atributos pueden volverse menos deseados en el futuro.

La promoción de la marca en función de un único beneficio también puede tener muchos riesgos. Imaginemos que Mercedes centra su campaña en un único beneficio: Alto Rendimiento. Después otras marcas pueden emerger con mejores rendimientos. O supongamos que los consumidores de autos dejan de darle tanta importancia al alto rendimiento en beneficio de otros atributos. Mercedes necesita la libertad para explotar otros atributos.

Los significados que más perduran de una marca son su valor, su cultura y su personalidad. Mercedes significa alta tecnología, rendimiento y éxito. Mercedes debe proyectar esto en su estrategia de marca. Mercedes debe resistir a la tentación de promocionar un coche barato con el mismo nombre, pues producirá una disolución del valor y la personalidad que ha creado a lo largo de los años."




UN CONJUNTO DE DISCURSOS



La marca es un conjunto de discursos que mantienen entre sí todos los sujetos - individuales o colectivos - que participan de su génesis.

La marca reúne fundamentalmente discursos; es decir, mensajes que se comunican desde todos los lugares posibles de acción de la empresa. Por ende, una marca se expresa desde la publicidad, pero también desde la atención al cliente en la caja y desde lo que un consumidor comenta a otro sobre su experiencia con el producto que representa.

Es una ilusión pensar que lo que la empresa quiere transmitir es siempre lo que el consumidor absorbe y entiende sobre la marca. En verdad, ésta termina siendo el resultado de un conjunto de discursos compartidos, proceso en el cual la formación de su significado no es responsabilidad exclusiva de la empresa, sino, y fundamentalmente, del consumidor que permanentemente está recibiendo y decodificando las comunicaciones que la compañía le hace.

Así entendida la marca, quien se proponga construir una no puede obviar un análisis de sus aspectos estructurales, si lo que pretende es conseguir un éxito de largo plazo



LAS FUNCIONES PRINCIPALES DE LA MARCA



Las funciones de la marca pueden sintetizarse en cinco premisas:
Es el principal patrimonio de las empresas para aplicar estrategias competitivas.
Es un factor fundamental en las negociaciones, particularmente en la lucha por los espacios en los canales de distribución.
Es la imagen visible del producto y de la empresa, y en consecuencia, una destacada herramienta de comunicación.
Tiene vigencia y rentabilidad.
Sintetiza la configuración de variables independientes de la empresa - nombre, símbolo, identidad, carácter, posicionamiento y discurso.




Posicionamiento significa qué lugar, qué posición ocupa una marca en la mente del consumidor, en la mente del no-consumidor, en la mente de Pepe que tiene un almacén en Chascomús, o en la mente del vicepresidente de Carrefour.



Posicionamiento es lo qué tiene la marca Volvo mejor que lo que tiene la marca Ford o la marca Toyota. Entendemos la marca como un significado, como una construcción subjetiva que tiene lugar en nuestra mente. La marca no existe en el mundo de la realidad objetiva, la marca (toda marca) solo existe subjetivamente, como una huella psicológica, como un surco mental, como una realidad inventada. Por ejemplo, una marca que tiene un fuerte posicionamiento es Volvo.



Para casi todos, Volvo es seguridad. Significa seguridad. Es decir, posicionar una marca es lograr que el consumidor (o el comprador) elegido como blanco al que deberá apuntar, asocie la marca a un adjetivo calificador discriminador.



Posicionar una marca es hacer máximo su valor percibido




La marca es el primer avance en la batalla por diferenciarse en la mente del consumidor. Los nombres de marcas son referenciales como Delicity, carentes de significación como Kodak, geográficos como los bancas: Boston, Galicia o Citibank, y hasta transgresores como los conjuntos de rock: Ratones Paranoicos o Redonditos de Ricota.



Algunos señalan que el éxito de un nombre depende del momento oportuno: el primer nombre pega dos veces. Coca Cola fue la primera en bebidas colas, Kodak en fotografías de bajo costo y Xerox en fotocopiadoras. Excelentes productos a nivel tecnológico no superan muchas veces el defecto de nacimiento provocado por la percepción de ser nombres de segunda clase. La margarina probablemente sea siempre un genérico kelper respecto de la manteca. No es casual que Corn Products (Refinerías) designara a sus edulcorantes azúcares de maíz para posicionarlos al mismo nivel que el azúcar de caña.

