martes, noviembre 19, 2013

Todo empezó con el marketing





 Por Rubén Weinsteiner para ADN

Ahora que se debate si salir a endeudarse, o no, conviene tener presente como construcción de sentido, que este discurso, esgrimido por operadores, periodistas, lobbistas y economistas, se constituye fundamentalmente en un corporizador de estrategias de empresas , con el objeto exclusivo de hacer negocios. No hay ahí ningún interés ni preocupación por lo colectivo, lo nacional ni la otredad, es solo marketing.
Como ejemplo del condicionamiento terminal que ejerce el endeudamiento sobre nuestros países de Latinoamérica, tomé para analizar, un período de 8 años 1979-1987, durante ese período América latina destinó el 5% de su PBI para pagar deuda y aún así la deuda creció un 230%.

En 1979 la deuda latinoamericana representaba el 37% del producto, en 1987 el 60%.

Vamos a los casos:

En 1978 Brasil debía 52.187 millones de dólares, entre 1979 y 1987 Brasil pagó 88 mil millones de dólares (solo en concepto de intereses), y en 1987 debía 121 mil millones de dólares. Brasil pagó una vez y media su deuda y termino el período con una deuda superior al doble de su deuda original.
Argentina debía en 1978 13 mil millones de dólares, en el período 79/87 pagó 36 mil millones de dólares (solo en concepto de intereses) , y en 1987 debía 51 mil millones de dólares. Argentina pagó 2,76 veces su deuda y terminó debiendo casi cuatro veces lo que debía al comienzo.
México en 1978 debía 35 mil millones de dólares, entre 1979 y 1987 pagó 65 mil millones de dólares (solo en concepto de intereses) . En 1987 debía 105 mil millones de dólares. Pagó 1,8 veces su deuda, y terminó debiendo el triple.
Perú debía en 1978, 9 mil millones de dólares. Entre 1979 y 1987 pagó 8 mil millones de dólares (solo en concepto de intereses), al final del período debía 15 mil millones de dólares.
El caso más interesante es el de Venezuela, único país que pagó, además de los intereses, capital. En 1984 Venezuela debía 34 mil millones de dólares, En los 5 años subsiguientes pagó 8 mil millones de capital y 16 mil millones de intereses. En total pagó 25 mil millones de dólares. Después de este tremendo esfuerzo, en 1988 Venezuela debía 32 mil millones de dólares.

El marketing financiero encarna estrategias diversas para facilitar negocios a determinados grupos. Bernardo Neustadt en los 80, insistía en lo bien que funcionarían los servicios en caso fueran privados. Si le pasamos los videos de Neustadt a alguien que nació en 1994, cuando ya estaban hechas todas las privatizaciones, y que hoy tiene 19 años, usa celulares, es cliente de Edesur,  viaja en tren y vio lo que pasó con Aerolíneas o Repsol, solo entendería el video, si le explicamos que Neustadt cobraba mucha plata por decir lo que doña Rosa veía por TV y escuchaba por radio. Era marketing, no un estudio científico.
La crisis global por la que atraviesa fundamentalmente Europa, resignificó para muchos los conceptos de “ajuste”  y “disminución del gasto público”,que tuvieron una valoración muy positiva en los noventa. Hoy ajustar y disminuir el gasto remite a significados de valoración negativa. Sin embargo no se ha modificado el significado del concepto “endeudarse”. Una de los ejes fundamentales del discurso de sectores importantes de poder, es la crítica a no endeudarse y que como correlato de esa actitud se aumente la presión fiscal.
Si sumamos la valoración positiva del endeudamiento, a la tentación a obtener fondos y bajar tensiones en el corto plazo, y no tener que pelearse con nadie para  ver de donde sale la plata para pagar lo que tenemos que pagar, no resulta difícil hacer prognosis.
La plata siempre te la ofrecen cuando sobra, cuando esta barata, cuando hay poca y las tasas son altas, no se la prestan a Latinoamérica. No tomamos deuda cuando queremos o necesitamos, sino cuando los mercados necesitan que tomemos.
Muchos operadores, algunos de ellos que han pasado por la universidad y estudiaron economía, citan y con razón a las principales calificadoras de riesgo que mandan a marzo a la Argentina en las calificaciones. Si no te endeudás tu calificación de riesgo siempre será baja. Los que pagan siempre el pago mínimo con la tarjeta, tienen más y mejor crédito que los que pagan todo, o los que no tienen tarjeta. A los bancos les conviene que debas, no que pagues o que no tomes créditos.
Si mañana el gobierno saliera a buscar deuda y contratara consultoras y bancos para ese fin, las calificaciones de Argentina se volverían primero buenas, luego muy buenas y en pocas semanas,  excelentes como en los noventa y hasta septiembre del 2001 inclusive.
Los créditos del Banco Mundial que se tomaron en los 80 y 90, eran todos, para fines específicos, rutas, gas, obras hidráulicas, etc. Sin embargo una vez obtenido el crédito se usaba para tapar agujeros. Para que tomar deuda  sea conveniente, la tasa de generación de valor de lo que hacemos con los fondos, debería ser mayor que la tasa de interés.

A las épocas de dinero abundante y barato le suceden épocas de dinero caro y escaso. Cuando la tasa sube y el dinero se hace escaso, los banqueros se toman el avión piden las cuentas del deudor y te dicen: “mudate a una casa donde pagues menos expensas, vendé el auto que te trae muchos gastos, sacá a tu hijo del club que la cuota es muy alta, pará de comer carne, el arroz es muy rico, no te vayas de vacaciones y fijate de conseguir un trabajo los fines de semana”.
Los que corporizan estrategias para instalar el clima pro endeudamiento ganan mucha, pero mucha plata. Son periodistas, consultores, banqueros, que se dedican al marketing.
Los argumentos son muchos e interesantes, “no se puede seguir echando mano a las reservas, es peligroso que las reservas bajen” y por el otro se critica el cierre a importaciones que requieren de esos dólares que constituyen las reservas, “no hay peligro ya que la ratio deuda-PBI es baja” o  “las tasas hoy están extraordinariamente bajas”.
Los noventa evaluados en retrospectiva, nos ayudaron a pensar la economía y diferenciar realidad de marketing. Marketing que se pagaba con  comisiones de hasta 50 millones de dólares por cada refinanciación en la era Cavallo, comisiones de los Bancos y fees de empresas a lobbistas que  se constituían en el  verdadero “para qué” del marketing de “salgamos a endeudarnos”.
 
Rubén Weinsteiner

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