lunes, diciembre 09, 2013

Alberto Methol Ferre, un renacentista en el siglo XX

Alberto Volonté

Methol fue antes que nada un creativo. Un creador intelectual. Un pensador generador de ideas y conceptos sin otro antecedente ni fuente que su espíritu humanista.

Como buen renacentista no solo nos lego las obras por el creadas, sino también que nos tradujo enriquecido el pensamiento hasta ese tiempo conocido. Methol siempre cito sus fuentes ya fueran ellas Felipe Herrera, Ratzell o Carl Smith. Tuvo la sabiduría de - leyendo todo - solo contarnos lo esencial a través de sus interpretaciones incomparables. En muchos casos, al transmitirnos ideas surgidas de las ilustres fuentes que consultaba, el las hacia aparecer con mayor brillo y le daba al autor - a veces -  trascendencia superior a la que en si revestía. Pensador ecuménico si entendemos por ecumenismo la suma de diversas culturas por diferentes que fueren. No fue un profesor de filosofía, el era un filosofo sin necesidad de haber abordado la disciplina para conocer y desarrollar la misma. No fue un historiador, pero sin duda conocía la historia en su conceptualidad mas profunda y se constituyo en un intérprete de la misma sin igual. Le preocupo el presente, pero la fuerza de su inteligencia lo impulso a descifrar el futuro. Al decir del Profesor Gerardo Caetano, Methol fue un profeta, pues su visión del porvenir nos advertía de las acechanzas y nos hacía las recomendaciones para llegar al mañana sin cometer errores del pasado. Enamorado de la política encontró en la geopolítica la disciplina imprescindible para comprender desde el pequeño espacio donde nació la dimensión de su continente. Lo vio y lo proyecto como una unidad de razas, costumbres, tradiciones y culturas atravesadas de lado a lado por el cordón de la hispanidad. La geopolítica le permitió definir claramente el concepto de frontera, la larga mirada a través de los mares y los océanos sin perder la comprensión del giro que nos permite ver nuestro interior, nuestra tierra.
No fue ni socialista ni capitalista. Ni de izquierda ni de derecha. Fue un católico de fe profunda a la que llego por la razón, como su admirado Chesterton, como Santo Tomas. La universalidad de la religión que abrazo le dio la mirada totalizadora y sus principios humanísticos cristianos lo comprometieron con las causas populares. A su formación, erudición, sumo  su inteligencia creadora y todo lo puso al servicio de la integración latinoamericana y muy especialmente sudamericana. Fue profundamente uruguayo - oriental. Al punto que no se resigno a pensar en su "parroquia", la proyectó al arzobispado, camino al cardenalato, pues quería que su patria adquiriera la dimensión que solo da la integración para que nuestro "espacio" se ampliara en busca de un destino superior.  Demostró que siendo un país chico podíamos adquirir dimensión continental si comprendíamos que solo a través de la integración, sin perder nuestra esencia nacional, nos proyectábamos hacia un futuro promisor. Para Methol la integración no era solo una respuesta a intereses políticos económicos y/o comerciales. La integración la conceptualizaba dentro de la filosofía por ser una forma de vida o tal vez de supervivencia, en un mundo que cada vez deja menos espacio a los débiles, a los solitarios y a los que no han comprendido donde esta el mejor camino para encontrar el bienestar de los pueblos.
Dio la solución para reparar los infames desprendimientos que hicieron del continente sudamericano un conjunto de naciones independientes en muchos casos al servicio de los intereses imperiales de la época. La corona portuguesa por un lado y la española por el otro dio la dimensión continental a sus respectivas colonias. A la corona portuguesa la sucedió el imperio de Brasil y a este la Republica Federativa del Brasil, unidad de lógica envidiable que le permite al país hermano tener una dimensión de estado - nación de primer nivel y la ubica con las mejores posibilidades para ser líder del estado continental sudamericano.
Methol no pide renunciar a soberanías innegociables. Si demuestra que la soberanía y la libertad de un país - grande o chico - queda blindada ante las acechanzas de un mundo globalizado si logramos construir una supra soberanía continental que armonice el interés particular con el de los otros hasta encontrar el interés común. Cada nación debe preservar el espacio soberano imprescindible para alimentar nuestro SER y sumarlo al gran SER común que es el estado continental.