Como ocurre con las personas, el nombre no lo es todo... pero influye. Sobre todo en el lanzamiento. Sin duda la gloria de Einstein, Edison o Leloir no se vería empañada si sus nombres de pila hubieran sido Tiburcio o Apolonio. Cuando el producto físico logra mostrar sus ventajas carga de significado la marca. Sin embargo, en los momentos iniciales el problema es muy distinto: una marca como Ratisalil pudo desarrollarse en el duro mercado de linimentos musculares, pero le hubiera resultado mucho más difícil en el mercado de alimentos infantiles.



Muchas veces se reduce la importancia estratégica de la marca y se limita el análisis a si el nombre es lindo o feo, ignorando que el tema es más complejo: muchos elementos marcan el posicionamiento, como envases comunicacionales, precio y logos.



En consecuencia, surge claramente la necesidad de trazar una política de marcas que sume a los analizados criterios de: * costo - * sinergia - *riesgo - y los también imprescindibles criterios de: * aval - * especialización - *exclusión.

Solo considerando todos los conceptos simultáneamente, el estratega puede determinar con rigor técnico la necesidad de una divisionalización o la conveniencia de crear una marca institucional.



No importa que se trate de productos masivos o no masivos, tangibles o intangibles, lo cierto es que las compañías del sector informático se preocupan cada vez más por desarrollar eficientes campañas de branding.



En cualquier caso, saben que posicionar los valores de su marca puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Si la marca es una promesa de valor, también es cierto que una marca habla por sí misma, más allá del producto, y esto contribuye a diferenciar a una compañía de sus competidores. Si, además, la marca es un producto, este producto es el único que no puede ser copiado por la competencia. Ese es el argumento base para llevar adelante una buena campaña de branding.

Rubén Weinsteiner

Isaac Ben Israel "Los Estados tienen la capacidad de hackear WhatsApp y Telegram"



Ben Israel es uno de los mayores expertos en ciberseguridad del mundo. Preside la Agencia Espacial israelí.

FOTO: LPO

"Los Estados tienen la capacidad de hackear WhatsApp y Telegram"
Por Nicolás EislerBen Israel es uno de los mayores expertos en ciberseguridad del mundo. Preside la Agencia Espacial israelí.


Por Nicolás Eisler


Isaac Ben Israel es uno de los mayores especialistas en ciberseguridad del mundo y desconfía de las heladeras. En su casa posee un moderno refrigerador de esos que avisan al celular cuando el electrodoméstico se descompone. Por las dudas ya no conversa con su esposa en la cocina. "La tecnología puede ser usada por ‘los malos' no sólo para invadir nuestra privacidad sino también para robarnos plata o para meterse en cuestiones físicas. Es algo que debería preocuparnos", asegura. Ben Israel es el jefe de la Agencia Aeroespacial de Israel y también jefe de estudios de Seguridad de la Universidad de Tel Aviv, que lo trajo esta semana a la Argentina para hablar de ciberseguridad.


-Más allá de la anécdota de la heladera, ¿lo preocupa la relación entre los electrodomésticos y la privacidad de las personas?

-Más bien me refería a lo que llamamos "internet de las cosas". Todos los dispositivos están equipados con chips de computadoras y conectados entre sí. Pueden hablar entre ellos sin la intervención de los seres humanos. Esto va a ser parte de nuestra vida en el futuro, pero estamos muy cerca hoy en día. En los nuevos celulares hay muchas de estas funciones pero aún no esa interconexión. Sí podemos combinar una alarma con el Waze para llegar un lugar a una hora determinada. Waze sabe que, por ejemplo, hay un problema de tránsito y puede despertarte 20 minutos antes para que llegues a la misma hora. Son cuestiones que hacemos que nuestra vida sea más "efectiva".

-¿Por qué lo preocupa entonces?

-Porque puede ser usado por "los malos" no sólo para invadir nuestra privacidad sino también para robarnos plata, o hasta para meterse en cuestiones físicas: alterar las funciones de los autos autónomos o ese tipo de cosas usando cibertectnología. Es algo que debería preocuparnos.

-¿Cómo pueden volverse más seguros los autos autónomos o los aviones autónomos?

-Si tomás un auto normal, sin computadoras, ¿es completamente seguro? No, cada tanto hay accidentes, pero sin embargo seguimos utilizando automóviles. No lo haríamos si la tasa de accidentes fuera muy alta. La gente no pide que los autos sean 100% seguros. Demanda que sean altamente confiables. Ese mismo enfoque tenemos que adoptar con la ciberseguridad: ¿es posible hacer un programa, un auto o lo que sea 100% seguro a prueba de hackeos? No, pero no hay nada en el mundo que sea tan fiable. ¿Es posible hacer algo que sea altamente confiable y que funcione el 99,9% de las veces? Sí. En los años 20 los autos eran muy inseguros, hoy son cada vez más seguros.

En un futuro próximo los dispositivos podrán conectarse entre sí, sin la intervención de los humanos. Eso podría ser usado por los "malos" para robarnos o hasta meterse en cuestiones físicas, como hackeando los autos autónomos.

-¿Es confiable en términos de privacidad usar Whatsapp o Telegram?

-Depende de quién sea tu enemigo. Si es una organización sofisticada como un estado o una gran organización criminal y deciden que sos muy importante para ellos, entonces podrán hackear tu teléfono. No importa si es Whatsapp o Telegram. Si no son tan sofisticados no podrán hakearlo. ¿Usted piensa que la puerta de su casa es imposible de violar? Los ladrones sofisticados van a encontrar la forma de entrar, mientras que los ladronzuelos van a tener problemas. Las aplicaciones de las que hablamos anulan un gran espectro de posibles atacantes, pero no a todos.

-Actualmente las cuentas de correo requieren contraseñas con letras y números, ¿eso las vuelve más seguras?

-Sí. Si quisiera leer sus emails y no tengo su contraseña hay muchas formas de entrar. Una es que una computadora empiece a probar con diferentes series de números y letras. Cuanto más fácil, tardará menos tiempo en quebrarla, cuanto más larga será más difícil de adivinar. Las mayúsculas y números disminuyen la posibilidad de poder entrar. Claro que una súper computadora como las de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) o las de Rusia, pueden quebrar cualquier contraseña.
-¿Por qué es importante la relación entre las ciencias sociales y la ciberseguridad?

-Si uno quiere entender los problemas de cibeseguridad tenés que considerar la psicología de los individuos, comportamientos sociales, asuntos legales. Sin esto no entenderás los problemas de ciberseguridad. Hace 2 años el FBI le pidió a Apple que abriera el Iphone de un terrorista que había realizado un atentado para ver si estaba conectado con otros terroristas. Apple dijo que no porque no pueden revelar la información de sus usuarios.

-¿Y qué ocurrió?

-FBI apeló a la Corte, pero antes de que hubiera una decisión salió en los diarios que había comprado un programa a una empresa israelí que permitía desencriptarlo. Es falso. El FBI podría haber abierto fácilmente el Iphone, pero no están autorizados a revisar las cuentas de los ciudadanos norteamericanos. Sin embargo, un abogado muy astuto encontró una solución: compraron el contenido del Iphone después de que la compañía israelí lo había desencriptado. Al final del día es gente usando computadoras, hay que entender que le molesta a la gente, cuál es su comportamiento. Por eso son importantes las ciencias sociales.

-En Argentina hay algunos "unicornios", pero las empresas de tecnología no san tan florecientes como en Israel. ¿Cómo llegó Israel a ser el país de las startups?

-Empezó por nuestra situación geoestratégica. Somos 6 millones de personas rodeadas por 400 millones de personas que no reconocen el Estado de Israel. Sabíamos que no podíamos sobrevivir desde el punto de vista numérico. La única manera era utilizar nuestra ventaja relativa: la calidad educativa de nuestra gente y los avances ciencia y tecnología. Antes de que Israel fuera independiente ya teníamos universidades. Ciencia y tecnología son las áreas en dónde somos más competitivos.

La mayor parte de nuestra economía está basada en la tecnología. A pesar de que nos autoabastecemos, solamente un 3% de la gente se dedica a la agricultura, ¿por qué? Porque tenemos tecnología muy avanzada.Todos los años hay 1200 nuevas startups y 1000 startups que mueren. Algunas se transforman en pequeñas compañías, otras son más grandes y algunas se convierten en unicornios.

En Israel somos 6 millones de personas, rodeadas por 400 millones que no reconocen nuestro Estado. Sabíamos que no podíamos sobrevivir desde el punto d evista numérico y eso nos llevó a desarrollarnos en ciencia y tecnología.

Somos más fuertes en las áreas que no requieren tanta fuerza de trabajo, no producimos autos por ejemplo. Sin embargo, Intel compró el año pasado una empresa israelí que brinda análisis inteligentes de visión para los autos, en 15 mil millones de dólares. Tenemos industria automotriz, pero no líneas de producción. Nos dedicamos a las pequeñas partes.

-Argentina tiene un gran problema con la inflación. En Israel tenían el mismo problema décadas atrás y lo solucionaron. ¿Cómo hicieron?