"Los Estados Continentales y el MERCOSUR"
Methol, con la sencillez que solo tienen los espíritus superiores, limito su trabajo a una trasferencia de conocimientos a los funcionarios del servicio exterior uruguayo. La profesionalización de nuestro servicio exterior la considero el instrumento básico en la búsqueda y construcción del interés nacional. Le encarga al servicio exterior redimensionar el "espacio" ideal para alcanzar una dimensión más allá de nuestras fronteras. El supremo interés nacional es asegurar a nuestro pueblo un lugar en el continente primero y en el mundo después para todos sentirnos participes y actores del nuevo "espacio" que solo la integración nos permitirá.
Cabe entonces preguntar si los uruguayos hemos sabido darnos una política exterior de estado.
1)   La política exterior debe estar determinada y definida por el interés nacional.
2)   Debemos entonces ponernos de acuerdo en cual es nuestro interés nacional. Aun no hemos encontrado la forma de definirlo y en el coincidir.
a)    Hay quienes entienden que el interés nacional gira pura y exclusivamente en nuestro comercio muy especialmente nuestro comercio exterior y en consecuencia en nuestra economía.
b)   Otros creemos que el interés nacional debe proteger nuestro comercio y nuestra economía pues ella es una respuesta directa a la necesidades del pueblo pero debemos comprender que no puede el interés nacional limitarse a los meros intereses materiales y si superar los mismos potenciando la "ampliación de nuestro espacio" para al ampliarnos a través de la integración y adquirir la dimensión que nos permita participar de un mundo globalizado que solo reconoce grandes bloques y no individualidades nacionales
3)   Las dos posiciones que anteceden en busca de encontrar un único interés nacional las podemos sintetizar si entendemos que nuestro comercio exterior adquirirá la dimensión necesaria para convertirse en el eje del desarrollo nacional si somos actores en la construcción de la integración política y no quedarnos en el mero intercambio de bienes y servicios.
El Maestro Profesor Carlos María Velazquez redactaba que Luis Alberto de Herrera desarrollaba su concepto de una política exterior de estado para nuestro país a través de círculos que con la imagen de la flor unida del corazón a los pétalos a partir del primer interés que es el nacional. En consecuencia definido el interés nacional debemos compatibilizarlo con Argentina y Brasil, únicos estados con quien tenemos frontera. Junto a ellos Paraguay y Venezuela consolidar el MERCOSUR para que este sea la columna de mayor solidez de la UNASUR. Debemos cuidar el cumplimiento de los objetivos comerciales para lo cual la unión regional y continental del conocimiento, las tecnologías sean compartidas.
El interés nacional no puede constituirse desde las ideologías y mucho menos desde los partidos políticos de cada uno de los integrantes. El interés, el sano interés une siempre a todos los integrantes de una comunidad. La prosperidad no la podemos medir a través de una clase o grupo sino la respuesta de crecimiento de un país que solo crece si la calidad de los ciudadanos que lo integran crece en la misma proporción para todos. La integración debe ser la primera respuesta a la desocupación. La integración debe asegurar trabajo digno pues solo a través de el entramos en el intangible espacio del desarrollo humano. Methol no veía en la integración o en el estado continental resultante de la misma un centro de poder geográfico, si lo quería en la misma medida que este se convertía en la mejor herramienta para asegurar la mejor calidad de vida a los pueblos.
La industrialización, la industria nacional insustituible fuente de trabajo debe relacionarse con nuestro comercio exterior y nuestras exportaciones. No alcanza solo un mercado interno por amplio que este sea. Debemos integrarnos a través de cadenas productivas y así lograr una sociedad industrial abarcatiba de todos los países que integran la región, pues la industria no solo asegura puestos de trabajo sino que exige servicios de alta calidad y estos reclaman una sociedad capaz de integrarse a lo mejor del conocimiento internacional y de la ciencia y la tecnología de ultima generación.

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