-La inflación es como una bola de nieve. Una vez que empieza es difícil pararla. En Israel teníamos un problema con la indexación. Si tenemos un salario de 30 mil pesos que equivalen a 1000 dólares y hay una devaluación del 30%, entonces el salario aumentará a 40 mil porque los productos aumentan. El pan es más caro, la leche es más cara... Los sindicatos son muy fuertes en Israel y reclamaban que los salarios aumentaran y eso provocaba más inflación. Hicimos una especie de contrato social entre el gobierno, empresas y los sindicatos: no más indexación. Pasamos del 100% de inflación en un año al 1%. Es necesario que todas las partes estén de acuerdo y funciona.

-¿Cómo analiza el escándalo de Cambridge Analytica?

-Es otro aspecto del rol de las computadoras en nuestra vida, de las computadoras conectadas. No es un problema de ciberseguridad, no es que alguien haya hackeado una computadora sino que Facebook vendió la información por dinero. Pero podemos pensar cómo Facebook tiene tanta información sobre las personas.

Las redes sociales cumplen con algunas expectativas y por eso las usamos. Eso provoca que Facebook se convierta el dueño de enormes datasets. Con la internet de las cosas este proceso va a ser más profundo: van a saber por ejemplo cuánta leche consumo a la semana. Algunas cuestiones serán positivas, como conocer la relación entre ciertos alimentos y las enfermedades. Pero también puede usarse para malos propósitos como los de Cambridge Analytica. Es como el libro 1984. ¿Qué es legítimo y qué no es legítimo? ¿Es lo mismo el buen uso y el uso legal de algo? Todavía estamos analizándolo y tratando de encontrar una solución.

-En una época donde es tan simple la intervención de las comunicaciones, ¿cómo hace un estado para no invadir la vida de sus ciudadanos?

-En Israel usamos computadoras que analizan flujos de información en la red e identifican las anormalidades (los malware) sin leer el contenido de los mensajes, algo que sería una invasión a la privacidad. El programa, en cambio, analiza el comportamiento de los bits. De esa forma uno puede saber con certeza cuándo se trata de un virus y detenerlo. Si el mismo grupo de bits salta de una computadora a otra y a otra y a otra no necesito saber qué es para estar seguro de que es un virus. No es necesario leer el contenido de los mensajes.


-¿Cuáles fueron las repercusiones de la suspensión del partido entre Israel y la Argentina? La ministra de Cultura publicó unos tweets donde parecía haber bastante enojo.

-Fue una broma. Hay ciertas cuestiones como la ciberseguridad donde somos mejores que la Argentina, en otras la Argentina es mejor que nosotros. Pero si hiciera una lista en la que Argentina es mejor que Israel en la parte más alta de la lista, muy lejos de las otras, pondría al fútbol. No tenemos ninguna chance de ganarles. Mejor relajarse entonces.

Americans Are Having Fewer Babies. They Told Us Why.


Women have more options, for one. But a new poll also shows that financial insecurity is altering a generation’s choices.



By Claire Cain Miller


ImageJessica Boer, 26, kissing her cat Kip at her home in Portage, Mich. Like an increasing number of people in her generation, she does not plan to have children. “Now we know we have a choice,” she said.CreditBrittany Greeson for The New York Times


Americans are having fewer babies. At first, researchers thought the declining fertility rate was because of the recession, but it kept falling even as the economy recovered. Now it has reached a record low for the second consecutive year.

Because the fertility rate subtly shapes many major issues of the day — including immigration, education, housing, the labor supply, the social safety net and support for working families — there’s a lot of concern about why today’s young adults aren’t having as many children. So we asked them.

Wanting more leisure time and personal freedom; not having a partner yet; not being able to afford child-care costs — these were the top reasons young adults gave for not wanting or not being sure they wanted children, according to a new survey conducted by Morning Consult for The New York Times.


About a quarter of the respondents who had children or planned to said they had fewer or expected to have fewer than they wanted. The largest shares said they delayed or stopped having children because of concerns about having enough time or money.


The survey, one of the most comprehensive explorations of the reasons that adults are having fewer children, tells a story that is partly about greater gender equality. Women have more agency over their lives, and many feel that motherhood has become more of a choice.


But it’s also a story of economic insecurity. Young people have record student debt, many graduated in a recession and many can’t afford homes — all as parenthood has become more expensive. Women in particular pay an earnings penalty for having children.

“We want to invest more in each child to give them the best opportunities to compete in an increasingly unequal environment,” said Philip Cohen, a sociologist at the University of Maryland who studies families and has written about fertility.

At the same time, he said, “There is no getting around the fact that the relationship between gender equality and fertility is very strong: There are no high-fertility countries that are gender equal.”


The vast majority of women in the United States still have children. But the most commonly used measure of fertility, the number of births for every 1,000 women of childbearing age, was 60.2 last year, a record low. The total fertility rate — which estimates how many children women will have based on current patterns — is down to 1.8, below the replacement level in developed countries of 2.1.

The United States seems to have almost caught up with most of the rest of the industrialized world’s low fertility rates. It used to have higher fertility for reasons like more teenage pregnancies, more unintended pregnancies and high fertility among Hispanic immigrants. But those trends have recently reversed, in part because of increased use of long-acting birth control methods like IUDs.

In the Morning Consult and Times survey, more than half of the 1,858 respondents — a nationally representative sample of men and women ages 20 to 45 — said they planned to have fewer children than their parents. About half were already parents. Of those who weren’t, 42 percent said they wanted children, 24 percent said they did not and 34 percent said they weren’t sure.


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One of the biggest factors was personal: having no desire for children and wanting more leisure time, a pattern that has also shown up in social science research. A quarter of poll respondents who didn’t plan to have children said one reason was they didn’t think they’d be good parents.

Jessica Boer, 26, has a long list of things she’d rather spend time doing than raising children: being with her family and her fiancé; traveling; focusing on her job as a nurse; getting a master’s degree; playing with her cats.

“My parents got married right out of high school and had me and they were miserable,” said Ms. Boer, who lives in Portage, Mich. “But now we know we have a choice.”


She said she had such high expectations for parents that she wasn’t sure she could meet them: “I would have the responsibility to raise this person into a functional and productive citizen, and some days I’m not even responsible.”

This generation, unlike the ones that came before it, is as likely as not to earn less than their parents. Among people who did not plan to have children, 23 percent said it was because they were worried about the economy. A third said they couldn’t afford child care, 24 percent said they couldn’t afford a house and 13 percent cited student debt.

Financial concerns also led people to have fewer children than what they considered to be ideal: 64 percent said it was because child care was too expensive, 43 percent said they waited too long because of financial instability and about 40 percent said it was because of a lack of paid family leave.

Women face another economic obstacle: Their careers can stall when they become mothers.

This spring, Brittany Butler, 22, became the first person in her family to graduate from college, and she will start graduate school in social work in the fall. She said it would probably be at least 10 years before she considered having children, until she could raise them in very different circumstances than in her poor hometown neighborhood in Baton Rouge, La.

She admits being “a little nervous” that it may become harder to get pregnant, but she wants to pay off her student loans and, most of all, be able to live in a safe neighborhood.

“A lot of people, especially communities of color, can’t really afford that now,” she said. “I’m just apprehensive about going back to poverty. I know how it goes, I know the effects of it, and I’m thinking, ‘Can I ever break this curse?’ I would just like to change the narrative around.”

Starting a family used to be what people did to embark on adulthood; now many say they want to wait. Last year, the only age group in which the fertility rate increased was women ages 40 to 44. Delaying marriage and birth is a big reason people say they had fewer children than their ideal number: Female fertility begins significantly decreasing at age 32.


David Carlson, 29, graduated from college in 2010, when the job market was still rough. He and his wife had $100,000 in undergraduate debt between them. They both work full time — he in corporate finance and she in counseling — but they don’t yet feel they can take time away from their careers.

“Wages are not growing in proportion to the cost of living, and with student loans on top of that, it’s just really hard to get your financial footing — even if you’ve gone to college, work in a corporate job and have dual incomes,” said Mr. Carlson, who lives in Minneapolis and writes a personal finance blog for millennials.

He said they’d consider adoption if they decided to have children but had waited too long. Another option for having children later in life is egg freezing. Only 1 percent of female survey respondents said they had frozen their eggs — but almost half said they would if not for the cost.

Researchers say the United States could adopt policies that make it easier for people to both raise children and build careers. Government spending on child care for young children has the strongest effect. Policies that encourage parents to share child care help, too. Germany and Japan have used such ideas to reverse declining fertility.

High employment among women and high fertility don’t have to be in conflict, but they will be without such policies, said Olivier Thevenon, an economist studying child and family policies at the Organization for Economic Cooperation and Development.

“Whether the young generation will catch up later is not certain,” he said, “but will depend on their capacity to combine work and family.”